LOS PERROS
DESCALZOS
Antonio
Ruiz-Camacho
Penguin
Random House, octubre 2015.
1ª.
edición – 167 páginas.
Este libro fue el resultado de una
situación peculiar: su autor, mexicano, graduado en la Universidad
Iberoamericana, aunque con maestría en creación literaria por la Universidad de
Texas-Austin (ciudad donde vive), la escribió en inglés. Scribner la publicó en
marzo del 2015 como Barefoot Dogs y
el propio autor la “tradujo” al español para ser editada en México. Al estarla
leyendo, uno se da cuenta de una redacción natural en nuestro idioma por lo que
he puesto entre comillas, con cierto sarcasmo, que se haya vertido al español:
quisiera leerla en inglés para ver la forma en que ciertas palabras y frases
fueron construidas en dicho idioma.
De todas maneras no estoy ironizando
porque sea una mala novela: al contrario, presenta una forma distinta de cómo
narrar un secuestro. Dividida en ocho capítulos, cada uno de ellos muestra a
alguien de la familia con las consecuencias del hecho. Han secuestrado al
patriarca José Victoriano Arteaga, un hombre de fortuna en el Distrito Federal.
Por tal motivo, varios miembros de la familia optan por salir del país. Cada
capítulo hablará de alguno de ellos: los hijos, la amante, los nietos o las
sirvientas para mostrar las transformaciones en sus vidas. El autor coloca un
árbol genealógico al final del libro para que identifiquemos relaciones
familiares y laborales.
Antonio Ruiz-Camacho (Toluca, 1973)
No se sigue la narración tradicional y
podría tomarse como una colección de cuentos a no ser que el hecho base o el
personaje del patriarca Arteaga siempre se menciona como referencia.
Ruiz-Camacho se sumerge en la realidad actual de México donde los ricos y
poderosos (sobre todo, porque no son los únicos) están a merced de la
delincuencia (producto de la pobreza, falta de valores, injusticia social o lo
que Ud. reflexione) y al tener los recursos económicos, deciden proteger a la
familia sacándola del país. Esto da lugar a violentar el arraigo y las raíces.
Los personajes recuerdan con nostalgia su estatus nacional y se sienten
diferentes en una cultura distinta.
El autor menciona a las fieles
sirvientas que son llevadas con la familia al exilio: son las nanas de mucho
tiempo de los niños o jóvenes. O personas de confianza para las señoras. Ellas
lo ven como una forma de progresar y enviar dinero a sus familias que
permanecen en México. Deben acostumbrarse a (y aprender) un nuevo idioma y la
forma de hacer, ser, convivir, con gente que ya conoce las costumbres y
procesos del American Way of Life.
O se mira la consecuencia desde el otro
polo: un capítulo se dedica a la amante del secuestrado, madre de su hijo
bastardo, quien vive alejada de su familia porque la consideran una perdida, aunque
trabaja por su cuenta, aparte de vivir (hasta antes de la desaparición del
hombre) con el apoyo económico y de vivienda. Ella queda como imagen de otro
tipo de consecuencia de los actos de este hombre poderoso: la casa chica que
queda desprotegida y fuera de todo derecho o ventaja (como bien lo narraron
Roberto Gavaldón y José Revueltas en La
casa chica, 1949) porque la propia familia legítima la desconoce.
Joan Didion
Volviendo al tema del inicio de este
comentario, Antonio Ruiz-Camacho explica que su maestría fue en inglés. La
decisión de escribirla en inglés se basó en una frase de Joan Didion en su
novela The Year of Magical Thinking,
donde expresa que ella nunca aprendió la perfecta gramática, sino que se dejó
llevar por lo que “sonaba correcto”. Tal vez esa sea la diferencia fundamental
entre el original en inglés y esta perfecta “traducción” (sobre todo si es el
propio autor, como alguna vez lo hicieron Nabokov, Tagore, Borges o Dinesen,
por ejemplo). Muy recomendable.
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