viernes, 19 de noviembre de 2021

LA SOMBRA DEL MIEDO

 

NOCHE DE FUEGO
2021. Dir. Tatiana Huezo.

         Un pueblo en alguna sierra del Bajío. Sus habitantes viven bajo la sombra del miedo. Los cárteles se han apropiado de sus existencias: la mejor manera para salvarse es trabajar en los campos de amapola, de cuyas flores se extrae el opio que es fuente de muchos alcaloides. Tres amigas, Ana, Paula y María, niñas alrededor de ocho años que viven su inocencia entre sus juegos infantiles, su efímera educación porque los maestros desaparecen o no sienten tener garantías para su protección. A las niñas, sus madres les cortan el pelo para que parezcan niños y así evitar que las roben para terribles consecuencias: todo esto no se entiende por las pequeñas que lloran y se quejan, aunque en realidad viven ajenas a la realidad de sus padres. Sin transición anunciada, pasa el tiempo y las niñas, ahora son adolescentes que siguen siendo protegidas por las madres ante el terror de que sean raptadas. Esta admirable película es una mezcla de muchos temas que conocemos a través de las noticias y que describen el infierno terrenal: feminicidio, explotación, amenaza constante.

         Ana, la protagonista principal, es una niña que juega a la concentración mental, a las escondidas, pero que no entiende los motivos por los cuales su madre le ordena siempre que corra a esconderse en lo que es una fosa cavada en su patio, cada vez que se escucha la llegada de las camionetas de los cárteles. No sabe el motivo de que su maestro, de pronto, ya no asista a clase, ni acepta que le corten su larga cabellera. Ana, adolescente, trece años, juega con sus amigas en una fría laguna, comparte su admiración por el maestro Leonardo con el cual puede acabar la primaria y quien le enseña que las cosas que están boca abajo pueden arreglarse para ser correctas, lo que la inspira para ser maestra. Ana se convierte en mujer de pronto, cuando le baja la regla, y se enoja cuando la madre quiere que se vaya a vivir con su papá, ahora bracero en Estados Unidos. Hasta el momento en que conoce la terrible realidad, su inocencia termina y llega el golpe de la verdad que le rodea.

         Esa es la gran enseñanza de la película: cómo el acercamiento al miedo, a conocer lo que es la amenaza omnipresente, modifica nuestra percepción de la realidad. De niña a mujer, de inocente a estupefacta. Sin reparto profesional, sino con actrices encontradas luego de una búsqueda de doce meses, luego de entrevistar a 800 niñas y jóvenes, es admirable cómo estos seres intuitivos logran conmover y meter al espectador dentro de lo que es una violencia callada (en realidad es indirecta hasta cierto clímax). La realizadora Huezo filma su primera cinta de ficción, luego de ofrecer documentales muy apreciados, recreando algo que no parece tener final y cuya respuesta parece ser correr y seguir corriendo, hasta no encontrar otro camino. Lo más triste es que las mejores cintas mexicanas de estos tiempos se refieren a una realidad insalvable (Sin señas particulares, Estación 14, y pronto deberá llegar La civil).

La directora Tatiana Huezo



lunes, 8 de noviembre de 2021

LA CORRUPCIÓN

UNA PELÍCULA DE POLICÍAS
2021. Dir. Alonso Ruizpalacios.

         En esta cinta híbrida, anunciada como un documental de Netflix, en realidad vemos a actores que interpretan a personajes de la vida real. Al inicio, nos enteramos de Teresa, pero sabemos que es la actriz Mónica del Carmen (fascinante) que asiste a una mujer que está a punto de dar a luz. Luego, conocemos a Montoya, del cual reconocemos al actor Raúl Briones (perfecto). Ambos narran sus antecedentes particulares, ya que procedían de familias de clase baja: ella, hija de un policía que le negaba permiso para que ella, como mujer, lo fuera también. Montoya, jovencito que creció en barrio bajo, y vivió la experiencia de que uno de sus mejores amigos se fuera por la delincuencia, pero él, con buenas intenciones, se decidió por la ley (como en las viejas cintas de la Warner con James Cagney).

         Más adelante, en otra sección de la película, nos enteramos de que ambos son pareja: se conocieron en el trabajo y poco a poco se fueron enamorando. Los dos con anteriores relaciones e hijos. Pudieron lograr, gracias al soborno a quien correspondía, que fueran compañeros en patrulla a la cual se le bautizó “la patrulla del amor”. Así, empezaron a suceder varios hechos que les unieron más. Todo iba de manera perfecta hasta que se toparon con un diputado que les hizo la vida pesada debido a sus influencias. Entonces, el tono de la película cambia: los actores empiezan a contar sus experiencias para prepararse a interpretar a estos policías, al grado de entrar a la academia de policía para vivirlo en carne propia.

         La cinta, falso documental en cuanto a su hechura, pero real documental al contar casos verdaderos a través de actuaciones, sirve para mostrar cómo personas que inician con buenas intenciones, expectativas nobles para ayudar al prójimo, orgullosos de haber vencido al miedo que, de todos modos, nunca se va por completo, entran a un medio corrupto que les va transformando. El documental o ficción híbrida va construyendo la cotidianeidad de esta pareja de seres cuyas vidas se van alejando de los ideales. L0s comentarios de varios policías reales van estableciendo verdades: “a nadie le importa si matan a un policía”, “así como hay policías buenos o malos, existen ciudadanos buenos y malos”. La nobleza de Teresa al asistir a un parto porque no hay respuesta de una ambulancia se va anulando paulatinamente ante superiores o colegas corruptos.

         En su tercer largometraje, el sobrevalorado Ruizpalacios (la tediosa Güeros, 2014; la hiperpretenciosa Museo, 2018) se abre de capa con talento y maestría que se desborda con esta trama muy bien urdida, pero, sobre todo, puesta en escena de manera imaginativa y creativa. Mucho ayuda que su coguionista haya sido el extraordinario David Gaitán (actor, director teatral y dramaturgo de excelencia). Al final de cuentas es un fresco sobre la pérdida de la inocencia: las buenas intenciones se disuelven en un medio que ya, de por sí, se encuentra roto, corrupto, perdido.

Alonso Ruizpalacios



sábado, 6 de noviembre de 2021

EL OESTE NEGRO

MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA
(The Harder They Fall)
2021. Dir. Jeymes Samuel.

         El británico Samuel, afroamericano, ha manifestado su pasión por el género del oeste y toma como referencia tanto a los grandes maestros norteamericanos como a sus imitadores italianos. Utiliza a personajes de color que realmente existieron, pero inventa una tragedia donde los une cuando en la vida real jamás se conocieron. La cinta es acerca de venganzas por cuestiones familiares: un prólogo nos muestra al niño Nat, con diez años, siendo testigo de la muerte de su padre y madre, además de ser víctima de una cicatriz en su frente, en forma de cruz. Luego, la acción pasa a años más tarde en pueblos donde la población es afroamericana. Nat (Jonathan Majors, excepcional), ya mayor, asesina a otro de los miembros de la banda que mató a sus padres. Luego, junto con su pandilla, asalta a otra banda que, a su vez ha asaltado bancos y cuyo líder, el tenebroso Rufus Beck (Idris Elba, como siempre, seductor), se encuentra preso. La cinta nos llevará por distintos enfrentamientos, alianzas, y una continua serie de actos violentos, plenos de sangre y muerte.

         Cada personaje tiene a su propia dama: Nat ama a la feroz Mary (Zazie Beets), dueña de cantinas y burdeles, que no se rinde ante la pasión del forajido porque sabe que le carcome el deseo de venganza. Por su lado, Rufus tiene a Trudy (Regina King), otra violenta dueña de cantina, lideresa provisional de su banda, que lo rescata mientras es trasladado por tren hacia otra prisión. A lo largo de la cinta, se van presentando situaciones donde ningún personaje muestra alguna cualidad positiva, fuera del sentimiento amoroso. Es una cinta donde todo personaje es de dudosa moralidad y el espectador toma partido por quien ha sufrido más, aunque ninguno merece perdón ni redención. No obstante, están tan bien construidos los personajes, y el reparto es tan carismático, que la cinta se sostiene, aparte de ellos, por la maravillosa composición visual.

         Al novato Samuel se le ocurren secuencias tan imaginativas que se tornan en otro eje magnético de la cinta. Hay el uso de la pantalla dividida a la mitad para mostrar acciones simultáneas y mantener el suspenso. Una toma que inicia desde la parte posterior de una habitación, cruza una ventana y va a terminar en la imagen del soberbio Nat, da idea de que el cineasta posee todo un bagaje de elementos de narración fílmica y que ha sabido asimilar las lecciones del cine del oeste que tanto ama y que se nota que ha visto. Los espacios abiertos, las montañas, los pueblos primitivos, la moral del género donde no se debe matar por la espalda. Las convenciones del tipo de película que se propone y se respetan, mezclando tendencias actuales. La música es netamente contemporánea y pertenece a los ritmos actuales de los jóvenes.

         Más importante es el comentario social. Jeymes Samuel especifica que para cualquier espectador parecerá ciencia ficción al presentar un género usualmente “blanco”, poblado por negros. El realizador llevó a cabo su investigación y aunque la trama es inventada, el hecho de que hubiera pistoleros de color y pueblos con habitantes en su mayoría afroamericana, deja entrever la tendencia actual de desmitificar el pasado y aclarar elementos de las diversas culturas étnicas. Se muestra a soldados y a pasajeros de tren blancos, así como a un personaje de color rescatado de lo que habría sido un linchamiento. La cinta quiere mostrar a seres humanos violentos por la época, sobrevivientes de un desprecio debido a cuestiones históricas, pero con su orgullo personal.

         La trama se va desarrollando como una cinta de venganza entre dos personajes que se agredieron violentamente desde su niñez, uno, y juventud, el otro. Poco a poco se va hilvanando la tela donde el destino juega papel importante para terminar siendo una verdadera tragedia que impacta al espectador por sus motivaciones inesperadas. Una de las mejores películas del año.

El magnífico Jonathan Majors y el director Jeymes Samuel