BACURAU: TIERRA DE NADIE
(Bacurau)
2019. Dirs. Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles.
Un espacio distópico en el Brasil, de aquí a unos años, como indica el inicio de la película que se abre desde una gran toma que muestra al planeta del espacio exterior para que por acercamiento, se vaya dirigiendo hacia el tropical país. Al oeste de Pernambuco, está el ficticio pueblo de Bacurau que se encuentra sin agua porque algún grupo la ha controlado. Por eso, reciben una pipa periódicamente que les abastece del líquido y es en una de estas ocasiones que regresa al pueblo Teresa, quien asiste al funeral de su abuela Carmelita, la matriarca del lugar. Las primeras secuencias servirán para conocer al lugar con su población mixta que presenta diversos colores de pieles. Hay un pequeño museo, una escuela, tiendas, cantinas, prostíbulo. Hay señales para los celulares y los IPad. La gente convive sin prejuicios. De pronto aparecen unas camionetas que traen pantallas con la propaganda política de un aspirante a alcalde, haciendo que todos los habitantes se escondan en sus hogares. El hombre solicita su voto para reelegirse: les deja alimentos (que resultan caducos en su mayoría) y les tira mil libros que se notan usados, maltratados. Ante su fracaso, se marcha. Luego empiezan los indicios de que algo no está bien: llega la pipa de agua con agujeros causados por balas, invade una tropilla de caballos perteneciente a una granja que se encuentra alejada, aparecen dos turistas en motocicleta sin ningún motivo aparente que toman unas bebidas y se marchan, pero más extraña es la súbita presencia de un dron en forma de platillo volador al estilo de las películas de los años cincuenta. Quienes van a investigar a la granja descubren a todos sus habitantes masacrados. Al querer retornar, se encuentran con los dos motociclistas quienes les disparan y matan. Así, se conecta con un grupo de norteamericanos cuya misión es asesinar a los habitantes de Bacurau.
Hasta este momento no hay un personaje que sirva como hilo conductor. La película utiliza a una colectividad para contar su trama y establecer una alegoría de la realidad que rodea a los pueblos olvidados del Brasil que tiene ventajas siempre menores a las desventajas. El comentario político y social es fuerte ante la presencia de los criminales que buscan desaparecer al pueblo, llegando al grado de controlar desde el espacio la anulación de señales electrónicas y hasta la desaparición en los mapas satelitales de Bacurau como una premonición a lo que sucederá. El alcalde regala, además de víveres echados a perder, ataúdes (otra imagen que se muestra previamente cuando Teresa va en camino a Bacurau). El tono de la cinta va cambiando desde el inicio: aparentemente es una película de tema rural que luego pasa al comentario social con el entierro de la matriarca. Posteriormente, la llegada de los caballos desbocados ofrece el eco de una cinta del oeste y luego desconcertar con la imagen de un platillo volador de película norteamericana tipo “b”, de extraterrestres, para continuar como cinta de intriga, crimen y suspenso. Los realizadores quisieron ofrecer esta combinación de géneros como un recordatorio y, por otro lado, como anzuelo de interés al espectador, de que está viendo una película además de incitarle a reflexionar dentro de la sorpresa continua.
Udo Kier
Bacurau presenta ambigüedades,
solamente da pistas, permite que el espectador diseñe su propia película. Hay
un criminal por el cual se ofrece una recompensa, quien es protegido por los habitantes,
pero nunca se saben las causas. Otro personaje, Acácio, al cual llaman Pacote, es
una celebridad local porque se exhiben vídeos de cuando era policía urbano que
ganaba puntos matando a personas en redadas permitidas para matar libremente (como
pasa en la serie de películas de La noche de la expiación). No sabemos
de dónde sale la gasolina de los vehículos ni el surtimiento de las tiendas. Además,
hay una droga que baja el humor para permitir que la población se vuelva más
indolente. Así, entre muchas otras situaciones, como ocurre con el grupo de
criminales que son racistas y totalmente crueles. Bacurau viene a ser
una defensa de quienes son considerados pobres y vulnerables; una reacción hacia
los acontecimientos recientes de censura y discriminación que vive el país pero
que puede ser extrapolado sin problema ni limitaciones a la realidad del mundo.
Definitivamente es una película inclasificable: lo que parece ser una cinta
variada, mezcla de entretenimientos diversos, se torna en imagen de la cruel
falta de humanidad aunque ofreciendo una alternativa de exitosa resistencia.
Sonia Braga
Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho
directores de "Bacurau: tierra de nadie"
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