lunes, 23 de marzo de 2020

ABRIR LOS OJOS...


EL SILENCIO ES BIENVENIDO
2017. Dir. Gabriela García Rivas.

         Amanda (Daniela Newton) observa. La niña, preadolescente, en la edad más odiosa de esa etapa, no deja de lado el celular. Viaja con su familia por carretera. Están de vacaciones y visitarán a la abuela en Veracruz, pero antes llegarán a un spa para pasar unos días. La película nos mostrará cómo la niña es testigo de las relaciones tirantes entre sus padres, Joel (Jorge Luis Moreno, el novio que muere en Me late chocolate) y Mónica (Eileen Yáñez), además de agobiar a su hermanita Andrea (Andrea Newton) con cuentos crueles como una manera de desahogar su enojo contenido. 
La mirada constante, con el celular 
y audífonos infaltables
         El silencio es bienvenido deviene otra obra contenida dentro de nuestro cine. No suceden grandes cosas, pero uno, como espectador, siente que algo está presente dentro de su ausencia en imágenes. La atmósfera es pesada y uno imagina que la violencia verbal entre las frases hirientes que se lanzan los padres, tendrán otras consecuencias mayores. Cuando Amanda manifiesta que no quiere ir a ver a la abuela, que ya la han visto en otras ocasiones durante el año, una manera de despreciar a sus padres es siendo contundente: “al menos ya le queda poco tiempo”. La madre le pide que calle, pero el padre se dirige a ella y le dice “seguramente, lo habrá escuchado de ti”. 
La placidez que augura desgracia
         Durante una parada en una hermosa laguna, Andrea encuentra una piedra extraña y su padre la alaba, le comenta que debe ser volcánica, que la guarde, para que Amanda, con la sola mirada, vuelque su desprecio. Más tarde, atormentará a Andrea diciéndole que esa roca hará que un volcán tenga erupción y todos mueran quemados. La pequeña se asusta pero no la delata, simplemente termina siendo víctima de otro tipo de leve violencia familiar.

Los soldados prepotentes
         Así poco a poco, la autora completa García Rivas, en su ópera prima, va fabricando algo que irá escalando para terminar como seco comentario hacia el entorno en que se ha sumergido el país en estos últimos años. No es necesaria la grandilocuencia ni las escenas gráficas: basta un reportaje de periódico, el cadáver de un perro destripado al lado de la carretera, la presencia de un retén militar con soldados prepotentes, una riña fuera de una cantina, un lugar perdido dentro de un campo de platanales para que se llegue a un corolario lógico. Y siempre queda la mirada perenne, los ojos de una preadolescente que se abren a la triste y, tal parece. inexpugnable realidad en que vivimos.
La directora García Rivas (izquierda)
junto con sus actores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario