sábado, 2 de abril de 2016

EROTISMO Y PODER


CINCO ESQUINAS
Mario Vargas Llosa
Editorial Alfaguara
1ª. Edición, marzo de 2016.
314 pp. $299

 


            En Cinco esquinas Chabela, esposa del abogado Luciano debe quedarse a dormir en el lujoso departamento de su amiga Marisa, cuyo esposo, el empresario Enrique, anda de viaje. No alcanzaría a llegar a su casa debido al toque de queda, ya que estamos en la Lima de tiempos de Alberto Fujimori. Este impedimento hará que por la noche, en la cama, ambas mujeres descubran que se atraen y lleguen a la relación lésbica. Igualmente, al empresario Enrique, pocos días después, recibirá la visita del director de un seminario amarillista donde le muestra unas fotos donde aparece en diversas posiciones sexuales altamente comprometedoras con unas prostitutas que no publicará a cambio de que invierta en su publicación.
 


            Más tarde, este chantajista aparecerá molido a golpes el mismo día en que las fotos han salido a la luz pública provocando diversas reacciones entre las clases sociales. La reportera del semanario a la cual apodan La retaquita teme por su vida. Y en esas calles barriobajeras de Lima también anda el recitador Juan Peineta (ya al borde de la demencia senil porque se ha vuelto olvidadizo), luego actor de televisión, cuya carrera fue aplastada por influencia del director de ese periódico nefando. Y todos estos personajes convergerán en sus distintos destinos a causa de un personaje político, poderoso y corrupto, operador perverso del presidente de la nación.




            En una novela magistral, resumen de sus anteriores obsesiones y temáticas, el octogenario Vargas Llosa vuelve al erotismo como parte de la existencia. Erotismo (en su tono curioso) que dará pie a las conductas sexuales ocultas de los miembros de la clase privilegiada: el lesbianismo, los tríos. Erotismo (en su tono pornográfico) como causante de la desgracia de esos mismos personajes: la orgía patrocinada. Erotismo (en su tono morboso) cuando las circunstancias hacen que pobre domine al rico: una masturbación en la cárcel. Erotismo (en su tono exacerbado) cuando las cosas han vuelto a su nivel y la vida sigue intocada porque el escándalo existe hoy y mañana lo sustituirá otro. Alrededor de este erotismo se encuentra el factor político: finalmente es el poder que todo maneja.
 


            Lo que distingue a Vargas Llosa es su impecable narración. Siempre bien sostenida, nunca llegando al exceso, con descripciones precisas y manteniendo el interés del lector para saltar al siguiente capítulo. En uno de ellos mezcla voces distintas para ir resumiendo, adelantando y dando avance al cierre, de todos los hechos que se han contado. Y nunca es complaciente. Alrededor de toda esta narración se encuentra la radiografía de un país, la alegoría de la corrupción, el abuso del poder que maneja a las personas como moscas, aunque se llegue a lo que denomina un inquisitivo y cuestionado final feliz: eso sí, bastante erótico. Altamente recomendable su lectura.