martes, 26 de mayo de 2020

EL CAOS DENTRO DE UNO MISMO


NEVRLAND

2019. Dir. Gregor Schmidinger.
         Una frase de Nietzsche se lee al inicio de esta cinta Y te digo: uno debe tener caos en sí mismo para poder dar a luz una estrella danzante. Y les digo: todavía tienen caos dentro de ustedes. De esta forma, el filósofo alemán nos expresa que  el ser humano necesita sobreponerse a sí mismo, a sus confusiones e inseguridades internas, para seguir adelante y se torna en el marco conceptual, de referencia, para la historia de un jovencito que se encuentra en el umbral de la vida, confuso, viviendo una existencia poco satisfactoria, con falta de comunicación hacia sus seres cercanos y una profunda ambigüedad en cuanto a su sexualidad ya que le atraen los cuerpos masculinos. Estos factores lo han sumergido en la ansiedad, aquella que usualmente no se comprende ni puede explicarse.
         Jakob (Simon Frühwirth) tiene 17 años y acaba de terminar el bachillerato. Mientras llega el momento para ingresar la universidad, entra a trabajar en el rastro local donde también labora su padre. Por las noches, para cortar con el tedio de ver televisión, junto con su padre y un abuelo enfermo, el virginal Jakob se entretiene con la pornografía gay y entra a sitios que permiten el contacto con otros hombres, donde conoce al atractivo, bien formado Kristjan (Paul Forman), de 26 años. Cierto día, al término de su jornada, Jakob se desmaya y es llevado al hospital. Se le somete a un tratamiento psicológico ya que fue producto de un ataque de ansiedad. Luego Jakob puede conocer personalmente a Kristjan quien le permitirá explorar su sexualidad además de proporcionarle una entrada a la droga, algo que servirá para que Jakob quede inmerso en un estado intermedio, entre la realidad y el sueño, al enfrentar sus miedos. 
         Una producción austriaca, primer largometraje de su director (quien estudió cine en los Estados Unidos), donde vuelve a tomar el tema de la ansiedad, algo que le ha obsesionado, pues acorde con declaraciones suyas, fue experiencia que vivió personalmente y que sólo podría solucionarse enfrentándola. Sus anteriores cortometrajes fueron ejercicios donde hizo sus primeros acercamientos al asunto [pueden verse por You Tube, buscando el nombre del director: The Boy Next Door (2008) donde un joven acompañante masculino tiene un acercamiento sensible con el pequeño hijo de su cliente que le permite, al menos, superar momentáneamente su inquietud u Homophobia (2012) donde un joven soldado, homosexual de closet, descubre un alma gemela que le ofrece una esperanza ante un oscuro destino personal].
The Boy Next Door (2008)
Homophobia (2012)
         En este caso, Jakob, abandonado por su madre desde los seis años, nieto amoroso que cuida de un abuelo ya senil, e hijo obediente que entra a un trabajo grotesco y extremo donde la visión cotidiana de animales tasajeados, aparte de la limpieza de sangre derramada, se alterna con cuerpos desnudos de hombres en las regaderas comunitarias del lugar, que vienen a ser cargas emocionales que lo llevan al colapso. A todo ello se añade su propia inseguridad ante la sexualidad. El tratamiento psicológico le solicita que mida el miedo que tiene ante lo desconocido, aquello que siente que le acecha, que le roza imaginariamente una pierna mientras nada en un lago. La muerte del abuelo se contrasta con un encuentro fallido, inicial, con Kristjan, al cual finalmente conoce en un espacio neutral, el Museo de Historia del Arte, en Viena. Es el preámbulo para ir al departamento del hombre, nueve años mayor que Jakob y del cual se supone que es artista visual, aunque nunca se especifica. Al preguntarle el motivo de que se interesara por él, Kristjan le responde que fue el enorme lunar rojo. Será el medio para que el muchacho pueda explorar su sexualidad, besar por primera vez y sentir el cuerpo de otro hombre. Ahí, entra la droga.
         A partir de este momento, el tono de la cinta cambia y se entremezcla la realidad y el sueño. Jakob no sabrá si Kristjan fue el producto de su imaginación y tendrá, a fuerza, como consecuencia de su experimentación con la droga, sumergirse en lo que será una psicodelia, la alteración de su conciencia y el incremento de sus sentidos. Así, el realizador Schmidinger logra una brillante ópera prima donde un joven contemporáneo vive la carga del mundo en el cual vive: familia, trabajo, sexualidad reprimida. Para poder entender y liberarse de su ansiedad existencial deberá pasar por experiencias que le permitirán un viaje hacia su interior y lograr, tal vez, la victoria o la muerte. Con imágenes cercanas a David Lynch y el estilo visual de Gaspar Noé, a los cuales admite como referencias, estamos ante una película que seguramente dejará emociones encontradas entre sus posibles, diversos, espectadores. Schmidinger la califica como una cinta postgay explicando que la homosexualidad no viene a ser el asunto principal. Si bien es uno de los factores de la ansiedad de Jakob, no termina siendo la inquietud primera de una película que no resulta simple, ni es para todo tipo de sensibilidad.
Gregor Schmidinger

viernes, 22 de mayo de 2020

MUCHAS HISTORIAS


LA HISTORIA NEGRA DEL CINE MEXICANO
2016. Dir. Andrés García Franco.


         El realizador de este documental estudió cine en el CUEC y un día, luego de escuchar a su maestro José Felipe Coria, cayó en la cuenta de que un cineasta del cual hablaba, Miguel Contreras Torres, era su tío abuelo. Lo referenciaba con su libro, edición de autor, El libro negro del cine mexicano, donde Contreras denunciaba el monopolio de las salas de cine por la Compañía Operadora de Teatros, manejada por un norteamericano llamado William Jenkins, junto con sus socios Manuel Espinosa Yglesias y Gabriel Alarcón, de la cual dependía el 80% de las salas del país. Como exhibidores, tenían en sus manos a los productores ya que debían atenerse a sus condiciones.
Miguel Contreras Torres, actor, productor y director
(1899 - 1981)
         A partir de este hecho inicial, el documental mezcla metaficciones (la recreación de algunos momentos históricos), fragmentos de películas B norteamericanas y en dominio público para ilustrar otros, escenas de algunas películas de Contreras Torres, además de fragmentos de la vida real donde aparece su familia, el propio realizador y su esposa, la actriz austriaca Medea de Novara, a la cual adoraba e inmortalizó en diversas películas. Hay largas secuencias que muestran a esas salas de antaño tanto en esplendor como en su decadente desaparición o metamorfosis. El realizador García Franco quiere ilustrar con ejemplos lo que se denunciaba en el libro de su tío abuelo para luego realizar un parangón con la situación actual que es, esencialmente, duopolista (Cinemex y Cinépolis), demostrando, de tal manera, que la vida es cíclica. En su momento, las condiciones sociopolíticas permitieron esa concentración de poder en pocas manos y su denuncia dio lugar a que el estado expropiara las cadenas para que, con el tiempo, se llegara a algo semejante, adaptado a nuestro tiempo.
Miguel Contreras Torres y Medea de Novara
Miguel y Medea en "Tribu" (1934)
Medea de Novara como la emperatriz Carlota
en "Juárez y Maximiliano"
         Las salas de entonces eran verdaderos palacios. Construcciones de esplendor con miles de butacas en algunas de ellas y adornos arquitectónicos envidiables. Esos salones se tornarían estacionamientos al derrumbarlos o templos protestantes o, en algunos casos, muy pocos, centros culturales o, como en Monterrey, terrenos de la Macroplaza. En las grandes ciudades, su número se multiplicaba contra lo que ocurría en pueblos o estados menos desarrollados, pero nunca faltaba la sala de cine: era el entretenimiento popular, fábrica de sueños. La cinta sugiere que se llegó al asesinato con tal de la apropiación de un cine cuyo propietario no deseaba vender. Este es el punto más destacable de lo que pudo surgir de un libro que era legendario y fue polémico en su momento (1960). Al menos, se pudo colocar una alerta y luego vendría la expropiación.
"El león de Sierra Morena" (1927)
Cantinflas en "No te engañes corazón" (1936)
         No obstante, el resultado es muy irregular ya que el director no se decide entre a) homenajear la carrera del tío abuelo, por lo que se exhiben fragmentos de algunas de sus muchas películas y, entre ellas, destacan El león de Sierra Morena (1927), momentos del corto Zitarí (1931), donde aparece Medea de Novara, los únicos fotogramas de El águila y el nopal (1930) que, aparentemente fue un esfuerzo sonoro. Otras cintas poco exhibidas como Simón Bolívar (1941), Juárez y Maximiliano (1933), las secuencias de No te engañes corazón (1936) donde aparece Cantinflas en su debut fílmico, o la que es su cinta más emblemática y representativa La vida inútil de Pito Pérez (1943) con Manuel Medel. O b) mostrar la biografía del tío abuelo junto con momentos de película casera donde rinde pleitesía a su propia familia (algo que no se puede juzgar negativamente si se tuviera gran definición). O c) denunciar la realidad actual donde los cineastas viven las mismas circunstancias que expusiera su abuelo en el pasado. O d) hablar de cómo las salas de exhibición que fueron fruto de luchas y muertes, fuentes de enriquecimiento para monopolistas y de corrupción y decadencia sindical para los exhibidores estatales, fueron y ya no son.
Julián Soler como Simón Bolívar
Escena final de "La vida inútil de Pito Pérez" (1943)
         Lo que no puede negarse es que el documental resulta entretenido y viene a ser importante para quienes desconozcan esta parte de la historia del cine mexicano, al cineasta homenajeado, o a todos aquellos creadores fílmicos de los cuales nunca se lograran ver sus películas proyectadas en una pantalla grande frente a su posible público. 
Andrés García Franco



jueves, 21 de mayo de 2020

INFIERNO EN VIDA


EL PÁJARO PINTADO
(The Painted Bird / Nabarvené Ptáce)
2019. Dir. Václav Marhoul.
         El título de esta película (basada en una novela excepcional de Jerzy Kosinski) se basa en un juego cruel que consiste en pintar de colores a un pájaro para luego soltarlo en busca de su parvada. Sin embargo, al entremezclarse en ella, los otros pájaros lo desconocen, empiezan a atacarlo, hasta que muere y cae al vacío. Este hecho puede aplicarse al jovencito protagonista quien es despreciado por sus mismos congéneres debido a su piel más morena que hace que se le califique de gitano o de judío de calle. Estamos ante una película brutal, espeluznante, donde este muchacho, recién salido de la niñez, vive al cuidado de una tía en un pueblo de algún país de la Europa Oriental, debido a que sus padres le han alejado de la ciudad para protegerlo de la amenaza nazista, sin imaginar que lo han condenado a un destino amargo. Son los años del inicio de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, la tía muere y su casa se quema por accidente. El jovencito iniciará, entonces, un largo viaje por diferentes lugares, en el tiempo (que va pasando, aunque imperceptible, sin que se noten sus cambios físicos, a lo largo de la guerra, como pasaba con John Wayne en Más corazón que odio), donde conocerá a diversos personajes que le darán alojamiento, aunque a precios muy altos. Será testigo de incesto y suicidio, así como de brutalidad, además de víctima de golpes, pedofilia, estupro. Este largo, tortuoso, cruel camino, le irá endureciendo. El espectador, sometido a imágenes atroces y bestiales, irá dándose cuenta de la pérdida de la inocencia, la transformación de un ser humano en instintivo, un niño cuya compasión desaparecerá debido a la infernal realidad que le rodea.


         La cinta está dividida en nueve partes, cada una llevando los nombres de las personas que este casi niño (del cual nos enteraremos de su nombre hasta el final de la película) va encontrando en su camino. Tiene un estilo naturalista que no ofrece concesiones y resulta excesiva para espectadores sensibles (en su proyección durante el Festival de Venecia del año pasado, hubo quienes desalojaron la sala a los veinte minutos). Las primeras imágenes nos ofrecen a un grupo de muchachos que atacan al protagonista y le quitan de sus manos al hurón que trae como mascota y al cual bañan de alcohol para quemarlo vivo. Más adelante, una curandera, quien es su primera protectora, para curarlo de una enfermedad, lo entierra dejando solamente su cabeza expuesta y si no es por la intervención oportuna de la mujer, empieza a ser atacado por cuervos que lo rodean. El jovencito enfrenta a un molinero celoso que le saca, literalmente, los ojos a quien cree amante de su esposa. Todo lo que va sucediendo es un catálogo de monstruosidades que, no obstante, establece lo que sería una poética de la violencia como aprendizaje de vida: es el otro lado de la moneda para los seres con privilegio. Son Los olvidados (Buñuel, 1950) o Pixote (Babenco, 1980) o el adolescente de La virgen de los sicarios (Schroeder, 2000).


         En algún momento, cuando mucho le ha sucedido, un oficial soviético, de los pocos que muestran compasión hacia él, le hace ver que no debe olvidar el aforismo de “ojo por ojo, diente por diente”. Ya muy golpeado por sus experiencias de vida, quien inicialmente  sentía dolor o alguna conmiseración (en un acto de inocencia, entrega sus ojos al hombre que los ha perdido, para que vuelva a ponérselos), ha cambiado su escala de valores: si alguien le ataca, necesita devolver el golpe. Hay todo un cambio de prioridades en quien nunca recibe piedad (o en todo caso, con consecuencias nefastas). Aparte, la cinta recupera un discurso de la novela: el racismo no ocurría solamente entre nazis y los campos de concentración. Los mismos pobladores renegaban de su sangre ante el temor de perder la vida y hacían menos a quienes eran distintos.


         Debe destacarse un elenco internacional de ensueño que rodea al extraordinario Petr Kotlár quien interpreta al torturado protagonista. Julian Sands, Harvey Keitel, Udo Kier, Barry Pepper, Aleksey Kravchenko, entre actores impactantes de los países coproductores (República Checa, Ucrania y Eslovaquia). El director (también productor y guionista) Marhoul tardó once años en levantar este proyecto y finalmente lo pudo realizar en un nítido y contrastante blanco y negro que ofrece la atmósfera de esos tiempos grises u oscuros, aparte de haber filmado en película de celuloide, como siempre debería ser. Anteriormente había filmado Tobruk (2008) donde recuperaba otros momentos de la Segunda Guerra Mundial, ahora en el desierto de Libia.


El novelista Kosinski publicó esta novela en 1965 y tuvo un éxito esplendoroso. Declaró antes de que saliera a la luz, que había tintes autobiográficos en la misma (algo que luego calló). Debido a sus excentricidades (se había casado con la viuda de un rico magnate y vivía de manera extravagante), fue atacado por los medios y hasta se le acusó de plagiario o de que sus novelas habían sido escritas por sus editores. Nada de esto se pudo comprobar. En su biografía del escritor (Jerzy Kosinski: A Biography, Penguin Books, 1996), el autor James Park Sloan se pregunta si Kosinski fue un pájaro pintado debido al rechazo que vivió o era el que pintaba pájaros, al mezclar hechos y ficción para convertirlos en un juego sádico. De cualquier manera, haya vivido o no lo que podemos ver en esta impactante, estupenda, conmovedora película, es suficiente para comprobar que existe el infierno sobre la tierra.
El director Marhoul con su pequeño actor
en el Festival de Venecia 2019


martes, 19 de mayo de 2020

ENTRETENIMIENTO BANAL


LOS CABALLEROS
(The Gentlemen)
2020. Dir. Guy Ritchie.


         El reportero Fletcher (Hugh Grant) visita a Ray (Charlie Hunnam) quien es el asistente, consejero y segundo del poderoso narcotraficante Michael Pearson (Matthew McConaughey). Empieza a platicarle que, por encargo de Big Dave, magnate del periodismo, ha investigado la vida y hechos de su jefe. Viene a ofrecerle todas sus evidencias por veinte millones de libras. Aparte de presentarlas como si fuera el guion de una película, empieza a narrarle todas sus búsquedas que nosotros, como espectadores, atestiguamos por medio de imágenes. La narración tendrá elipsis, prolepsis y analepsis que, en lenguaje menos pedante, son cortes narrativos, adelantos o retrocesos en el tiempo, por lo que las diferentes líneas de acción de muchos personajes (entre otros están un aristócrata que va a comprar el negocio de Pearson, la esposa de éste que es todo un personaje endurecido, un hampón chino, un entrenador de boxeo para jóvenes que anda sacando del mal camino y hasta la mafia rusa).
El cultivador de marihuana y su esposa
El lugarteniente
El reportero chantajista
         Siendo fiel a su estilo de Juegos, trampas y dos armas humeantes (1998) o Snatch: cerdos y diamantes (2000), y sí, no faltará quien mencione Revólver (2005) o RocknRolla (2008), donde persiste pero ya disminuido, donde siguió las enseñanzas de su incuestionable influencia (o sea Tarantino), el realizador Ritchie retorna al juego de crímenes, hampones y la justicia que se impone para el menos amoral de sus personajes. En realidad, aquí no hay figuras positivas ni redimibles, pero esa no es la cuestión de importancia. Los caballeros nos habla de una realidad actual donde la perversión ha vencido a los sistemas usuales de moralidad: el único signo para que Pearson sea el héroe de esta película, junto con su fiel Ray y el altruista entrenador, es que él se dedica solamente al cultivo y explotación de la marihuana, a gran escala: una droga que no produce muerte, sino relajación. 
El hampón oriental
El entrenador que redime
         La película inicia de una manera críptica que se irá traduciendo conforme se va desarrollando: sabemos que Pearson quiere dejar el negocio pero requiere, entonces, de un comprador solvente y poderoso. Al despreciar el saludo del magnate durante una recepción, éste quiere limpiar su humillación poniéndolo en evidencia ante el público y de ahí su contratación de Fletcher. Este tipo de narración es lo que puede confundir inicialmente, pero luego el espectador se va dando cuenta de que se está contando como si fuera una película, con escenas alternativas o imaginadas, pero que va creando los puntos de contacto de la trama. Ritchie se ha distinguido más por la forma que por el fondo: es más estilo que ideología: frivolidad contra trascendencia. Igual que Tarantino, sus imágenes son poderosas y frecuentemente sorpresivas. Contrario a su mentor, no hay un discurso interno potente ni tampoco se va creando un mundo que tenga continuidad en su obra total. Por eso estamos ante una película bastante entretenida, a la cual no se puede dejar de mirar para no perder el hilo de la narración (ante tantas situaciones y personajes), pero que al final permanece como una buena cinta de acción que pasa a formar parte del montón.
El comprador millonario
El magnate periodístico
         Y dentro de esas imágenes sorpresivas están los métodos de persuasión que se utilizan con cada personaje amenazante para que deje de presionar y se aleje de sus intenciones. Están los espacios inmensos de producción y desarrollo de la marihuana: los espectaculares castillos británicos que ahora son mansiones desgastadas que requieren de mucho mantenimiento o los barrios bajos que contrastan en un Londres, o sus alrededores, contemporáneo y portentoso. O el taller de reparaciones mecánicas que es propiedad de la esposa de Pearson donde solamente hay mujeres espectaculares como empleadas. O los inesperados saltos o caídas desde las alturas que dan otro rumbo a los hechos. No deja de ser un conjunto de momentos atrapantes e irónicos.
Guy Ritchie
         Cuando Ritchie se ha salido de esta temática ha permanecido con su tendencia de apantallar sin dejar de lado la banalidad. Tanto Insólito destino (2003) como sus relecturas del personaje de Sherlock Holmes (donde ni siquiera era necesario mencionarlo, a no ser por razones obviamente comerciales) que no tenía ni rastro de las características del popular detective, por no hablar de su desastrosa y superflua visión de El rey Arturo (2017) hasta llegar a su versión de Aladino (2019). Su mejor logro ha sido la versión de El agente de C.I.P.O.L. (2015) por la recreación de una serie de los años sesenta, que permanece fiel a su época y que recuerda al género de espionaje que cundió por esa década, ya que al menos se anclaba en cierto tipo de ficción que fue del agrado popular (aparte del disfrute de unas presencias imponentes). Con esto, podemos concluir que Ritchie es notable para entretener, algo que logra con creces en esta cinta.



        




jueves, 14 de mayo de 2020

JUSTICIA PERSONAL


DESEO DE MUERTE
(Death Wish)
2018. Dir. Eli Roth.
         Nueva lectura de una novela de 1972 y película de 1974 (El vengador anónimo, Michael Winner) que propone una visión más acorde con los años en que estamos viviendo. Paul Kersey (Bruce Willis, icónico) es un médico de emergencias en un hospital de Chicago. Su vida es cómoda y normal: su hija acaba de ser aceptada en NYU y su relación marital es feliz. Cierto día, al ir a comer, el encargado del valet parking anota la dirección del médico, se entera que cierta noche saldrán a celebrar. Ese día, Paul debe ir al hospital, mientras que la hija y la madre regresan solas a casa donde las sorprenden tres ladrones. Uno quiere abusar de la muchacha, ella se defiende, lo mismo que la madre, por lo que son baleadas: Paul pierde a su esposa mientras que su hija queda en coma. Entra en estado depresivo y ante la gran cantidad de latrocinios que sobrepasan a la policía, decide tomar la justicia en sus manos.
         Más alejada de la novela original (d0nde el protagonista tenía ese nombre pero era contador y se tornaba en vigilante vengador), en este caso tenemos su esencia, se añaden personajes, se llega al mismo dilema moral del castigo anárquico porque las víctimas lo merecen aunque no pasan por la justicia legal y humana. La atmósfera violenta se respira desde el inicio cuando el matrimonio va a un juego de soccer donde participa su hija: el padre de otra joven grita groserías y regaña a la muchacha: ante el reclamo de Paul, el hombre lo agrede y le amenaza incitándolo a la lucha física, algo que la esposa evita. Las noticias de radio, televisión e internet solamente hablan del estado de las cosas en Chicago: crímenes cotidianos, robos, asaltos y muchos muertos. 
         Luego del asalto a sus seres queridos, Paul entra en depresión. Su psiquiatra le comenta que es una consecuencia natural de la pérdida, pero cierta noche, cuando se da cuenta de unos tipos que acosan a una joven transeúnte, interviene para recibir una golpiza. Mientras ve la televisión más tarde aparece el comercial de una tienda de armas a la cual visita pero dándose cuenta de las cámaras de seguridad así como de la necesidad de llenar un permiso para portar armas prefiere no hacerlo. La oportunidad se presenta cuando atiende de emergencia a un joven herido al cual se le cae su pistola que se las ingenia para quedarse con ella. Un tutorial de internet le enseña a usarla. Una noche sale, encapuchado, a la calle; se da cuenta de un intento de robo y lo detiene, matando a los ladrones. A partir de ese momento su actitud cambia y mejora: ha probado el sabor de la muerte y acorde con sus sentimientos, ha sido castigo justo, intercambio de crímenes, ojo por ojo.
         La cinta muestra la sensibilidad extrema y el gusto por la sangre del realizador Roth. Mientras que Paul practica y aprende cómo usar la pistola que servirá para la protección con resultados mortales, por otro lado se alternan imágenes de su trabajo como médico que salva vidas. El prólogo lo muestra anunciando a un policía que su compañero ha muerto debido a las heridas causadas por un delincuente al cual el mismo doctor irá a salvar: en sus manos están la injusticia y el deber. Luego de su tragedia en las manos tendrá la muerte, la ilegalidad, la justicia. Lo que le da sustancia a esta cinta es la presentación de ambas caras de la realidad donde se llega a plantear la necesidad de utilizar  otros medios para acabar con lo que está podrido en la sociedad.

         Y la gran discrepancia usualmente recae en la parcialidad del asunto: ¿Por qué solamente pensar en criminales y víctimas mortales? ¿Dónde queda la justicia de quienes son depredadores, destructores ecológicos, políticos que provocan muerte o miseria? Es un punto de partida. La gran pregunta que podemos hacernos recae en el uso y la proliferación de las armas que ha dado lugar a tantos crímenes. En esta época de estupideces trumpianas (“mayor distribución de armas para la defensa personal”) palidece lo que realiza este vigilante nocturno. En la versión de los años setenta, el mundo sin tanto desarrollo tecnológico tenía oportunidad para reflexionar y escandalizarse.
El realizador Eli Roth
         Filmada con brío y ritmo vertiginoso que nunca cesa, aunque sea interior, tenemos otra de las mejores películas de su realizador. Lo que notamos como venganza viene a equipararse con la que contemplamos usualmente en otras cintas. Sin embargo, hay momentos en que la tortura justiciera nos recuerda a las cintas con hostales de sadismo en la Europa Oriental, que le dieron la fama al director Roth. Aunque uno deba tener fe y resignación, siempre queda ese deseo íntimo de que los culpables paguen por los daños que ocasionan. En estos tiempos cuando nada asombra y lo terrible se ha vuelto cotidiano y el cinismo afecta a la moral, es bueno detenerse y pensar que tal vez este sea el camino a seguir en el futuro. Con todo y las consecuencias del Coronavirus, cuando habrá más desempleo, necesidades, problemas económicos... 

miércoles, 13 de mayo de 2020

LA VERDAD DE CADA UNO


LA VERDAD
(La vérité)
2019. Dir. Hirokazu Kore-eda
         Fabienne Dangeville (Catherine Deneuve) es un “monstruo sagrado” del cine francés. Acaba de publicar sus memorias por lo que llegan a verla su hija Lumir (Juliette Binoche), quien se dedica al guionismo en Estados Unidos, junto con su esposo, el actor Hank (Ethan Hawke) y su pequeña hija Charlotte. Al mismo tiempo, Fabienne está interviniendo en la filmación de una película de ciencia ficción. La cinta mostrará las interacciones entre madre e hija durante estos momentos en que estarán juntas, sobre todo cuando Lumir lea el libro y le reclame que está compuesto por mentiras. El director japonés Kore-eda, finalmente realizó una película en Francia, invitación que le había hecho Binoche desde quince años atrás, y pudo tener a la Deneuve en su elenco. 
         La cinta nos habla de la memoria y de la percepción de los recuerdos. Al exponer Lumir que su madre ha inventado el pasado, se confronta la verdad de sus relaciones y de los hechos que sucedieron, sobre todo al referirse a la figura de Sarah, una ya fallecida vieja amiga, también actriz, de su madre. Además, el argumento de la cinta que filma Fabienne donde una madre enferma de cáncer decide irse al espacio para retornar cada siete años en el lapso relativo de la tierra, para visitar a su hija que va envejeciendo mientras ella permanece lozana en su aspecto, permite establecer un parangón de las relaciones entre ellas contra su propia verdad.
         Fabienne es una mujer fría y calculadora. Lumir le echa en cara que se hubiera acostado con el director de una película para robarle el papel a su amiga Sarah, rol que le permitió ganar un premio pero que provocó la tristeza y el suicidio de la otra. Esa frialdad se ha corrido hacia la actitud de su hija desde pequeña: nunca iba a recogerla a la escuela (como ha escrito en sus memorias), ni le ha alentado en su carrera como actriz por lo que la orilló a estar detrás de la cámara. La llegada inesperada del exmarido, padre de Lumir, solamente ratifica la lejanía de Fabienne. 
         Kore-eda construye el retrato de la madre por medio del humor, gracias a sus sarcásticas respuestas, en donde da por muertas a varias de sus contemporáneas para despreciarlas o comentando que las grandes actrices francesas han tenido misma inicial en nombre y apellido (Danielle Darrieux, Simone Signoret), pero al mencionarle a Brigitte Bardot, tan solo hace una mueca de gran rechazo. Por otro lado, cuando uno de sus viejos y fieles empleados la abandona al enojarse porque nunca fue mencionado en su libro, ella quiere que retorne pero jamás ha pedido disculpas en su vida. La disposición de Fabienne hacia su joven coprotagonista en la cinta que está filmada, es de lejanía y superioridad para dejar clara su posición y valía.
         Y se agradece que, con todo y que el retrato de la hija sea elaborado por cuestiones indirectas, no se llegue al melodrama barato, ni a los diálogos grandilocuentes e inverosímiles de este tipo de argumento. Kore-eda no abandona su temática familiar, aunque en este caso sea menos compleja, pero no por eso, sin calidad ni rigor (como pasaba en De tal padre tal hijo o en su gran película previa Un asunto de familia, además de otras de sus cintas iniciales). En algún momento podremos ver cómo Fabienne muestra cierto acercamiento que, luego, va a querer utilizar para su actuación. 


Catherine Deneuve y Roger Van Hool en "La amante que volvió"
(La chamade, Cavalier, 1968).  Van Hool en esta cinta.

Aparte de las dos grandes actrices estelares, el director pudo trabajar con el norteamericano Hawke al cual admiraba desde sus cintas europeas con Richard Linklater. En el rol de Pierre, el exmarido de Fabienne, aparece Roger Van Hool que nos trae cálidos recuerdos de cuando también alternó con Deneuve, ambos jovencísimos, en La amante que volvió (La Chamade, Alain Cavalier, 1968) basada en una novela de Francoise Sagan, y que es otro acierto de la cinta al recordarnos el pasado de Deneuve-Fabienne, como gran diva. Kore-eda nos muestra la belleza del otoño parisino, la caída de las hojas, la edad en la cual una gran actriz y madre toma conciencia de lo que pudo haber sido su verdad.
Deneuve, Kore-eda y Binoche
en el pasado Festival de Venecia.