sábado, 2 de septiembre de 2023

DESCUBRIR EL DOLOR

TÓTEM
2023. Lila Avilés.

                  Al inicio de la cinta, la pequeña Sol está sentada sobre el excusado del baño de un restaurante, junto con su madre quien le está contando una historia fragmentada: “y es entonces cuando ella le canta al cielo”, a lo que la niña pregunta “¿es entonces cuando la matan?”. Es el prólogo antes de que la mujer la deje en casa del abuelo, donde están sus tías Nuria y Alejandra, quienes preparan el festejo para celebrar el cumpleaños de Tonatiuh, padre de Sol, quien está enfermo y en esa casa vive al cuidado de la enfermera Cruz, mientras su madre Lucía, actriz, va a dar funciones al teatro. Durante el día, Sol será testigo de diversos hechos y costumbres de su familia: Nuria está al pendiente de la comida y de la preparación del pastel de cumpleaños. Alejandra se pinta el cabello, recibe a una curandera para que “limpie” a su casa de malos espíritus. El abuelo, psicólogo, atiende a una llorosa paciente. Sol pasa el tiempo queriendo ver a su padre, mientras deambula por el patio, juega con insectos, se apoltrona entre cojines para sentirse aislada, hasta que llega la noche y la fiesta.

         En su segundo largometraje, la propositiva Lila Avilés ("La camarista" 2018), nos mete al mundo cotidiano de una familia clase media, a través de los ojos de una niña que apenas va comprendiendo la realidad de vida y muerte. Sus tías discutirán por cuestiones de dinero o problemas personales. El abuelo pasa el tiempo, fuera de la atención de su paciente, podando un mediano bonsái, como árbol de la vida, que será un regalo para Tona, como le llaman cariñosamente al hijo, hermano, esposo. Luego está la insólita presencia de la curandera que garantiza que el lugar se encuentre libre de malos presagios. La atenta Cruz no le permite a Sol que vea a su padre todavía (personaje al cual se ve hasta la mitad de la cinta), ya que no está listo: todo ello hace que Sol se la pase atestiguando el entorno. Más tarde, empiezan a llegar los parientes e invitados, lo mismo que la madre de Sol.


         Entonces, las cosas cambian, empiezan los saludos, los recuerdos, los comentarios. A Sol, un tío le regala un pez en bolsa de plástico, y la gente se reúne en el patio para la cena. En la fiesta, hay un extraño sentimiento de ambigüedad: al mismo tiempo que se celebra la vida, con recuerdos y anécdotas del pasado de Tona, hay discursos que van de lo filosófico a lo superficial, como si fueran obituarios adelantados. Algunos invitados conocen apenas a otros. La gente se ha reunido para festejar otro año de vida de Tona, que bien podría ser el último. Esto lo percibe Sol, quizás recordando el cuento que le contó su madre al inicio: que cuando se canta es para el momento previo a la muerte. Y hay una secuencia de abrazo y entrega entre padre, madre e hija, donde Lucía le entrega un regalo a Tona como símbolo de esperanza y futuro: ahí es donde el espectador se da cuenta del tótem familiar, de que el anhelo de todos reside en el deseo de que la vida siga igual, como antes de la enfermedad.

         Lila Avilés ha logrado conformar a un conjunto de espléndidos actores, a los cuales mueve con un ritmo incesante y un equilibrio constante, en perfecta sincronía unos con otros. Todo sucede como la vida misma. La asombrosa Naíma Sentíes, como Sol, logra secuencias de gran emotividad, sobre todo, cuando se da cuenta de que le cantamos al cielo antes de que nos quedemos con un espacio vacío. Ganadora del premio del Jurado Ecuménico en Berlín 2023, además de otros galardones a la mejor dirección, “Tótem” es una delicada mirada al descubrimiento del dolor.

La directora Lila Avilés



viernes, 1 de septiembre de 2023

HERMANAS EN CONFLICTO

LOS BUENOS MODALES
2023, España. Dir. Marta Díaz de Lope Díaz.

         En el prólogo de esta divertida comedia humana se parte de un hecho triste: Rosario (Elena Irureta, maravillosa) y su hijo Roberto llegan al entierro de alguien, para ser rechazados por la doliente Manuela (Gloria Muñoz, deliciosa) y su hija Mónica (Inma Cuesta). Pasan ocho años y la acción ahora se centra en dos sirvientas: Trini (Pepa Aniorte) quien cuida al pequeño Daniel, del que luego sabremos que es nieto de Manuela, y Milagros (Carmen Flores Sandoval) quien cuida a Carmen, nieta de Rosario. Un viaje al parque hace que los niños se conozcan y Daniel invite a Carmen a su fiesta de cumpleaños. Ahí se reencontrarán Rosario y Manuela, quienes vuelven a hacerse de palabras y harán saber que son hermanas, por lo que reclamarán a las sirvientas la situación que, en realidad, sucedió sin que ellas supieran nada. Es entonces cuando Milagros obligará a Trini que se entrometan para lograr que las dos mujeres se reconcilien.

Las cuatro maravillosas intérpretes de "Los buenos modales": 
Elena Irureta, Pepa Aniorte, Carmen Flores Sandoval y Gloria Muñoz.

         De manera brillante, la narración va llevando al espectador a la revelación de secretos (el primero será el parentesco entre Manuela y Rosario), debidos a una cuestión del pasado. La comedia se va desarrollando entre dos situaciones: por un lado, el de las patronas, y en otro, las sirvientas cuya intención principal reside en curar la soledad de los niños que atienden: es agosto, son vacaciones, y los pequeños se entretienen viendo televisión, por lo que la relación que inicia en el parque sirve para crear una amistad inesperada y momentos de felicidad en compañía.

         Al ver la película, se recupera la idea de las simples comedias teatrales que España nos brindaba en los años cincuenta y sesenta, debidas a las plumas de Alfonso Paso, Miguel Mihura o Juanjo Alonso Millán: los hechos casi inverosímiles de casualidades que la ficción permitía con toda libertad, además de los personajes secundarios que servían como pretexto para arreglar confusiones o eliminar discordias. La cinta es muy simple en su anécdota, pero es compleja en la forma de narrarla, además de contar con impecables elementos técnicos, y un conjunto de talentosas y carismáticas actrices.

         La cinta va mostrando la cálida relación entre las sirvientas que, además, son vecinas en el edificio donde viven, en contraste con el distanciamiento y frialdad de las hermanas. En su afán de producir el acercamiento, su propia amistad se va enfrentando con problemas mientras que las otras mujeres van encontrando su camino personal. Los personajes son sólidos: tanto Manuela como Rosario son mujeres solas que viven cocinando las delicias aprendidas del pasado como recetas maternas; ambas, casi septuagenarias, tienen sus manías propias: Manuela vive repasando el viejo álbum de fotografías para platicar con su madre o limpiando patológicamente la cocina de la casa de su hija, que es lo que desconcierta a Trini, quien, por su lado, es una mujer sola que da clases particulares a los hijos de sus vecinos, además de trabajar en el servicio doméstico.          

Milagros, por su parte, es casada con marido alcohólico, y trabaja para el hijo de Rosario, cuya mujer, vegetariana, desprecia a su suegra y tira a la basura, la comida que ella, amorosamente, cocina para su hijo. Sin querer, insinuando al espectador, tal parece que Rosario sufre, en su familia y en carne propia, por lo que sucedió en el pasado. La película es tan disfrutable, tanto por la forma en que uno se va involucrando, como por las actuaciones espléndidas y el buen oficio de su directora. Da gusto no andar recibiendo mensajes feministas e insulsos, sino ver a una directora que muestra a mujeres con los pies en la tierra, enfrentando sus realidades con fortaleza y mucha gracia.

La directora Marta Díaz de Lope Díaz