LA
SEGUNDA
(The
2nd)
2020.
Dir. Brian Skirba.
El título de la película se refiere a la segunda enmienda de la constitución norteamericana donde se defiende el derecho a poseer armas por cualquier ciudadano. La premisa de esta cinta de acción parte de un momento en el cual los miembros de la Suprema Corte de Justicia tomarán su decisión para reformarla. Vic (Ryan Phillippe), agente del servicio secreto, va a recoger a su hijo Sean (Jack Griffo), al campus donde han comenzado las vacaciones navideñas. Ya solamente quedan el muchacho y su compañera Erin, hija de un juez. Vic se da cuenta de algunas situaciones sospechosas con el chofer que ha ido por Erin: en realidad es parte de una banda que quiere secuestrarla para chantajear a su padre en la decisión que tomará sobre la segunda enmienda. Vic utiliza su oficio y experiencia, a la cual se le une su hijo, para evitar el secuestro.
Producida por el propio Phillippe, junto con muchas otras personas, estamos ante otra cinta de acción que nos remite a las relaciones intrafamiliares para que se detone la amenaza y la violencia y dar paso a la salvación. Aunque no es la gran producción de algún estudio importante de Hollywood, viene a ser el equivalente para tiempos de pandemia: menos presupuesto, estrella que fue importante pero luego decayó, trama que une a padre e hijo en una situación peligrosa, elementos que nos remiten a una variante, en menor escala, al ciclo de Duro de matar de los años ochenta o el de Búsqueda implacable ya del nuevo milenio. El personaje de Vic sufrió la pérdida de su esposa debido a una venganza y la separación de su hijo se ha debido a la entrega a su oficio, pero nunca han existido rencores entre ellos. Erin es una chica de posición acomodada que lleva buena relación con sus padres. La unión familiar se enfatiza para que tenga mayor relevancia su preservación.
Ryan Phillippe y Jack Griffo: padre e hijo que parecen hermanos
La alta tecnología que utilizan los inminentes secuestradores se explicará más adelante cuando se revele el origen del chantaje contra el juez. A los jóvenes protagonistas se les presenta al inicio de la película en una clase de esgrima donde cada uno demuestra su habilidad que será oportuna en su lucha contra los atacantes. Y hay un prólogo donde Vic debe cuidar de otro juez bajo las mismas circunstancias que posteriormente se darán en el otro personaje judicial, y aunque logra salvarlo, se da cuenta de que requiere descanso y de que el tiempo y su fortaleza se han ido agotando en conjunto.
Ryan Phillippe saltó a la fama a
finales de los años noventa con películas que fueron taquilleras (Estudio 54,
Juegos sexuales) y que explotaban la sexualidad juvenil. Sin embargo, a
pesar de aparecer en otras buenas películas (Gosford Park, El
defensor) que no fueron taquilleras, solamente quedó su fama que fue
disminuyendo. Se refugió en la televisión y en producciones con menores
presupuestos donde obtuvo cierta notoriedad (la más reciente fue Shooter
que pasó por Netflix). En esta cinta se autoproduce y tiene el rol principal.
No posee el físico de otros héroes de acción y aunque ahora ya ha cumplido 45
años, mantiene su presencia juvenil por lo que parece más el hermano mayor que
el padre del actor que interpreta a su hijo. Algo a favor es que se aprovecha
esta característica para presentarlo vulnerable y frágil frente a los
fortachones que lo acechan y que, en ocasiones, parecerán vencerlo. Y el
villano es excepcional, otro sobreviviente popular de los años noventa, Casper
Van Dien (famoso por Invasión, la alucinante cinta de Paul Verhoeven en
1997), es quien lo interpreta: frío, directo y elegante. La cinta deja abierta
la posibilidad de una secuela y esperemos que así sea…
El director Brian Skirba
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