DESCANSE
EN PAZ, DICK JOHNSON
(Dick
Johnson is Dead)
2020. Dir. Kirsten Johnson.
Si algo tenemos segura en esta vida es nuestra muerte. Nadie nos vamos a escapar de ella. Por eso, cuando el padre de la documentalista Kirsten Johnson empieza a manifestar síntomas de demencia, planea matarlo de diversas maneras a través del cine. C. Richard Johnson nació en 1932 y practicó la psiquiatría por muchos años en Seattle. De pronto empezó a confundir sus citas, dar prescripciones equivocadas, por lo que su hija tuvo que ir a su lado. Con el antecedente de que su madre murió luego de sufrir Alzheimer, la cineasta tuvo que tomar decisiones: vender la casa paterna y llevarse a su padre a vivir con ella en Nueva York. Ante esta situación, ya que todavía el hombre estaba lúcido, decidió emprender este proyecto documental utilizando el amor filial como pretexto que podía sublimar un esperado dolor.
Si la muerte será inminente, qué mejor manera de tolerar la separación si se ensaya de antemano, bajo diferentes formas de accidentes casuales e inmediatos más que una dolorosa y tardada agonía. De igual manera, hay que imaginar el tipo de cielo al cual se llegará y esto da lugar a secuencias oníricas (hay una en donde se rinde homenaje al expresionismo cinematográfico). La experiencia previa con la madre ha hecho que Johnson tome con humor y burla la situación. El documental narra hechos de la vida del psiquiatra, la visita a un viejo amor platónico, los recuerdos de la esposa, las experiencias con los hijos, el hecho de tener unos pies deformes y, sin embargo, en realidad trata sobre la relación entre hija y padre: no hay conflictos. Ambos han llevado una vida conforme y han compartido tristeza y felicidad. De ahí que acepten este juego de posibles realidades.
De pronto uno se conmueve por el proceso de demencia senil que Dick Johnson va mostrando: las pruebas de memoria o la confusión con la puerta de su departamento, además de los recuerdos intermitentes de su relación marital. Alternadamente, uno se asombra de la frialdad con la que se toman los hechos: los nietos que saben que en unos momentos, su abuelo se olvidará de cualquier hecho reciente o la naturalidad para montar un funeral con amigos y parientes para alcanzar un sueño que seguramente, muchos de nosotros compartimos: asistir al mismo. Lo más importante es que alrededor de todo esté el sentido del humor. Es la mejor actitud que puede tenerse ante los pavores que nos presenta el mundo o la aceptación de nuestra mortalidad.
La directora Kirsten Johnson mientras prepara una secuencia.
El documental mezcla el proceso de filmación con sus resultados.
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