martes, 26 de mayo de 2020

EL CAOS DENTRO DE UNO MISMO


NEVRLAND

2019. Dir. Gregor Schmidinger.
         Una frase de Nietzsche se lee al inicio de esta cinta Y te digo: uno debe tener caos en sí mismo para poder dar a luz una estrella danzante. Y les digo: todavía tienen caos dentro de ustedes. De esta forma, el filósofo alemán nos expresa que  el ser humano necesita sobreponerse a sí mismo, a sus confusiones e inseguridades internas, para seguir adelante y se torna en el marco conceptual, de referencia, para la historia de un jovencito que se encuentra en el umbral de la vida, confuso, viviendo una existencia poco satisfactoria, con falta de comunicación hacia sus seres cercanos y una profunda ambigüedad en cuanto a su sexualidad ya que le atraen los cuerpos masculinos. Estos factores lo han sumergido en la ansiedad, aquella que usualmente no se comprende ni puede explicarse.
         Jakob (Simon Frühwirth) tiene 17 años y acaba de terminar el bachillerato. Mientras llega el momento para ingresar la universidad, entra a trabajar en el rastro local donde también labora su padre. Por las noches, para cortar con el tedio de ver televisión, junto con su padre y un abuelo enfermo, el virginal Jakob se entretiene con la pornografía gay y entra a sitios que permiten el contacto con otros hombres, donde conoce al atractivo, bien formado Kristjan (Paul Forman), de 26 años. Cierto día, al término de su jornada, Jakob se desmaya y es llevado al hospital. Se le somete a un tratamiento psicológico ya que fue producto de un ataque de ansiedad. Luego Jakob puede conocer personalmente a Kristjan quien le permitirá explorar su sexualidad además de proporcionarle una entrada a la droga, algo que servirá para que Jakob quede inmerso en un estado intermedio, entre la realidad y el sueño, al enfrentar sus miedos. 
         Una producción austriaca, primer largometraje de su director (quien estudió cine en los Estados Unidos), donde vuelve a tomar el tema de la ansiedad, algo que le ha obsesionado, pues acorde con declaraciones suyas, fue experiencia que vivió personalmente y que sólo podría solucionarse enfrentándola. Sus anteriores cortometrajes fueron ejercicios donde hizo sus primeros acercamientos al asunto [pueden verse por You Tube, buscando el nombre del director: The Boy Next Door (2008) donde un joven acompañante masculino tiene un acercamiento sensible con el pequeño hijo de su cliente que le permite, al menos, superar momentáneamente su inquietud u Homophobia (2012) donde un joven soldado, homosexual de closet, descubre un alma gemela que le ofrece una esperanza ante un oscuro destino personal].
The Boy Next Door (2008)
Homophobia (2012)
         En este caso, Jakob, abandonado por su madre desde los seis años, nieto amoroso que cuida de un abuelo ya senil, e hijo obediente que entra a un trabajo grotesco y extremo donde la visión cotidiana de animales tasajeados, aparte de la limpieza de sangre derramada, se alterna con cuerpos desnudos de hombres en las regaderas comunitarias del lugar, que vienen a ser cargas emocionales que lo llevan al colapso. A todo ello se añade su propia inseguridad ante la sexualidad. El tratamiento psicológico le solicita que mida el miedo que tiene ante lo desconocido, aquello que siente que le acecha, que le roza imaginariamente una pierna mientras nada en un lago. La muerte del abuelo se contrasta con un encuentro fallido, inicial, con Kristjan, al cual finalmente conoce en un espacio neutral, el Museo de Historia del Arte, en Viena. Es el preámbulo para ir al departamento del hombre, nueve años mayor que Jakob y del cual se supone que es artista visual, aunque nunca se especifica. Al preguntarle el motivo de que se interesara por él, Kristjan le responde que fue el enorme lunar rojo. Será el medio para que el muchacho pueda explorar su sexualidad, besar por primera vez y sentir el cuerpo de otro hombre. Ahí, entra la droga.
         A partir de este momento, el tono de la cinta cambia y se entremezcla la realidad y el sueño. Jakob no sabrá si Kristjan fue el producto de su imaginación y tendrá, a fuerza, como consecuencia de su experimentación con la droga, sumergirse en lo que será una psicodelia, la alteración de su conciencia y el incremento de sus sentidos. Así, el realizador Schmidinger logra una brillante ópera prima donde un joven contemporáneo vive la carga del mundo en el cual vive: familia, trabajo, sexualidad reprimida. Para poder entender y liberarse de su ansiedad existencial deberá pasar por experiencias que le permitirán un viaje hacia su interior y lograr, tal vez, la victoria o la muerte. Con imágenes cercanas a David Lynch y el estilo visual de Gaspar Noé, a los cuales admite como referencias, estamos ante una película que seguramente dejará emociones encontradas entre sus posibles, diversos, espectadores. Schmidinger la califica como una cinta postgay explicando que la homosexualidad no viene a ser el asunto principal. Si bien es uno de los factores de la ansiedad de Jakob, no termina siendo la inquietud primera de una película que no resulta simple, ni es para todo tipo de sensibilidad.
Gregor Schmidinger

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