CULPABLE
(The Guilty)
2021. Dir.
Antoine Fuqua.
Joe Baylor (Jake Gyllenhaal, soberbio) es un policía asignado a responder las llamadas de emergencia del 911. Está en la víspera de un juicio, del cual no se ofrecen datos. Su actitud es altanera y hasta llega a burlarse de quienes llaman: a un drogadicto asustado porque no puede respirar, le dice que reconozca que es su culpa; a un hombre que pide auxilio porque le acaba de robar una prostituta, lo pone en espera y le hace más difícil el trámite. Todo cambia cuando una mujer le pide auxilio: aparentemente ha sido secuestrada por su marido y finge que habla con su pequeña hija. Joe, quien también tiene una hija de la cual se ha alejado por el problema del juicio mencionado, toma mayor interés. Así inicia toda una serie de acciones para tratar de salvar a esta mujer y se va involucrando más en su rescate. Cinta de cámara que sucede en las oficinas del popular, y aparentemente eficaz, servicio de emergencia de los Estados Unidos (porque en México no lo ha logrado), y que es la versión de Hollywood de una cinta danesa de 2018 (Den skyldig, Dir. Gustav Möller).
Surge la pregunta: ¿para qué volver a filmar algo que ya estaba muy bien hecho? En este caso, puede ser el rechazo usual de los norteamericanos para leer subtítulos, además de que una cinta extranjera no atrae tanto público. Por otro lado, es una trama perfecta para el lucimiento de un buen actor, algo que sucede con la brillante interpretación de Gyllenhaal, dirigido por un experimentado y cuidadoso realizador (ya habían trabajado juntos en la extraordinaria Revancha [Southpaw, 2015], otro de los papeles que han demostrado la versatilidad y entrega del actor). Su paso por Netflix seguramente será exitoso, además de que la cinta será vista por millones de personas.
Muy fiel a la trama (y al guion) original, la cinta va construyendo una toma de conciencia. Joe Baylor es culpable de algo que realizó como policía de calle. Su actitud inicialmente cínica, además de bastante explosiva, aparte de su situación personal, en una ciudad de Los Ángeles que se encuentra devastada por los incendios forestales que la rodean, irá cambiando según desea ayudar a quien es madre de dos pequeños: tal parece que el marido ha cometido un hecho sangriento y ahora la tiene cautiva en su propia camioneta: ella ha utilizado su celular para comunicarse. Baylor ha estado atando cabos solicitando el apoyo de otras unidades de protección, aunque la situación urbana produce algunos impedimentos.
Lo más importante de esta cinta que va ofreciendo un suspenso creciente incide en la facilidad con la cual se juzga a los demás. Sin tener información de todo lo que sucede alrededor de una persona, la consecuencia principal estará en la desaprobación o el rechazo. Los comentarios que Joe hace al drogadicto o al tipo víctima de una prostituta, son indebidos, producto de una rebeldía y un cansancio existencial, pero que juzgan indebidamente, sin conocerse las circunstancias de quien debe acudir hacia la droga o satisfacerse de alguna forma. Al tener el caso de una madre de familia, de una niña con la misma edad que la suya, el interés se transforma. No obstante, Joe no tiene toda la información a la mano y juzga. Decide seguir adelante con su rescate y tal vez sea impropio o resulte sorpresivo.
Jake Gyllenhaal se ha convertido en actor excelso. Su trabajo en los últimos años le ha permitido la transformación completa. En ocasiones se involucra en proyectos que serán impopulares (Demolición, Enemigos idénticos) o que requieran de un cambio físico (la delgadez en Primicia mortal o un cuerpo esculpido en Revancha) o de aceptación masiva (Spider Man: lejos de casa). Ahora fue también productor de esta cinta que le permite mostrar su categoría actoral. Joe Baylor es un personaje que pasará de la indolencia y la corrupción hacia la caída y redención total. No es tarea fácil más que para los actores talentosos y maduros. Mucho ayuda la mano maestra del realizador Fuqua, del cual sus personajes finalmente caen en la justicia moral y física luego de un proceso de descubrimiento personal. Esta trama encajaba precisamente en sus intereses de expresión. Igualmente, la participación de las voces de actores diversos son eficaces y apoyan al dramatismo (Riley Keough como la secuestrada, Peter Sarsgaard como el marido, Ethan Hawke como un oficial, entre otros).
La versión norteamericana excede en 6
minutos a la original. Como podría esperarse, la cinta enfatiza la angustia
personal del personaje (y no en balde, se utiliza a un Los Ángeles circundado
por humo y llamas). El cine norteamericano “explica” en vez de dejarle tarea al
espectador. En la versión original, Asger (Jakob Cedergren) se involucraba con
la frialdad nórdica. Sus reacciones eran menos apasionadas ya que es cuestión
de idiosincrasia nacional. No obstante, fuera de este excedente natural para
Hollywood, se agradece que haya fidelidad y que se respete la propuesta
inicial. El espectador podrá ser testigo de una efervescente película que
mantendrá su interés y le sorprenderá. Ojalá que luego de disfrutarla, busque y
compare la cinta danesa: será un interesante ejercicio cinéfilo.
El extraordinario Jake Gyllenhaal