CINCO ESQUINAS
Mario Vargas LlosaEditorial Alfaguara
1ª. Edición, marzo de 2016.
314 pp. $299
En Cinco esquinas Chabela, esposa del abogado Luciano debe quedarse a
dormir en el lujoso departamento de su amiga Marisa, cuyo esposo, el empresario
Enrique, anda de viaje. No alcanzaría a llegar a su casa debido al toque de
queda, ya que estamos en la Lima de tiempos de Alberto Fujimori. Este
impedimento hará que por la noche, en la cama, ambas mujeres descubran que se atraen
y lleguen a la relación lésbica. Igualmente, al empresario Enrique, pocos días
después, recibirá la visita del director de un seminario amarillista donde le
muestra unas fotos donde aparece en diversas posiciones sexuales altamente
comprometedoras con unas prostitutas que no publicará a cambio de que invierta
en su publicación.
Más tarde, este chantajista
aparecerá molido a golpes el mismo día en que las fotos han salido a la luz
pública provocando diversas reacciones entre las clases sociales. La reportera
del semanario a la cual apodan La
retaquita teme por su vida. Y en esas calles barriobajeras de Lima también
anda el recitador Juan Peineta (ya al borde de la demencia senil porque se ha
vuelto olvidadizo), luego actor de televisión, cuya carrera fue aplastada por
influencia del director de ese periódico nefando. Y todos estos personajes
convergerán en sus distintos destinos a causa de un personaje político,
poderoso y corrupto, operador perverso del presidente de la nación.
En una novela magistral, resumen de
sus anteriores obsesiones y temáticas, el octogenario Vargas Llosa vuelve al
erotismo como parte de la existencia. Erotismo (en su tono curioso) que dará
pie a las conductas sexuales ocultas de los miembros de la clase privilegiada:
el lesbianismo, los tríos. Erotismo (en su tono pornográfico) como causante de
la desgracia de esos mismos personajes: la orgía patrocinada. Erotismo (en su
tono morboso) cuando las circunstancias hacen que pobre domine al rico: una
masturbación en la cárcel. Erotismo (en su tono exacerbado) cuando las cosas
han vuelto a su nivel y la vida sigue intocada porque el escándalo existe hoy y
mañana lo sustituirá otro. Alrededor de este erotismo se encuentra el factor
político: finalmente es el poder que todo maneja.
Lo que distingue a Vargas Llosa es su
impecable narración. Siempre bien sostenida, nunca llegando al exceso, con
descripciones precisas y manteniendo el interés del lector para saltar al
siguiente capítulo. En uno de ellos mezcla voces distintas para ir resumiendo,
adelantando y dando avance al cierre, de todos los hechos que se han contado. Y
nunca es complaciente. Alrededor de toda esta narración se encuentra la
radiografía de un país, la alegoría de la corrupción, el abuso del poder que maneja
a las personas como moscas, aunque se llegue a lo que denomina un inquisitivo y
cuestionado final feliz: eso sí,
bastante erótico. Altamente recomendable su lectura.
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