SIDNEY
2022. Dir. Reginald Hudlin.
===Este interesantísimo documental permite conocer la vida y
trayectoria del actor Sidney Poitier (1927 – 2022) y define su posición como
personaje revolucionario al negarse a interpretar los mismos roles que hasta su
debut cinematográfico se asignaban a los actores de color. A lo largo de
entrevistas realizadas con el paso de los años, se va reconstruyendo una vida
que comenzó en su país natal, Las Bahamas, como niño nacido prematuramente, al
cual se le auguraba una muerte segura. Su madre no lo aceptó y puso tanto
cuidado que el niño creció sano, dentro de un ambiente familiar que le enseñó
valores fundamentales, sobre todo, la dignidad. De su paso hacia Miami, donde
conoció lo que era la realidad racista, pasó a Nueva York donde aprendió a leer
y a conquistar su anhelo por ser actor, hasta que un golpe de suerte le permitió
ser contratado para la Fox, donde debutó profesionalmente en “El odio es ciego”
(No Way Out. 1950. Dir. Joseph L. Mankiewicz), donde interpreta a un joven médico
quien es amenazado por un delincuente racista quien le culpa por la muerte de
su hermano.
Sidney Poitier y Richard Widmark en "El odio es ciego" (1950)
===Así inició su carrera fílmica. Poitier, más adelante, no
aceptó los roles usuales donde el actor negro era reducido a personaje servil o
cómico, (y el documental muestra a Stepin Fetchit y Mantan Moreland, como secundarios
y ridículos en diversas películas). Por eso, podemos verlo en papeles dignos en
“Semilla de maldad” (1955) o “Sangre sobre la tierra” (1957), pero la cinta que
le trajo popularidad y permitió que los diferentes públicos lo aceptaran se dio
en “Fuga en cadenas” (The Defiant Ones, 1958. Dir. Stanley Kramer), que le
valió una nominación al Óscar, pero no fue hasta 1963 que lo ganaría por “Una
voz en las sombras” (Lilies of the Field. Dir. Ralph Nelson), siendo el primer
actor estelar en ganarlo (Hattie McDaniel lo había ganado en 1939, en otro
contexto, por el rol de esclava sumisa, cómica y dramática, en “Lo que el
viento se llevó”, como rol secundario).
Sidney Poitier y Tony Curtis en "Fuga en cadenas" (1958)
===Así continúa por dos horas esta historia de vida, sus
relaciones amorosas, familiares. Su involucramiento en la lucha por los
derechos civiles. Su año milagroso, 1967, al filmar películas muy taquilleras
que le dieron, formalmente, su estatus como estrella de cine: el público, en el
mundo, buscaba las películas de Sidney Poitier. Sin embargo, el documental se
erige como monumento de adoración a una gran figura, dejando de lado otras
cuestiones y contextos. En los años en que salieron “Al calor de la noche” (In
the Heat of the Night. 1967. Dir. Norman Jewison) o “¿Sabes quién viene a
cenar?” (Guess Who’s Coming to Dinner. 1967. Dir. Stanley Kramer), la misma
comunidad intelectual de color (así como la blanca) lo catalogó como mero
instrumento de la sociedad hegemónica para calmar las conciencias. La realidad,
a su alrededor, no había cambiado: se mantenía el racismo y la intolerancia. Ahora
se alaba la audacia de mostrar a un negro abofeteando a un supremacista blanco,
o a un negro besarse con una joven blanquísima, pero el personaje era un
detective orgulloso de Nueva York o profesionista rico y distinguido, respectivamente,
modificando circunstancias y creando la ilusión cinematográfica. Además,
Poitier era un negro de facciones finas, atractivo.
Sidney Poitier y Katharine Houghton en
"¿Sabes quién viene a cenar?" (1967)
===Por otro lado, el documental no profundiza en su larga relación
extramarital con la actriz Diahann Carroll, que le llevó a un divorcio, protegiendo
así su imagen. Tampoco menciona que en su etapa como director colaboró y
promovió al también popularísimo, entonces, Bill Cosby, en 4 películas. Durante
el documental aparecen las seis hijas de Poitier, producto de sus dos
matrimonios, pero es hasta casi el final cuando se le da cuadro a Joanna
Shimkus, actriz canadiense, blanca, quien sería su segunda esposa.
Sidney Poitier y Rod Steiger en "Al calor de la noche" (1967)
===Como documento visual y testimonial de una época y de un
actor pionero por su relevancia racial, estamos ante una propuesta de gran
interés, homenaje y culto a la personalidad de todo un personaje. No obstante,
la cultura de cancelación, los temas delicados interraciales, el oportunismo
político y social de estos tiempos, hace que se sienta limitado y ligero en sus
alcances: es la visión racial desde una posición de privilegio.
El director Reginald Hudlin