VIGILANDO A JEAN SEBERG
(Seberg)
2019. Dir. Benedict Andrews.
Jean Seberg (Kristen Stewart) regresa a Estados Unidos desde Francia, donde vive al lado de su marido, el novelista Romain Gary (Yvan Attal), porque viene a filmar una gran producción de Hollywood. Durante el vuelo sucede un incidente cuando el activista negro Hakim Jamal (Anthony Mackie) protesta por un privilegio de primera clase al cual Seberg accede fácilmente. Al bajar del avión hay un grupo de Panteras Negras y Jean se une levantando el puño cerrado, que era una señal de protesta y solidaridad. La foto sale en periódicos y pone en alerta al extremista FBI. A partir de este momento, Jean se torna amante de Jamal, efectúa donaciones a la causa de los derechos civiles y organiza reuniones en su casa de Hollywood, pero también es perseguida por el gobierno norteamericano que interviene su teléfono, la vigila desde vehículos estacionados frente a su domicilio, se introduce ilegalmente en su privacidad con la intención de destruirla personal y profesionalmente. El agente Jack Solomon (Jack O’Connell), experto en sonido y novato en su trabajo, será quien se encargue de estos actos junto con su colega Carl (Vince Vaughn) al grado de provocar la paranoia y el posterior colapso nervioso de la actriz.
Anthony Mackie (izq.) y Kristen Stewart
Jean Seberg fue una bella y buena
actriz desde finales de los años cincuenta hasta finales de los años setenta
cuando moriría de una aparente sobredosis, aunque su muerte nunca fue aclarada
por completo. Debutó en Santa Juana (Otto Preminger, 1957) donde un
accidente le dejó marcas de quemaduras en su estómago mientras filmaba la
concluyente escena de la hoguera. Continuó con Buenos días, tristeza (Otto
Preminger, 1958) y a partir de entonces empezó a alternar sus apariciones
en Hollywood con cintas europeas. Su gran papel icónico, que quedó en la mente de
espectadores e intelectuales fue como la compañera de Jean Paul Belmondo en la
ya inmortal Sin aliento (Jean Luc Godard, 1960). Su posterior casamiento
con el escritor lituano-francés, Romain Gary, provocó que la alternancia entre
países fuera algo común. Luego de los incidentes mostrados en esta película, Seberg
entró en una lista negra no oficial por lo que sus oportunidades en Hollywood
disminuyeron. De hecho, la cinta menciona que llega a Hollywood porque va a
filmar una cinta musical (La leyenda de la ciudad sin nombre, Joshua Logan,
1969), posteriormente llega una cinta multiestelar que se tornará en gran
taquillazo, además de punta de lanza de varias secuelas (Aeropuerto, George
Seaton, 1970) y finalmente una producción que se filmaría en México y que
sería el final de su carrera en Estados Unidos (Macho Callahan, Bernard L.
Kowalski, 1970).
La leyenda de la ciudad sin nombre
con Clint Eastwood, Lee Marvin y Jean Seberg
Aeropuerto
con Jean Seberg y Burt Lancaster
Macho Callahan
con Jean Seberg y David Janssen
Aparte de los personajes inventados de Jack
y Carl (para su dramatismo y representación porque estos agentes federales sí
existieron, pero impersonales, sin nombre definido, acechantes), los hechos que
se narran fueron ciertos, aunque dulcificados o modificados en su realidad. Jack
Solomon se convierte en la conciencia de la película ya que se le presenta como
persona que reniega de la falta de ética y solamente quiere resolver su trabajo
de manera tradicional, al ver el rumbo destructivo de las acciones cometidas,
ordenadas por el alto mando de seguridad. Sus intentos de comunicación con la
actriz resultan tardíos e inútiles. Jean Seberg intentó quitarse la vida
mientras estaba embarazada y se había propagado el rumor de que el bebé era
resultado de su relación con una persona de color, algo impensable para una
estrella de Hollywood en esos tiempos (luego se supo que el padre era un
estudiante mexicano con el cual tuvo un efímero romance mientras filmaba en
nuestro país).
El agente Solomon (Jack O'Connell)
mira todas sus evidencias
Entonces ¿cuál es el objetivo de esta
película? Recuperar a un personaje que las nuevas generaciones conocerán elementalmente
por la cinta de Godard y mostrar otra cara de la constante perversión del
sistema gubernamental norteamericano. El principal problema de esta revisión de
un tiempo cruel y difícil de rebelión, que dio lugar a crueles represiones, es
que se queda en la anécdota. No hay una liga contundente de esos tiempos
pasados con el presente que se está viviendo y la denuncia se queda en la
historia de un villano gubernamental y su equipo de agentes prepotentes que
provocó reprobables incidentes. Tal vez, el hecho de presentar a una mujer libre
en su manifestación personal, en un tiempo de estricta autoridad paterna (como
se muestra en una escena en casa del agente Carl al reprender en público a
esposa e hija) y las consecuencias de su tortura moral. Además, el hecho de que
el agente Solomon vaya a contarle que todas sus sospechas eran verdaderas le
sirven de expiación ante una destrozada mujer.
Jean Seberg con su personalidad
que se tornará psicótica por el acoso
(Kristen Stewart)
Kristen Stewart es buena y versátil
actriz, además de poseer una belleza no convencional y ahí es donde se impone
un obstáculo si se le compara con la hermosa Seberg. En su vida profesional,
Stewart ha seguido el camino de quien interpreta porque también se ha decidido
por participar en producciones europeas alternando con grandes proyectos de
Hollywood, además de no ocultar su ambigua sexualidad. Logra, al menos,
interpretar la angustia y desesperación que debió haber vivido la Seberg, y ese
es el mayor atractivo de una cinta que pudo haber sido mucho mejor. En su bien
documentado libro sobre Seberg, Played Out: The Jean Seberg Story, el
biógrafo David Richards la cita en un epígrafe final: Entre una carrera exitosa y
la aventura de la vida, escojo a la aventura de la vida. Jean Seberg fue
fiel a su principio pero, por desgracia, tuvo que pagar un triste y alto
precio.
Jean Seberg en su primer papel
en el cine: Santa Juana
La bella Jean Seberg
Nota:Richards, David, Played Out: The Jean Seberg Story,
Random House, 1981.
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