MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA
(The Harder They Fall)
2021. Dir. Jeymes Samuel.
El británico Samuel, afroamericano, ha manifestado su pasión por el género del oeste y toma como referencia tanto a los grandes maestros norteamericanos como a sus imitadores italianos. Utiliza a personajes de color que realmente existieron, pero inventa una tragedia donde los une cuando en la vida real jamás se conocieron. La cinta es acerca de venganzas por cuestiones familiares: un prólogo nos muestra al niño Nat, con diez años, siendo testigo de la muerte de su padre y madre, además de ser víctima de una cicatriz en su frente, en forma de cruz. Luego, la acción pasa a años más tarde en pueblos donde la población es afroamericana. Nat (Jonathan Majors, excepcional), ya mayor, asesina a otro de los miembros de la banda que mató a sus padres. Luego, junto con su pandilla, asalta a otra banda que, a su vez ha asaltado bancos y cuyo líder, el tenebroso Rufus Beck (Idris Elba, como siempre, seductor), se encuentra preso. La cinta nos llevará por distintos enfrentamientos, alianzas, y una continua serie de actos violentos, plenos de sangre y muerte.
Cada personaje tiene a su propia dama: Nat ama a la feroz Mary (Zazie Beets), dueña de cantinas y burdeles, que no se rinde ante la pasión del forajido porque sabe que le carcome el deseo de venganza. Por su lado, Rufus tiene a Trudy (Regina King), otra violenta dueña de cantina, lideresa provisional de su banda, que lo rescata mientras es trasladado por tren hacia otra prisión. A lo largo de la cinta, se van presentando situaciones donde ningún personaje muestra alguna cualidad positiva, fuera del sentimiento amoroso. Es una cinta donde todo personaje es de dudosa moralidad y el espectador toma partido por quien ha sufrido más, aunque ninguno merece perdón ni redención. No obstante, están tan bien construidos los personajes, y el reparto es tan carismático, que la cinta se sostiene, aparte de ellos, por la maravillosa composición visual.
Al novato Samuel se le ocurren secuencias tan imaginativas que se tornan en otro eje magnético de la cinta. Hay el uso de la pantalla dividida a la mitad para mostrar acciones simultáneas y mantener el suspenso. Una toma que inicia desde la parte posterior de una habitación, cruza una ventana y va a terminar en la imagen del soberbio Nat, da idea de que el cineasta posee todo un bagaje de elementos de narración fílmica y que ha sabido asimilar las lecciones del cine del oeste que tanto ama y que se nota que ha visto. Los espacios abiertos, las montañas, los pueblos primitivos, la moral del género donde no se debe matar por la espalda. Las convenciones del tipo de película que se propone y se respetan, mezclando tendencias actuales. La música es netamente contemporánea y pertenece a los ritmos actuales de los jóvenes.
Más importante es el comentario social. Jeymes Samuel especifica que para cualquier espectador parecerá ciencia ficción al presentar un género usualmente “blanco”, poblado por negros. El realizador llevó a cabo su investigación y aunque la trama es inventada, el hecho de que hubiera pistoleros de color y pueblos con habitantes en su mayoría afroamericana, deja entrever la tendencia actual de desmitificar el pasado y aclarar elementos de las diversas culturas étnicas. Se muestra a soldados y a pasajeros de tren blancos, así como a un personaje de color rescatado de lo que habría sido un linchamiento. La cinta quiere mostrar a seres humanos violentos por la época, sobrevivientes de un desprecio debido a cuestiones históricas, pero con su orgullo personal.
La
trama se va desarrollando como una cinta de venganza entre dos personajes que
se agredieron violentamente desde su niñez, uno, y juventud, el otro. Poco a
poco se va hilvanando la tela donde el destino juega papel importante para terminar
siendo una verdadera tragedia que impacta al espectador por sus motivaciones
inesperadas. Una de las mejores películas del año.
El magnífico Jonathan Majors y el director Jeymes Samuel
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