HOLLYWOOD
2020. Dirs. Ryan Murphy y otros.
En esta miniserie limitada (no habrá temporadas, por fortuna), el productor Ryan Murphy reinventa a Hollywood y su historia, al estilo de Tarantino (pero sin su carga ideológica), imaginando lo que hubiera podido suceder si la realidad actual se hubiera adelantado hace 75 años. Utilizando la mitología escandalosa de la fábrica de sueños (hay un par de libros ya clásicos bajo el título de “Hollywood Babylon” del cineasta Kenneth Anger, donde recopilaba datos salaces o de bajas pasiones entre actores, actrices, productores y otros personajes), así como datos que han salido a la luz en las últimas décadas (la homosexualidad de Rock Hudson o Hattie McDaniel; la existencia de una gasolinería donde los clientes, usualmente celebridades masculinas como femeninas, podían engancharse con hombres atractivos; las fiestas masculinas de George Cukor donde los homosexuales podían sentirse libres en todos los aspectos) se desarrolla una trama de jóvenes que llegan a Hollywood en busca de sus sueños: un director mestizo, Raymond (Darren Criss), un guionista negro, Archie (Jeremy Pope), un exsoldado Jack (David Corenswet)así como un joven provinciano, Rock Hudson (Jake Picking), estos dos últimos, aspirantes a estrellas de cine.
Sexoservidores de los años cuarenta:
Criss, Pope, Corenswet, Picking
El director, quien está aprovechando la
oportunidad de filmar su primera película, se entusiasma con el guion de Archie
sin estar al tanto de su raza. Además, Raymond es pareja de una actriz de color,
Camille (Laura Harrier), que solamente puede interpretar papeles de sirvienta
en el cine. Por otro lado, ante la falta de trabajo, Jack ha sido enganchado
por Ernie (Dylan McDermott), dueño de una gasolinería como la que le mencioné
anteriormente, para dar servicio a mujeres (él se declara heterosexual), y
donde también llega Archie para darlo a hombres. De esta manera es como conoce
al joven y torpe Rock Hudson. La que sería su primera película, basada en la vida de Peg Entwistle, famosa por haberse tirado en los años treinta desde la letra H, del famoso y gigantesco anuncio colocado en las colinas de Hollywood, se transforma en la historia de una joven de color, por lo que se crea un conflicto entre el dueño de los estudios, Ace (Rob Reiner) y su jefe de producción, Dick (Joe Mantello) quien, por suerte, sufre un ataque que lo manda inconsciente al hospital por lo que su esposa, Avis (Patti LuPone, excelente) toma las riendas de los estudios (la cual había sido clienta de Jack en la gasolinería) y aprueba el proyecto, tomando riesgos gracias al consejo de Eleanor Roosevelt (Harriet Sansom Harris).
Patti LuPone, excelente y camp,
con sus vestuarios, peinados y la edad
Como pueden darse cuenta, hay toda una
mescolanza de personajes y situaciones que irán interactuando para desafiar a
la sociedad convencional, además del propio klu klux klan y el boicot de las
salas de cine sureñas. Murphy no se contenta con hablar solamente de la
discriminación contra la raza negra sino que introduce al personaje de Anna May
Wong, una buena actriz china que sufrió humillaciones en la MGM de los años
treinta, aparte de establecer a personajes femeninos en instancias de poder. Encima
de todo esto se encuentra la homosexualidad y el lesbianismo. Y así suceden
muchas otras cosas en los siete capítulos que componen a esta miniserie.
David Corenswet
El problema con Hollywood reside
en lo ligero y esquemático de su trama y personajes. Todo ocurre con una
facilidad absoluta y los conflictos se resuelven casi de manera inmediata. Los
comentarios sociales no adquieren contundencia. Las personas avezadas con la historia de
Hollywood no tendrán problema en reconocer a estas figuras mitológicas: Henry
Willson (Jim Parsons, muy alejado de su personaje de televisión) quien fue el
agente descubridor de galanes de los años cuarenta y cincuenta (Rory Calhoun,
Guy Madison), quien primero los probaba íntimamente. O Tallulah Bankhead,
Vivien Leigh, Robert Montgomery. Aparte se darán cuenta de las “adaptaciones”
de hechos reales a la fantasía (Ernest Borgnine no era conocido en 1947). También
hay otros personajes en clave cuyos nombres reales no se mencionan pero que
fueron la inspiración para ellos. Quienes no tengan ninguna referencia, los verán como personajes más de cualquier trama. Lo que puede destacarse son los valores de
producción, muy cuidada, aparte del uso correcto de efectos.
Joe Mantello y Holland Taylor,
actuaciones excepcionales
Jim Parsons, en un rol diferente
Se nota el apasionamiento de Murphy por
Hollywood (ya lo ha demostrado en sus otras series o cintas especiales) quien
demuestra su conocimiento (muy propio de la sensibilidad camp y gay), de la
trivia en la fábrica de sueños. Estamos ante un catálogo de lo que, en su
momento, fueron perversiones perseguidas por la moral y las buenas costumbres.
Si Hollywood fue quien dictaminó formas y modos “correctos” de actuar, Murphy
establece que si la liberación femenina, los derechos homosexuales, el respeto
hacia las diversas razas se hubieran adelantado en el tiempo, ahora viviríamos
de otra manera (que tal vez será lo que ocurrirá de aquí a varias décadas más).
En esta serie, los personajes salen de sus escondites secretos y se sienten orgullosos
sin que tengan que pagar las consecuencias: al contrario.
La imaginada noche de los Óscares
El reparto es excelente. Tanto la nueva
camada de jóvenes actores como la vieja hornada (Holland Taylor y Joe Mantello están
fenomenales) se complementan y equilibran. Murphy tiene muy buen ojo para
seleccionar elencos. La serie va a gustar porque es entretenida entre
escándalos y enredos pero en realidad es muy superficial y bastante olvidable.
Buena decisión haberla pensado con un principio y un fin.
Ryan Murphy, creador y soñador ligero
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