LOS CRÍMENES DE MAR DEL
NORTE
2016. Dir. José Buil.
Basada en los crímenes cometidos por Goyo Cárdenas, estudiante de química con 27 años de edad en 1942, el cineasta José Buil nos ofrece su versión de los hechos recuperando la textura del blanco y negro, del melodrama mexicano de antaño, rindiendo homenaje a Roberto Gavaldón y sus cintas con atmósfera de film noir, además de utilizar a una figura tenebrosa dentro del ambiente bélico de su época: el presidente Manuel Ávila Camacho había declarado la guerra a Alemania y se temía la amenaza de que los nazis pudieran llegar a bombardear al territorio mexicano.
Gabino Rodríguez como el asesino
Narrada
por Jorge Roldán (Norman Delgadillo) quien fuera compañero de Goyo en la
Facultad de Química, la cinta inicia con imágenes de filmoteca el día de la
declaración bélica del presidente en mayo de 1942. Goyo (Gabino Rodríguez,
genial) ha pretendido a la joven Graciela (Sofía Espinosa), otra de sus
compañeras escolares, contra la voluntad del padre de la chica (Alberto
Estrella), aunque respetándola siempre. En agosto, de pronto, Goyo levanta a
una joven prostituta, la lleva a su casa en la calle de Mar del Norte, en el
barrio de Tacuba, donde vivía y tenía su laboratorio, y ahí la estrangula. Para
deshacerse del cuerpo, la entierra en el patio de la casa.
La
cinta nos lleva hacia otros asesinatos y al desenlace que ya se conoce por el
hecho histórico. Buil nos introduce en el ambiente negro mostrando a un
personaje con alto coeficiente intelectual, excelente estudiante, becario de
Pemex que le permitía vivir bien, tener auto y comodidades pero que en el fondo
luchaba contra una psicosis criminal. Buil es fiel a la anécdota histórica
aunque se tomó algunas libertades y concesiones (una agente del servicio
secreto, unas prostitutas mayores en edad cuando en realidad fueron jovencitas
de 16 o 14 años, un personaje femenino que es el objeto amoroso del narrador
para contrapuntear a la pareja imposible: Graciela en realidad usaba a Goyo)
que le dan más fuerza y coherencia a su película.
Es
impresionante la recreación de época en cuanto a vehículos y rincones de la
ciudad de México que se asemejan a casas y calles de los años cuarenta.
Vestuarios y peinados, trajes y zapatos. El uso del blanco y negro realza a la
producción y permite que el espectador viejo la acepte y el nuevo, quien conoce
al clásico cine mexicano, lo reconozca. Sin ser el objetivo principal, el
argumento habla de feminicidios que le dan otra cara a la película, pero en
realidad es la imagen de un país que estaba dentro de la prosperidad petrolera,
las ventajas de ser aliado de los poderosos, la ingenuidad de un tiempo, aunque
con cierto miedo y temor que se viene a concretar en su equivalente criminal.
Buil rescata a un personaje fuera de serie dentro de nuestra realidad mexicana.
Goyo Cárdenas nació en 1915, estuvo 34 años encerrado, estudio la carrera de abogado, fue ovacionado en la cámara de diputados en tiempos echeverristas dando lugar a uno de los episodios más vergonzosos y serviles de la nación (como otros y muchos actos del sexenio echeverrista): siempre se defendió como inimputable por razones médicas (ya que se aducía que era enfermo mental cuando en verdad presentaba una lucidez brutal). La película del maestro Buil nos habla de la insensatez y la sinrazón, los crímenes gratuitos, el horror corporizado dentro de un marco de temeridad. ¿Un antecedente de estos tiempos? Los feminicidios siguen hasta la fecha sin encontrarse culpables, ni motivos...
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