martes, 31 de marzo de 2020

LA AVENTURA PERDIDA


VIGILANDO A JEAN SEBERG
(Seberg)
2019. Dir. Benedict Andrews.
         Jean Seberg (Kristen Stewart) regresa a Estados Unidos desde Francia, donde vive al lado de su marido, el novelista Romain Gary (Yvan Attal), porque viene a filmar una gran producción de Hollywood. Durante el vuelo sucede un incidente cuando el activista negro Hakim Jamal (Anthony Mackie) protesta por un privilegio de primera clase al cual Seberg accede fácilmente. Al bajar del avión hay un grupo de Panteras Negras y Jean se une levantando el puño cerrado, que era una señal de protesta y solidaridad. La foto sale en periódicos y pone en alerta al extremista FBI. A partir de este momento, Jean se torna amante de Jamal, efectúa donaciones a la causa de los derechos civiles y organiza reuniones en su casa de Hollywood, pero también es perseguida por el gobierno norteamericano que interviene su teléfono, la vigila desde vehículos estacionados frente a su domicilio, se introduce ilegalmente en su privacidad con la intención de destruirla personal y profesionalmente. El agente Jack Solomon (Jack O’Connell), experto en sonido y novato en su trabajo, será quien se encargue de estos actos junto con su colega Carl (Vince Vaughn) al grado de provocar la paranoia y el posterior colapso nervioso de la actriz.
Anthony Mackie (izq.) y Kristen Stewart
         Jean Seberg fue una bella y buena actriz desde finales de los años cincuenta hasta finales de los años setenta cuando moriría de una aparente sobredosis, aunque su muerte nunca fue aclarada por completo. Debutó en Santa Juana (Otto Preminger, 1957) donde un accidente le dejó marcas de quemaduras en su estómago mientras filmaba la concluyente escena de la hoguera. Continuó con Buenos días, tristeza (Otto Preminger, 1958) y a partir de entonces empezó a alternar sus apariciones en Hollywood con cintas europeas. Su gran papel icónico, que quedó en la mente de espectadores e intelectuales fue como la compañera de Jean Paul Belmondo en la ya inmortal Sin aliento (Jean Luc Godard, 1960). Su posterior casamiento con el escritor lituano-francés, Romain Gary, provocó que la alternancia entre países fuera algo común. Luego de los incidentes mostrados en esta película, Seberg entró en una lista negra no oficial por lo que sus oportunidades en Hollywood disminuyeron. De hecho, la cinta menciona que llega a Hollywood porque va a filmar una cinta musical (La leyenda de la ciudad sin nombre, Joshua Logan, 1969), posteriormente llega una cinta multiestelar que se tornará en gran taquillazo, además de punta de lanza de varias secuelas (Aeropuerto, George Seaton, 1970) y finalmente una producción que se filmaría en México y que sería el final de su carrera en Estados Unidos (Macho Callahan, Bernard L. Kowalski, 1970).
La leyenda de la ciudad sin nombre
con Clint Eastwood, Lee Marvin y Jean Seberg
Aeropuerto
con Jean Seberg y Burt Lancaster
Macho Callahan
con Jean Seberg y David Janssen
         Aparte de los personajes inventados de Jack y Carl (para su dramatismo y representación porque estos agentes federales sí existieron, pero impersonales, sin nombre definido, acechantes), los hechos que se narran fueron ciertos, aunque dulcificados o modificados en su realidad. Jack Solomon se convierte en la conciencia de la película ya que se le presenta como persona que reniega de la falta de ética y solamente quiere resolver su trabajo de manera tradicional, al ver el rumbo destructivo de las acciones cometidas, ordenadas por el alto mando de seguridad. Sus intentos de comunicación con la actriz resultan tardíos e inútiles. Jean Seberg intentó quitarse la vida mientras estaba embarazada y se había propagado el rumor de que el bebé era resultado de su relación con una persona de color, algo impensable para una estrella de Hollywood en esos tiempos (luego se supo que el padre era un estudiante mexicano con el cual tuvo un efímero romance mientras filmaba en nuestro país). 
El agente Solomon (Jack O'Connell)
mira todas sus evidencias
         Entonces ¿cuál es el objetivo de esta película? Recuperar a un personaje que las nuevas generaciones conocerán elementalmente por la cinta de Godard y mostrar otra cara de la constante perversión del sistema gubernamental norteamericano. El principal problema de esta revisión de un tiempo cruel y difícil de rebelión, que dio lugar a crueles represiones, es que se queda en la anécdota. No hay una liga contundente de esos tiempos pasados con el presente que se está viviendo y la denuncia se queda en la historia de un villano gubernamental y su equipo de agentes prepotentes que provocó reprobables incidentes. Tal vez, el hecho de presentar a una mujer libre en su manifestación personal, en un tiempo de estricta autoridad paterna (como se muestra en una escena en casa del agente Carl al reprender en público a esposa e hija) y las consecuencias de su tortura moral. Además, el hecho de que el agente Solomon vaya a contarle que todas sus sospechas eran verdaderas le sirven de expiación ante una destrozada mujer.
Jean Seberg con su personalidad
que se tornará psicótica por el acoso
(Kristen Stewart)
         Kristen Stewart es buena y versátil actriz, además de poseer una belleza no convencional y ahí es donde se impone un obstáculo si se le compara con la hermosa Seberg. En su vida profesional, Stewart ha seguido el camino de quien interpreta porque también se ha decidido por participar en producciones europeas alternando con grandes proyectos de Hollywood, además de no ocultar su ambigua sexualidad. Logra, al menos, interpretar la angustia y desesperación que debió haber vivido la Seberg, y ese es el mayor atractivo de una cinta que pudo haber sido mucho mejor. En su bien documentado libro sobre Seberg, Played Out: The Jean Seberg Story, el biógrafo David Richards la cita en un  epígrafe final: Entre una carrera exitosa y la aventura de la vida, escojo a la aventura de la vida. Jean Seberg fue fiel a su principio pero, por desgracia, tuvo que pagar un triste y alto precio.
Jean Seberg en su primer papel
en el cine: Santa Juana
La bella Jean Seberg
Nota:

Richards, David, Played Out: The Jean Seberg Story,
Random House, 1981.

EL MONOPOLIO DEL DOLOR


EL INSULTO
(Qadiat raqm 23 /L’insulte)
2017. Dir. Ziad Doueiri.

         Cuando el capataz palestino Yasser, refugiado en Beirut, arregla un drenaje ilegal en la casa del cristiano libanés Toni, éste lo destruye provocando que el palestino le responda “maldito idiota”. Ante esta situación, Toni exige una disculpa a lo cual Yasser se niega porque piensa tener la razón. Cuando finalmente, convocado por su jefe, Yasser va al taller de Toni para solicitar perdón, sin poder expresar palabra, el libanés le dice “ojalá Sharon hubiera acabado con todos los palestinos” provocando la ira de Yasser quien lo golpea rompiéndole dos costillas. Esto da pie a que Toni vaya al hospital pero siga alimentando su ira. Al no obedecer órdenes médicas, se desmaya en su taller ante lo cual su esposa, embarazada, da a luz una niña prematura. Toni decide demandar a Yasser con el apoyo de un astuto abogado. A Yasser no le quedará más que aceptar el apoyo de una abogada que se ofrece a defenderlo. 
         A partir de una situación donde quedan evidentes los odios étnicos debidos a una historia y tradición de guerras crueles y criminales, el realizador Doueiri nos enfrenta a dos seres lastimados que se aferran a sus propias situaciones, más que nada a sus dignidades. La cinta se torna, entonces, en una serie de confrontaciones que serán subrayadas por los respectivos abogados con una curiosa serie de argumentos que resultan, en ocasiones, extremos y fuera de lugar para nuestra sensibilidad occidental. La frase que más se distingue es que “nadie tiene el monopolio del sufrimiento” cuando se van conociendo experiencias y circunstancias de cada personaje marcados por los conflictos bélicos. En Líbano se prohíbe a sus ciudadanos que pisen suelo israelita. Por otro lado, no se olvida al Septiembre Negro criminal.
         El realizador Doueiri acepta que su cinta no es trágica ni busca crear polémica, sino enfatizar sobre acciones que la mayoría de los habitantes de Medio Oriente han experimentado. No puede darse “vuelta a la hoja” de manera tan sencilla. El dolor está presente ante la pérdida de seres queridos o la pérdida de facultades por la lucha. La trama de la película viene a ser una metáfora particular con el deseo de eliminar el fanatismo y buscar el respeto que todo ser humano merece. El reparto es preciso: el actor Adel Karam interpreta a Toni y es perfectamente detestable desde el inicio por su actitud prepotente y despreciativa hacia el palestino: paulatinamente irá cambiando lo mismo que la vida que le rodea. Por su parte, Kamel El Basha, como el palestino, es un ser digno cuya responsabilidad profesional se erige contra su antagonista hasta que la actitud le hace reaccionar.
         Hay un momento donde ambos se encuentran por motivos que el espectador descubrirá. Yasser tiene problema con su automóvil. Toni se da cuenta y le ayuda para que arranque el motor. Es un mínimo toque donde ambos se dan cuenta de las posibilidades de convivencia pacífica, a través de lo que puede verse como una contradicción. Se le ha criticado a la película de ligera porque no presenta una “solución” ni establece un “mensaje”. No es necesario ya que el objetivo es enaltecer el honor humano y la cortesía que se merece cualquier persona, sea quien sea, proceda de donde proceda. Una película ejemplar.
Ziad Doueri entre sus dos actores,
Adel Karam y Kamel El Basha

lunes, 30 de marzo de 2020

UNA POBRE PELÍCULA MEXICANA DE TERROR


LA MARCA DEL DEMONIO
2020. Dir. Diego Cohen.


         Un prólogo nos muestra a un sacerdote exorcizando a un niño que está amarrado a una cama, con espuma en la boca, agitándose desesperadamente. El niño pierde el conocimiento, aparece un libro bajo la cama, y el sacerdote toma el cuerpo, envuelto en una sábana, lo lleva por carretera hasta un precipicio donde lo tira. Sin embargo, se nota que el cuerpo se mueve cuando un cuervo se posa sobre él y empieza a picotearlo. Un intertítulo expresa que han pasado treinta años. La filóloga Cecilia (Lumi Cavazos) termina una clase donde habla de minucias sobre el arameo. Una amiga le entrega un libro que le ha llegado por mensajería, que es idéntico al que apareció en el prólogo. La mujer lo guarda en una caja fuerte pero su hija Fernanda (Nicolasa Ortiz Monasterio) lo toma a escondidas. Lo muestra a su hermana Camila (Arantza Ruiz) quien recita unas palabras del libro por lo que es poseída por un demonio. Por otro lado, nos encontramos al enigmático Karl (Eivaut Rischen) quien es el niño, ya crecido, del prólogo, el cual fue encontrado y protegido por el sacerdote Tomás (Eduardo Noriega), al cual provee de heroína para satisfacer su adicción. Cuando Camila empieza a mostrar los efectos de su posesión, Fernanda busca a Tomás para que la ayude a exorcizarla.
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         Esta es la mínima sinopsis que se puede mencionar de otra producción dirigida por Diego Cohen, realizador que muestra su pasión por el género del terror con el terrible defecto de que repite fórmulas ya vistas en la cinematografía de otros países. Otras de sus anteriores cintas han sido Perdidos (2014) donde se volvía a utilizar el procedimiento del vídeo encontrado para esclarecer lo que sucedía a unos estudiantes que exploraban un edificio abandonado con tal pobreza de producción que las secuencias eran largas y se volvía siempre a los mismos lugares. Luna de miel (2015) narraba la obsesión de su personaje masculino por poseer a la mujer de sus sueños dando lugar a secuestro, tortura y una respuesta inesperada pero gratuita por parte de ella. En este caso, el tema del exorcismo ya ha sido tantas veces narrado que las variaciones posibles son minúsculas y, como sucede en este caso, el deseo de alcanzar algo distinto, lo lleva a la confusión total para el espectador.
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         Karl ha resucitado y tal parece que su experiencia consiste en poder exorcizar demonios que luego lo llevan a acciones terribles (canibalismo, por ejemplo) para posteriormente deshacerse de ellos (en retroceso, se muestra que así fue como asesinó al sacerdote del prólogo donde fue encontrado por Tomás). La cinta inicia con un epígrafe del popular H. P. Lovecraft (Que no está muerto lo que yace eternamente, y con eones extraños, incluso la muerte puede morir) que es una de las frases más citadas del ficticio Necronomicón (que es otra de las creaciones del autor dentro de sus historias de terror y cuya lectura daba lugar a situaciones terribles y que, se supone, es el que recibe la filóloga). Esto es lo que viene a “justificar” la resucitación de Karl pero ahora, al ser Camila poseída, él sufre en carne propia dicha posesión, para luego enfrentarse con ella. El papel de Tomás resulta accesorio, mostrando a su adicción como una debilidad humana. Todo viene a terminar en masacre, resucitación, situaciones cíclicas que dan por resultado algo sin pies ni cabeza. El afán de cultivar un género da lugar a repeticiones sin sentido ni originalidad. El afán por alcanzar originalidad da lugar al absurdo total dentro de lo fantástico.
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         En su favor está una bella fotografía aérea que plasma la belleza de Durango (donde la filmación inició en 2017 pero como ahora el cine mexicano sigue el canon norteamericano de indicar sus producciones por año de estreno, se indica que es el actual). El reparto cumple con lo mínimo necesario, dentro del pobre guion. La producción corrió a cargo de Armando Casas (quien inicialmente fue anunciado como director y Cohen como productor, pero algo debió ocurrir en el camino). No obstante, por el título y el mentado tema de terror, es por lo que ha obtenido una distribución en las cadenas de cine (aunque limitada a salas de poca monta).

viernes, 27 de marzo de 2020

BRASIL, DE AQUÍ A UNOS AÑOS...


BACURAU: TIERRA DE NADIE
(Bacurau)
2019. Dirs. Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles.
         Un espacio distópico en el Brasil, de aquí a unos años, como indica el inicio de la película que se abre desde una gran toma que muestra al planeta del espacio exterior para que por acercamiento, se vaya dirigiendo hacia el tropical país. Al oeste de Pernambuco, está el ficticio pueblo de Bacurau que se encuentra sin agua porque algún grupo la ha controlado. Por eso, reciben una pipa periódicamente que les abastece del líquido y es en una de estas ocasiones que regresa al pueblo Teresa, quien asiste al funeral de su abuela Carmelita, la matriarca del lugar. Las primeras secuencias servirán para conocer al lugar con su población mixta que presenta diversos colores de pieles. Hay un pequeño museo, una escuela, tiendas, cantinas, prostíbulo. Hay señales para los celulares y los IPad. La gente convive sin prejuicios. De pronto aparecen unas camionetas que traen pantallas con la propaganda política de un aspirante a alcalde, haciendo que todos los habitantes se escondan en sus hogares. El hombre solicita su voto para reelegirse: les deja alimentos (que resultan caducos en su mayoría) y les tira mil libros que se notan usados, maltratados. Ante su fracaso, se marcha. Luego empiezan los indicios de que algo no está bien: llega la pipa de agua con agujeros causados por balas, invade una tropilla de caballos perteneciente a una granja que se encuentra alejada, aparecen dos turistas en motocicleta sin ningún motivo aparente que toman unas bebidas y se marchan, pero más extraña es la súbita presencia de un dron en forma de platillo volador al estilo de las películas de los años cincuenta. Quienes van a investigar a la granja descubren a todos sus habitantes masacrados. Al querer retornar, se encuentran con los dos motociclistas quienes les disparan y matan. Así, se conecta con un grupo de norteamericanos cuya misión es asesinar a los habitantes de Bacurau.
         Hasta este momento no hay un personaje que sirva como hilo conductor. La película utiliza a una colectividad para contar su trama y establecer una alegoría de la realidad que rodea a los pueblos olvidados del Brasil que tiene ventajas siempre menores a las desventajas. El comentario político y social es fuerte ante la presencia de los criminales que buscan desaparecer al pueblo, llegando al grado de controlar desde el espacio la anulación de señales electrónicas y hasta la desaparición en los mapas satelitales de Bacurau como una premonición a lo que sucederá. El alcalde regala, además de víveres echados a perder, ataúdes (otra imagen que se muestra previamente cuando Teresa va en camino a Bacurau). El tono de la cinta va cambiando desde el inicio: aparentemente es una película de tema rural que luego pasa al comentario social con el entierro de la matriarca. Posteriormente, la llegada de los caballos desbocados ofrece el eco de una cinta del oeste y luego desconcertar con la imagen de un platillo volador de película norteamericana tipo “b”, de extraterrestres, para continuar como cinta de intriga, crimen y suspenso. Los realizadores quisieron ofrecer esta combinación de géneros como un recordatorio y, por otro lado, como anzuelo de interés al espectador, de que está viendo una película además de incitarle a reflexionar dentro de la sorpresa continua. 
Udo Kier
         Bacurau presenta ambigüedades, solamente da pistas, permite que el espectador diseñe su propia película. Hay un criminal por el cual se ofrece una recompensa, quien es protegido por los habitantes, pero nunca se saben las causas. Otro personaje, Acácio, al cual llaman Pacote, es una celebridad local porque se exhiben vídeos de cuando era policía urbano que ganaba puntos matando a personas en redadas permitidas para matar libremente (como pasa en la serie de películas de La noche de la expiación). No sabemos de dónde sale la gasolina de los vehículos ni el surtimiento de las tiendas. Además, hay una droga que baja el humor para permitir que la población se vuelva más indolente. Así, entre muchas otras situaciones, como ocurre con el grupo de criminales que son racistas y totalmente crueles. Bacurau viene a ser una defensa de quienes son considerados pobres y vulnerables; una reacción hacia los acontecimientos recientes de censura y discriminación que vive el país pero que puede ser extrapolado sin problema ni limitaciones a la realidad del mundo. Definitivamente es una película inclasificable: lo que parece ser una cinta variada, mezcla de entretenimientos diversos, se torna en imagen de la cruel falta de humanidad aunque ofreciendo una alternativa de exitosa resistencia.   
Sonia Braga
Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho
directores de "Bacurau: tierra de nadie"

jueves, 26 de marzo de 2020

UN GENIO


CURTIZ
2018. Dir. Tamás Yvan Topolanszky.
         Más ficción que realidad, esta película no es una “biopic” (detestable neovocablo) en el estricto sentido de la palabra. Utiliza al personaje de Michael Curtiz (1886 – 1962), húngaro de origen pero nacionalizado norteamericano ya que llegó a los Estados Unidos en los años veinte para iniciar y concluir una carrera cinematográfica bastante exitosa y trascendente, aunque siempre se le consideró solamente un artesano eficiente. El cambio de puntos de vista, además del final de la historia en estos tiempos posmodernos que nos ofrecen una ilusión de verdad, ha cambiado dicha percepción de la crítica seria de mitad de siglo veinte y nos ofrece un mero relato. Al revisarse la filmografía de Curtiz se encuentran verdaderas obras maestras, sobre todo si se aplican nuevos criterios de revaloración, de reflexión, del conocimiento de muchas variables que, en tiempos pasados, se desconocían: las películas eran juzgadas como objetos culturales en sí mismas, sin referencias ni contextos. En esta cinta se utiliza como pretexto, la filmación de Casablanca para que sirva como interpretación de la relación que el director tuvo con su hija Kitty. Además, se introduce un personaje ficticio de la Oficina de Guerra que obligaba a los estudios a objetar o cambiar sus tramas para llevar un mensaje de invencibilidad norteamericana: la gran esperanza para quienes peleaban y veían las películas o para quienes se quedaban, esperando el retorno de los jóvenes soldados.
         Al inicio de la filmación de Casablanca hay muchas presiones sobre lo que se va a narrar. No quiere elevarse a la calidad de héroe a los oficiales nazis. Rick, el personaje interpretado por Humphrey Bogart deberá ser omnipotente. No es posible que el defensor de la paz sea un extranjero y que su mujer le sea infiel. Michael Curtiz (Ferenc Lengyel) tendrá muchas discusiones por tantos motivos. Al mismo tiempo, reaparece su hija Kitty (Evelin Dobos), a la cual había traído desde Hungría quince años atrás pero tenía olvidada, como a su exmujer, y recluida en Nueva York (todo un país entre ellos). Kitty busca recuperar el amor de su padre y Curtiz, siempre duro e intransigente, la evita. La cinta desarrollará diversos puntos de esa relación que le servirán al realizador como experiencias básicas para introducirlas en Casablanca. Se muestra el proceso de filmación y la rudeza de Curtiz hacia técnicos, extras y estrellas. Se sugiere que no aceptaba a Bogart como galán (y esta película lo estableció como tal), además de sus descortesías hacia una intransigente Ingrid Bergman (quien no era conflictiva). Su torpeza para el manejo del idioma que le hizo famoso y que daba lugar a grandes pifias. Igualmente, se destaca el uso de su posición privilegiada para seducir a mujeres que buscaban un lugar en el cine o encontrarse con un protector.  
         La cinta, entonces, es un gran metarrelato; una ficción que intenta explicar al personaje bajo un contexto temporal. Se parte de personajes reales para hablar de una época histórica, pero también de un sistema de producción artístico-cultural, y aunque al final se expresa que Curtiz nunca pudo arreglar su relación con su hija, estamos también ante la suposición sobre un hecho que se sobreentiende al investigarse la vida y familia del realizador. No por eso, la cinta carece de valor. Filmada en blanco y negro, donde solamente entra el color rojo para indicar el inicio de una filmación y siempre con Kitty en el fotograma, quizás para recordar que esto es solamente una película. Casi al final, se verá la imagen de la luz que sale de un proyector y la pantalla se pinta de azul para indicar el triunfo de la creatividad. La recreación de una época de Hollywood resulta impecable y excepcional, si se parte del hecho de que fue filmada en Hungría. Hay unas escenas donde una mujer está enviando rollos de pruebas de producciones que se encontraban en filmación y se mencionan diversos títulos de 1942. Se privilegia al personaje de S.Z. Sakall (Jozsef Gyabronka) quien fuera el actor (también de ascendencia húngara), amigo cercano de Curtiz, quien interpretara a Carl, el mesero aliado en la resistencia, y en la trama se convierte en otro rostro de la conciencia del director. 
La atmósfera de la Warner Bros.
en los años cuarenta
Una biografia magistral
         Para quien desee sumergirse en la vida y obra de Michael Curtiz, se recomienda una magistral biografía (A Life on Film), que cuenta con una filmografía completa e infinidad de notas, escrita por el académico Alan K. Rode, de casi 700 páginas, publicada por la Universidad de Kentucky en 2017. Mihály Kertész nació en Budapest el 25 de diciembre de 1886. Luego de varios oficios, entró al negocio del incipiente cine para dirigir su primera película en 1912. En 1926 emigró a Estados Unidos para ingresar a la Warner Bros. y dirigir su primera cinta norteamericana (El tercer grado) donde permanecerá hasta 1954 para luego ser independiente. Seguiría filmando hacia 1962, enfermándose durante la filmación de su última cinta (Los comancheros) para morir el 10 de abril a los 75 años. Durante el rodaje, John Wayne, productor y estrella, se encargó de codirigir debido al estado precario del ya debilitado realizador. 178 películas, muchas de la etapa silente ya perdidas, pero memorables las que corresponden al sonoro: Ángeles con caras sucias, Mi reino por un amor, El suplicio de una madre, Música en el alma, como pocos ejemplos de una carrera exitosa y creativa. Curtiz solamente ofrece un vistazo general del gran personaje pero deja muy claro que era todo un genio.
El realizador Topolanszky, Evelin Dobos,
Ferenc Lengyel y la productora Claudia Sumeghy


        






miércoles, 25 de marzo de 2020

LA PÉRDIDA DEL ESTATUS


HOGAR
2020. Dirs. Álex Pastor y David Pastor.
         Javier Muñoz (Javier Gutiérrez, espléndido) es un ejecutivo de publicidad que lleva un año sin empleo. Debido a la situación, deberá dejar el lujoso departamento donde vive, junto con su esposa Marga (Ruth Díaz) y su hijo Dani (Cristian Muñoz), para irse a vivir a un barrio popular. Ante la falta de trabajo, mantenido por su esposa, con mala relación hacia su hijo, Javier visita por las noches su viejo hogar y mira a los nuevos ocupantes: una pareja con una niña. Utiliza las llaves que todavía conserva para introducirse durante el día al departamento y esculcarlo. Así, se da cuenta de la agenda del esposo e inicia una persecución callada y perversa.
Javier Gutiérrez, extraordinario
         Una muy buena producción de Netflix, filmada en Barcelona, que muestra el retrato de la envidia y de los celos. Es también la imagen de un hombre calculador que ha visto pasar sus mejores años productivos y no puede resignarse a la pérdida de un estatus. La cinta nos va dirigiendo hacia sus intenciones que, como gran cualidad del guion, nos van siendo descubiertas minuciosamente. El tiempo pasa imperceptible pero todo va sucediendo con el correr de los días, los meses. La paciencia para ir consiguiendo sus fines y la creatividad que ahora se enfoca hacia la recuperación de un estilo de vida.


         El hombre mira y desprecia la aparente felicidad que se nota tras la ventana del departamento. Al hurgar en la computadora del nuevo inquilino va descubriendo secretos, vida pasada, esfuerzos de la vida presente, por lo que empieza a idear todo lo que vendrá. La rabia interna, la humillación que su propia existencia le ha proveído, puede estar en las patadas a su coche, la tortura indirecta a su hijo, o la sensación de que otro está viviendo la vida que le corresponde.
         Los hermanos Pastor se dieron a conocer por Portadores (2009) que tuvo exhibición por nuestras salas ya que era una coproducción norteamericana, acerca de una terrible epidemia. Posteriormente, Los últimos días (2013) continuó con el mismo tema aunque con una variante específica: ya no eran virus sino el espacio abierto: dentro y fuera de la persona estaba el mal circundante. Ahora, el mal se encuentra inserto en un ser humano despreciable del cual la única satisfacción es la material, alrededor del entorno de pareja: condiciones biunívocas. 
         Y la gran cualidad: Javier Gutiérrez, actor excelso, cuyo rostro y mirada son perfecto reflejo de todos los defectos humanos que puedan considerarse. Sus rasgos endurecidos, su baja estatura, su contención actoral. Es una personalidad hipnótica. Por Netflix lo pueden ver en otras de sus grandes interpretaciones: Durante la tormenta, Somos campeones o El autor.
Álex y David Pastor

lunes, 23 de marzo de 2020

ABRIR LOS OJOS...


EL SILENCIO ES BIENVENIDO
2017. Dir. Gabriela García Rivas.

         Amanda (Daniela Newton) observa. La niña, preadolescente, en la edad más odiosa de esa etapa, no deja de lado el celular. Viaja con su familia por carretera. Están de vacaciones y visitarán a la abuela en Veracruz, pero antes llegarán a un spa para pasar unos días. La película nos mostrará cómo la niña es testigo de las relaciones tirantes entre sus padres, Joel (Jorge Luis Moreno, el novio que muere en Me late chocolate) y Mónica (Eileen Yáñez), además de agobiar a su hermanita Andrea (Andrea Newton) con cuentos crueles como una manera de desahogar su enojo contenido. 
La mirada constante, con el celular 
y audífonos infaltables
         El silencio es bienvenido deviene otra obra contenida dentro de nuestro cine. No suceden grandes cosas, pero uno, como espectador, siente que algo está presente dentro de su ausencia en imágenes. La atmósfera es pesada y uno imagina que la violencia verbal entre las frases hirientes que se lanzan los padres, tendrán otras consecuencias mayores. Cuando Amanda manifiesta que no quiere ir a ver a la abuela, que ya la han visto en otras ocasiones durante el año, una manera de despreciar a sus padres es siendo contundente: “al menos ya le queda poco tiempo”. La madre le pide que calle, pero el padre se dirige a ella y le dice “seguramente, lo habrá escuchado de ti”. 
La placidez que augura desgracia
         Durante una parada en una hermosa laguna, Andrea encuentra una piedra extraña y su padre la alaba, le comenta que debe ser volcánica, que la guarde, para que Amanda, con la sola mirada, vuelque su desprecio. Más tarde, atormentará a Andrea diciéndole que esa roca hará que un volcán tenga erupción y todos mueran quemados. La pequeña se asusta pero no la delata, simplemente termina siendo víctima de otro tipo de leve violencia familiar.

Los soldados prepotentes
         Así poco a poco, la autora completa García Rivas, en su ópera prima, va fabricando algo que irá escalando para terminar como seco comentario hacia el entorno en que se ha sumergido el país en estos últimos años. No es necesaria la grandilocuencia ni las escenas gráficas: basta un reportaje de periódico, el cadáver de un perro destripado al lado de la carretera, la presencia de un retén militar con soldados prepotentes, una riña fuera de una cantina, un lugar perdido dentro de un campo de platanales para que se llegue a un corolario lógico. Y siempre queda la mirada perenne, los ojos de una preadolescente que se abren a la triste y, tal parece. inexpugnable realidad en que vivimos.
La directora García Rivas (izquierda)
junto con sus actores.

viernes, 20 de marzo de 2020

UNA METÁFORA DEL MUNDO


EL HOYO
2019. Dir. Galder Gaztelu-Urrutia.
         En esta producción catalana, estrenada por Netflix, Goreng (Iván Massagué) es un hombre que ha entrado voluntariamente a “El hoyo”, por un lapso de seis meses, porque piensa que es la mejor manera de dejar de fumar y tener todo el tiempo necesario para leer “El Quijote”. “El hoyo” es un edificio vertical que tiene un hueco cuadrado central que lo atraviesa, a través del cual baja una plataforma que contiene una gran cantidad de comida y que se detiene por cierto tiempo para que los dos habitantes que se encuentren en cada piso, consuman lo que deseen. Según va bajando, la comida disminuye y es un hecho que, en cierto punto, quienes se encuentran en los niveles más bajos, no alcanzarán nada. Al iniciar la película Iván abre los ojos para encontrarse en el piso 48, número que se encuentra impreso sobre la pared. Su compañero es el viejo Trimagasi (Zorión Eguileor) quien le irá contando la realidad del lugar. Al llegar la plataforma, Goreng se da cuenta de que lo que hay sobre la misma son sobras, algo que le da asco, sobre todo cuando nota la manera en que el viejo se lanza a devorar lo que puede, ya que el tiempo es limitado, por lo que prefiere no comer. Así pasan unos días hasta que no le queda más que acercarse y tomar lo que encuentra menos asqueroso. Se irán sucediendo los meses -cada mes se les cambia de piso sin saber en cuál nivel les tocará: la numeración va de menor a mayor, siendo los primeros números, los de obvios privilegios-. Goreng pasará al 171 que será prueba de supervivencia y luego al 33, el 202 y finalmente al 6. 
Goreng (que en indonesio
quiere decir "arroz")
La cocina abundante,
privilegiada, nivel cero
Comer las sobras que pudieran
estar con escupitajos
         Se está hablando de una distopía por supuesto, pero la película tiene mucho contacto con la realidad en que estamos sumergidos (mucho más ahora con la pandemia y la manera en que hemos respondido como habitantes y víctimas de un mal general que no respeta diferencias). Hay que considerar a este edificio como una metáfora del mundo, pero hay infinidad de lecturas posibles. Esta verticalidad nos refiere a hablar del norte y del sur, de ricos y pobres considerándolos desde una clase alta en diversos estratos hasta bajar a la más miserable. La película enfrenta al espectador consigo mismo para que reflexione sobre la distribución de la riqueza, tema que en este mundo sobrepoblado es bastante significativo: ¿cómo responderíamos si de pronto nos viéramos con la abundancia absoluta?, ¿qué haríamos si despertáramos dentro de las peores condiciones? En la película, quienes se encuentran en los pisos superiores reciben manjares intactos e higiénicos: imágenes en edición rápida, muestran cómo se toman grandes cantidades de comida con las manos, despedazando pasteles o arrancando piernas de aves, porque hay mucho, por lo tanto es natural el desperdicio; pero también se nota cuando llegan las sobras (escupidas, por ejemplo), que se comen porque al final de cuentas es comida (sucia y despreciada, pero comida).
La primera experiencia de la plataforma
para Goreng que le produce asco
         Cada nivel en el cual se encuentre Goreng llevará a diversas reacciones. Más al fondo, más obscuridad, al grado de pensar en la supervivencia del más fuerte, alcanzar el canibalismo si no queda otra alternativa. Goreng tendrá como compañeros, luego del inicial Trimagasi, a una mujer, Imoguiri (Antonia San Juan) quien era empleada de la administración de este edificio (es quien explica a Goreng que el nombre oficial es Centro Vertical de Autogestión) y quien se encargaba del ingreso de criminales o de personas que llegaban por su propia voluntad. Ella decidió, por una cuestión personal, entrar al lugar para ir creando una mejor sociedad a través del entendimiento y de una solidaridad espontánea. Goreng le hace ver que eso es imposible, porque cada quien vela por sus propios intereses y beneficios. En otra experiencia, su compañero es Baharat (Emilio Buale), hombre de color a través del cual intentará una solución: el encuentro de un mensaje que permita a la administración recapacitar y sea un símbolo de pureza y esperanza.
Imoguiri como funcionaria del CVA
antes de ingresar como voluntaria
         Una cinta riquísima en interpretaciones que, de todas maneras, resulta perturbadora en algunas secuencias de gran crudeza: se expone aquello a lo cual cerramos los ojos (de hecho, provocan que no queramos seguir viendo). Y sin embargo, acapara la atención ya que resulta entretenida e interesante. Aparte su duración es adecuada: 90 minutos que se van como si fuera agua entre los dedos, aunque dejando tras de sí muchas inquietudes. Esa es otra de las maravillas del buen cine. Ópera prima de su realizador, ganadora de premios en Sitges y Toronto.
El director Galder Gaztelu-Urrutia
da indicaciones a Antonia San Juan