domingo, 18 de septiembre de 2022

GRACIOSA

DOLITTLE
2020. Dir. Stephen Gaghan.
         Alejada de la comedia musical de 1967 que fue un gran fracaso taquillero y fue hundiendo a la Fox: mucho más distante de las comedietas tontas con Eddie Murphy que solamente abusaban del hecho del habla de los animales, estamos ante una encantadora creación del personaje con triste historia de amor que al final de cuentas llevará al perdón, a la redención y al triunfo, como cualquier historia fantástica que se respete.
         El Dr. Dolittle era un portento de sabiduría, de conocimiento de la fauna, de bondad hacia sus semejantes, al grado que la Reina de Inglaterra le otorgó un gran espacio para que mantuviera a sus animales y diera servicio a las mascotas de los humanos, apoyado con sus fieles amigos: un orangután miedoso, una cotorra sabia, un oso polar friolento, entre muchos otros. Al perder a su mujer en una aventura, donde partió solitaria, que le llevaría a otro gran descubrimiento, llegó la melancolía, la indiferencia, el encerramiento. Ahora Dolittle vive jugando ajedrez y pasando los días con una barba crecida, sin bañarse, confinado en su casa. Todo termina cuando llegan a visitarlo la doncella Lady Rose, confidente de la Reina Victoria, quien ha caído misteriosamente enferma, para pedirle que vaya a hacerle una consulta; por otro lado, el joven Stubbins, renegado cazador, quien, por un fallido disparo a instancias de su tío, ha herido a una ardilla y quiere que Dolittle lo salve. La amenaza de perderlo todo si la Reina muere, hace que Dolittle entre en razón (y de paso salve a la ardilla).
         Esto hará que Dolittle se embarque en busca de una extraña fruta y tenga que enfrentar a un malvado rival: Y a partir de aquí, la cinta arranca. La película es un dechado de imaginación y de personajes graciosos. La relación entre ellos va conformando una fauna plena de alegorías del comportamiento humano con errores, defectos y virtudes. Los peligros harán que cada uno busque y encuentre la manera de sobrepasar sus limitaciones y supere sus defectos. El hecho de que podamos escuchar sus quejas, temores e ironías es lo que permite una gracia tranquila que provoca la sonrisa. 
Otra gran cualidad es que Gaghan y sus coguionistas están conscientes de que todo ya ha sido contado. Se juega con la fantasía, por lo que se pueden dar el lujo de la elipsis. La trama se siente apresurada, pero era necesario: ya se sabe que acortar distancias resulta en mayor agilidad. Estamos ante una cinta que dura apenas 100 minutos (contra la musical con Rex Harrison que se sentía eterna con dos horas y media) porque ya conocemos todo lo que hay en medio de una travesía: se muestra solamente cierta acción y resulta suficiente. Ya sabemos que las soluciones para saltar obstáculos, deben de estar acompañadas de obvios peligros. Y en medio de todo, está Robert Downey Jr. Su acercamiento al personaje es equilibrado y pleno de gracia. Su autocompasión se destruye y su aprendizaje de vida le devuelve la esperanza… El espectador se contamina: felicidad.

El director Stephen Gaghan
                 

lunes, 12 de septiembre de 2022

EL AMOR FILIAL

TODO SALIÓ BIEN
(Tout s’est bien passé)
2021. Dir. François Ozon.

                   Emmanuéle (Sophie Marceau, sobria y elegante) recibe la noticia de que su padre ha sufrido un derrame cerebral. En el hospital, el hombre, André (André Dussolier, de nostálgicos recuerdos por sus roles con Alain Resnais), octogenario, está inconsolable por lo que significará su dependencia hacia los demás. En cierto momento, le pedirá a Emmanuéle que le ayude a morir. A partir de ahí, empezará toda una serie de dudas, consultas, conflictos morales. Emmanuéle tendrá que compartirlo con su hermana Pascale (Géraldine Pailhas, contenida), para encontrar una solución. Ante la pregunta de su abogado por el motivo para haberse negado, la mujer contesta: “no puedo decirle que no a mi padre”.

                   Basada en las memorias de Emmanuéle Bernheim, quien fuera novelista y guionista, colaboradora de Ozon en varias de sus películas (“Bajo la arena”, “Ricky”, “Swimming Pool” o “5 x 2”), la cinta viene a ser un tributo a su recuerdo, además de mostrar, sin llegar a la protesta o la denuncia, una situación común en Europa: la decisión de morir con dignidad. Al no ser permitida la Eutanasia en Francia, Emmanuéle opta por preguntar a una asociación suiza, donde, bajo ciertas circunstancias legales, puede realizarse. La cinta prefiere centrarse en las relaciones humanas: a pesar de no haber tenido una niñez feliz con su estricto y contradictorio padre, Emmanuele mantiene el amor y el respeto.

                   A través de unas cuantas escenas que suceden en el pasado, se nota la crueldad del padre: si la niña no interpretaba un mapa de carretera, era una idiota;  si la encontraba comiendo, le decía gorda. En una secuencia, la esposa de André, Claude (Charlotte Rampling, actriz fetiche de Ozon, siempre excelsa), va a visitarlo al hospital, se da cuenta que sigue vivo, decide irse. Poco a poco se irán develando los motivos de su frialdad y la explicación de André hacia su hija: “tu madre es de concreto; está muerta”).

Sophie Marceau y Charlotte Rampling, como la madre

                   Emmanuéle llega al grado de pagarle a la responsable de la asociación suiza, sus gastos para viajar a París y le proporcione informes: la mujer (Hanna Schygulla, ya casi octogenaria, con una brillantez transparente) le explica la burocracia, pero surgen otros temas: el posible arrepentimiento casi a la hora de la asistencia al suicidio (el aspirante debe de tomar por su propia mano, el líquido mortal: nadie puede “matarlo”, debe ser por propia mano).

Las hermanas con la abogada suiza (Hanna Schygulla)

                   Es tan redonda la película que se presentan todos los aspectos laterales de la familia: aparte de esos recuerdos infelices, están los nietos de André, a los cuales el abuelo desea ver en un recital donde interpretará el clarinete. O Serge el marido de Emmanuéle, quien es curador de un museo de cine (en algún momento comenta que iniciará un ciclo de Buñuel, André le responde que le gustó mucho la película acerca de los adolescentes y Serge le saca de la duda en perfecto español “Los olvidados”.

                   La cinta sucede entre un 15 de septiembre y el final de abril del año siguiente. El espectador va siendo testigo de la convalecencia de André, además de la terquedad en su convicción por abandonar la existencia: “tengo 85 años, si acaso esto hubiera ocurrido diez años antes…”. De la misma manera, los sentimientos encontrados de las hermanas se van asentando: sin dejar de presentir el dolor, va ocurriendo una resignación anticipada. De esta manera, el maestro Ozon nos habla de la dignidad, de la inevitabilidad de la muerte, de que existe un tiempo para las diversas etapas de la vida: el proceso que todo ser humano experimenta, en relación con los demás, a pesar de la mezcla de momentos crueles o entrañables.

André Dussolier, Sophie Marceau y François Ozon en Cannes 2021



viernes, 2 de septiembre de 2022

RELACIONES

PARÍS, 13er. DISTRITO
(Les olympiades, Paris, 13e)
2021. Dir. Jacques Audiard.

                   Basada en tres cuentos gráficos de Adrian Tomine, aparecidos en su historieta Optical Nerve, tenemos a tres personajes inmersos en sus búsquedas personales. Émilie (Lucie Zhang) vive en el 13er. distrito de París, llamado “Les olympiades”, porque sus ocho torres habitacionales tienen los nombres de ciudades que han sido anfitrionas de estos juegos. Su apartamento pertenece a su abuela, recluida en un sanatorio por Alzheimer, y al buscar compañera de departamento, llega Camille (Makita Samba), profesor de secundaria. Ambos tienen relaciones sexuales y empiezan a vivir juntos, pero mientras Camille no quiere compromisos sentimentales, Émilie se enamora. Una aventura que tiene Camille con una compañera de su escuela hace que Émilie le reclame y Camille decida irse del departamento… Nora (Noémie Merlant), llega a París para retomar su carrera de derecho, luego de varios años. Un malentendido, provocado por una peluca y un vestido entallado que usa en una fiesta, hace que sus jóvenes compañeros la confundan con una estrella porno, llamada “Amber Sweet”. Comienza el acoso y Nora prefiere abandonar los estudios. Empieza a trabajar en una inmobiliaria que, ahora, atiende Camille, en su año sabático, apoyando a un amigo. Inicia otra relación amorosa entre ellos…

                   La anterior (parcial) sinopsis sirve para establecer lo que vendrá a ser el tema de la película: son tres personajes en busca de sí mismos. Cada uno tiene todas las características ya comunes para estos tiempos: la tecnología, sobre todo, que puede provocar esas confusiones, acosos, insultos, y cambiar la vida de la persona; o también, las aplicaciones donde se ofrece sexo casual, sin compromisos; o los sitios pornográficos, donde el usuario puede vivir la fantasía que desee, siempre y cuando esté dispuesto a pagar. Por otro lado, está presente el sentido de las relaciones humanas: Émilie acepta acostarse con su posible compañero de cuarto porque es mejor “empezar temprano para comprobar que los sentimientos perduren”, o Nora decide ser la agresiva en el acto sexual para definir su posición. Y está la inestabilidad en los sentimientos: Émilie va a visitar a su abuela, le arregla el pelo, la cuida, pero la mujer la desconoce repentinamente, por lo que decide no volver a visitarla.

                   Los antecedentes de cada uno se irán conociendo de manera sencilla, pero contundente, sin profundizar demasiado, con hechos que se vuelven sólidos. Émilie tiene una hermana doctora a la cual acude cuando tiene problemas, pero ella le reclama y la rechaza. Los padres viven en Londres: una secuencia en que ella toca el piano, permite el recorrido por una serie de fotografías que la muestran desde pequeña, en compañía de los padres, y su evolución con el tiempo. Por su parte, Camille va a visitar a su padre, viudo recientemente, quien vive con su hermana menor, adolescente, tartamuda: el hombre le pide que se lleve lo que desee y queda en el cuarto de su madre. Nora ha dejado su pueblo, escapando de una relación incestuosa de muchos años, y tiene problemas de frigidez.

                   El guion está brillantemente estructurado para ir confeccionando las historias de los tres personajes entre sí, sin llegar a lugares comunes (uno pensaría que se llegaría a un trillado ménage-a-trois, que por fortuna no ocurre). Émilie y Camille vienen a ser el detonante de la historia. Nora, aparece más adelante y, al inicio, se siente menos importante y profunda su presencia: todo cambia en un instante. Antes de su presencia, hay una secuencia corta, en color, donde se muestra la propaganda erótica de “Amber Sweet” que tendrá más relevancia posteriormente.

                   Anteriormente expresé que son tres personajes en busca de sí mismos, aunque, en realidad, debería de ser tres personajes en busca del amor. En un mundo tan vacío y tecnológico, ya suena nostálgico más que cursi. La película está filmada en blanco y negro, con sus combinaciones de grises. Los diferentes colores de piel, así registrados, incrementan todavía ese erotismo y el deseo que surge en los personajes. Es lo que hace que alguien baile feliz luego de tener sexo satisfactorio o se desmaye de emoción ante la presencia del objeto amoroso. Esta cinta lo demuestra.

El realizador Jacques Audiard en Cannes 2021