PROYECTO POWER
(Project Power)
2020.
Dirs. Henry Joost and Ariel Schulman.
En Nueva Orleans, sin definir fecha,
pero quizás en un futuro cercano (ya fuera de pandemia), se distribuye una
nueva droga. Es una pastilla que se llama “Power” y tiene la ventaja de brindar
superpoderes por cinco minutos, aunque otra alternativa es que, quien la tome,
pueda explotar de inmediato, ya que nadie sabe cuál será la forma en que le
afecte. En un prólogo se muestra al productor Biggie (Rodrigo Santoro)
distribuyendo la pastilla sin costo a quienes pueden traficarla. La cinta
inicia con la pequeña Robin (Dominique Fishback, carismática y graciosa),
estudiante de secundaria, quien es atacada por tres tipos que quieren robarle
la droga que vende, pero es rescatada de último momento por su amigo, el
policía Frank (Joseph Gordon-Levitt), que utiliza esta sustancia para ayudarse en sus
misiones, ya que le endurece la piel y evita las balas. Aparece, por su lado,
el exsoldado Art (Jamie Foxx), quien busca a otro de los traficantes para que
le indique quiénes son los que le facilitan la droga, lo que le lleva a
enfrentarlo luego de que toma la pastilla que lo convierte en hombre flamígero.
Posteriormente, Art encuentra a Robin para que le ayude a su mismo objetivo, y
es entonces cuando ella descubre el motivo que mueve a este personaje, al cual primero veía como
enemigo.
Como puede notarse, la película nos
lleva a un mundo variante y opuesto al de los X-Men (2000 – 2019) donde
las mutaciones se logran solamente por cinco minutos aunque sin que se sepan
las consecuencias posibles. La cinta nos muestra algunos ejemplos, aparte del
mencionado en Frank: un ladrón que logra la invisibilidad, otro personaje
alcanza gran tamaño y una mujer emana un frío intenso que se calma con calor. Contra
la elaboración y equilibrio narrativo de la serie iniciada por Bryan Singer y
continuada por otros, en este caso tenemos una mezcla de situaciones que se
alargan, con el afán de impartirle coherencia a la película, para luego, una
vez que han sido atadas, apresurarse a darle conclusión. Todo se torna ligero en
cuanto a personajes (el que mejor queda definido es el de la joven Robin): por
ejemplo, el cambio de actitud de Frank hacia Art es inmediato, sin conflicto
fuerte, meras truculencias para atrapar al ingenuo y permitir el sarcasmo de
los “iniciados”.
No obstante, el ritmo es perfecto. Todos
los antecedentes son de interés y manejados con acción impecable. La película,
por su ligereza, no se siente tediosa y queda perfecta como divertimento
efímero. Hay química entre el trío de protagonistas. El par de realizadores,
Henry y Rel, como se autodenominan coloquialmente, tienen en su haber películas
muy eficaces, con gran sentido comercial (Viral, que viene a ser como un
antecedente formal de lo que estamos viviendo ahora, con pueblo en cuarentena,
aunque virus más contundente y peligroso; Nerve: un juego sin reglas
como otra variante de los retos que se hacen los jóvenes aunque en este caso manipulados
por una mente perversa; las franquicias 3 y 4 de la fallida y engañosa Actividad
paranormal). En este caso se puede disfrutar de presencias agradables y
entretenimiento banal que viene insistiendo en el subtexto constante del amor a la familia, el empoderamiento de la mujer, las actitudes cambiantes tanto en
educación como alternativas de vida para los jóvenes del nuevo milenio (que, no obstante, han dado lugar a muchos cuestionamientos por esta “nueva normalidad”).
Los realizador Henry Joost y Ariel Shulman
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