sábado, 12 de junio de 2021

UN LIBRO IMPRESCINDIBLE...

 

LUCERO ISAAC-MUJER DE TODOS LOS ESPACIOS
Elisa Lozano
(2021, Editorial Vestalia. 1ª. edición, 345 pp. $750)

         El título de este blanco, monumental libro, editado con sumo cuidado, tapa dura, y con muchísimas fotografías, así como testimonios sobre la vida y obra de Lucero Rueda (más conocida por su nombre artístico de Lucero Isaac), no podía ser más preciso. La autora Elisa Lozano ha realizado una minuciosa investigación: acceso al archivo personal de la artista, entrevistas con personas cercanas, consulta de libros, artículos de revistas, recuperaciones digitales de redes, para ofrecernos lo que debe de ser una verdadera biografía, un acercamiento directo y cercano a la realidad de quienes han protagonizado nuestra cultura artística. Lucero Isaac, cuyo nombre hemos visto en más de treinta películas, muchas de ellas representantes de la etapa más progresiva del cine nacional (mitad de los años sesenta y hasta dos décadas después), en la categoría que luego se distinguió como “ambientación”, cuando en realidad debería ser “dirección artística” (pero que las reglas sindicales del cine mexicano no permitían, absurdamente), también fue bailarina, modelo, fotógrafa, artista plástica.

 Alberto y Lucero Isaac

         Este libro nos permite descubrir muchas facetas de cultura popular: al dedicarse a finales de los años sesenta a la fotografía, fue contratada por la RCA Víctor como directora artística (aquí sí no hubo problema) y fue la responsable de crearle una imagen representativa a distintos cantantes que eran emergentes: a Lucero Isaac se le debe, por ejemplo, el cambio radical de Angélica María cuando la actriz migró de marca disquera. Fue la responsable de las fotografías ya emblemáticas del jovencísimo José José (y ella fue quien lo bautizó con ese nombre doble) en sus primeros discos de larga duración. A ella se le ocurrió el peinado afro que hizo popular a la efímera Sola, aprovechando su tipo de cabello y su color de piel. Lo mismo con Roberto Jordán o Estela Núñez, entre otros…

 El nombre doble de José José, con su traje de terciopelo...
La cantante Sola...

         Lucero Isaac fue parte de la mafia cultural de los años sesenta: aquella conformada por Monsiváis, Cuevas, Fuentes, Julissa, Gurrola, que serían los intérpretes del Primer Concurso de Cine Experimental del cual surgió su marido Alberto Isaac (nadador, caricaturista, periodista, luego cineasta) con En este pueblo no hay ladrones (1964) y que se reunían en la zona rosa, o participaban en los experimentos teatrales de Jodorowsky. Alrededor de ellos estaba la venia espiritual de don Luis Buñuel. Y antes de que esto sucediera, fue una rebelde transgresora: salía por las calles vestida con una capa, una especie de sotana, una falda corta; bailaba sobre las mesas de las fiestas a las cuales acudía y hacía preguntas agresivas a las señoras de sociedad preguntándoles si sabían cuánto costaba el kilo de tomate… Sus amistades, sus múltiples actividades, su trabajo artístico dentro de la plástica, son algunos de los aspectos fascinantes en este libro que atrapa y nos devuelve a tiempos que fueron creativos, impugnadores, implacablemente deliciosos.

 El vestido de novia de Isela Vega, entre tantas cosas, 
en "Las apariencias engañan"

         Ya que su trabajo fílmico fue el que la colocó en la mira internacional (fue la ambientadora de Missing, Costa Gavras, filmada en México, por la cual se ganó la nominación al Óscar en esos años cuando no cualquiera, como sucede ahora, se lo gana), el libro se dedica especialmente a su trabajo con Alberto Isaac (Las visitaciones del diablo, Las noches de Paloma, entre otras), Arturo Ripstein (Cadena perpetua, La tía Alejandra, entre otras de su buena etapa), y sobre todo Jaime Humberto Hermosillo (El señor de Osanto, La pasión según Berenice, Las apariencias engañan o El corazón de la noche, entre otras, que fue su último trabajo formal en cine). Por esto, solamente, el libro se vuelve valiosísimo documento de información, pero hay muchísimos más elementos por descubrir (su hijo Claudio, su relación con Natasha Gelman, sus retratos pintados por Best Maugard o su propio padre, sus casas, sus…). Imprescindible.

 El trabajo plástico...

        

1 comentario:

  1. Una reseña muy completa de un libro en verdad valioso e imprescindible. Gracias!!

    ResponderEliminar