EN LAS ROCAS
(On the Rocks)
2020. Dir. Sofia Coppola.
Laura (Rashida Jones) está casada con Dean (Marlon Wayans) y tiene dos hijas pequeñas. Escribe, pero se encuentra en un período de bloqueo creativo. Cierta noche, Dean retorna de un viaje de negocios, la besa mientras ella duerme, pero al reaccionar, el hombre simplemente se hace a un lado y se acuesta a dormir. Al día siguiente, Laura se encuentra con su padre Félix (Bill Murray) y le cuenta el hecho. El hombre, rico ex galerista y comerciante de arte, le comenta que es señal de infidelidad. Laura no puede aceptarlo, pero ante la influencia de las ideas de su padre y otros pequeños incidentes, empieza a dudar… Sin la terrible sequedad de Las vírgenes suicidas (1999) o Ladrones de la fama (2013), ni la insoportable pretensión de cine artístico mostrada en Perdidos en Tokio (2003), ni las desarticulaciones de En un lugar del corazón (2010) y María Antonieta (2006) o el desastre total de La seducción (2017), Sofia Coppola ¡finalmente! ofrece una cinta sencilla, con personajes claramente humanizados, cercanos a una sensibilidad contemporánea, donde se trata un asunto que, por tanta repetición, ahora sorprende por su frescura: las relaciones maritales.
Laura vive un matrimonio convencional: el marido trabaja intensamente para alcanzar el progreso de una empresa que apenas ha iniciado y que va por buen camino. Los viajes de negocios se han intensificado y el tiempo que pasan juntos ha disminuido. El sentido de alejamiento que Laura presiente luego de ese beso nocturno se refuerza con las sospechas de su padre: el hombre ha sido un mujeriego cuyas acciones le llevaron al rompimiento de su propia relación. Esa protección del padre experimentado hace que la joven dude y la involucra en diversas aventuras de espionaje para que pueda convencerse de las faltas del marido, al equipararlo con su propia experiencia. Desde el inicio de la cinta, ha quedado claro que Félix abandonó a su esposa por una de sus asistentes, a la cual luego también dejó. Todo el tiempo se la pasa flirteando con cualquier mujer que encuentra. Félix es un tipo simpático que sabe ganarse la confianza de los demás: una persona agradable en lo exterior.
La
cinta tiene una estructura que fluye cálidamente. Los personajes se van construyendo
en forma paulatina y todos quedan definidos por sus acciones, sobre todo, luego por
las palabras. Es una película donde los personajes conversan para darle significado
al mundo que les envuelve. Sabemos que Laura escribe y no avanza, después lo enfatiza.
Nos enteramos de la coquetería de Félix porque en todo momento está en su papel
de seductor, ya sea con una mirada o saludo a alguna dama, o contando una
historia a un agente de tránsito que lo ha detenido. Sin embargo, Félix es un
hombre solitario que busca la compañía de una hija y Laura es una mujer que
solamente desea la atención de su marido. Estos reflejos indirectos de
situaciones (Félix quiere la atención de su hija: quizás su posible fracaso les
una; Laura teme que su matrimonio se vaya a pique como el de sus padres por
infidelidades) son los que tornan congruente y muy interesante a la trama. La
química entre Rashida Jones y Bill Murray es innegable. Marlon Wayans, usualmente
comediante pero ahora en papel serio, lo muestra como actor versátil.
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