IMPACTO
(Jolt)
2021. Dir. Tanya Wexler.
Lindy (Kate Beckinsale, con notoria cirugía que la hace parecer más a la Nicole Kidman contemporánea que a ella misma: tan bella que era) es una mujer que sufre una afectación neurológica, bautizada como “desorden explosivo intermitente” que la ha marcado desde niña: en cuanto se enoja por alguna acción injusta, ataca salvajemente a la persona que la ha provocado. A pesar de muchos tratamientos, la única solución adecuada ha sido un chaleco con electrodos que le permiten sentir descargas que, al menos, la calman temporalmente. Cuando por fin decide tener una cita a ciegas, el hombre que le toca, Justin (Jai Courtney), le resulta atractivo. Luego de tener relaciones sexuales, Lindy imagina un cambio fundamental en su persona, pero todo se torna inútil cuando Justin es encontrado muerto al día siguiente. Al darse cuenta de que la policía sigue las reglas y tardará mucho tiempo en resolver el caso, decide ir en busca del asesino de su amado.
Lindy descubre el sexo que calma su sentimiento de ira
La cinta posee humor. Hay secuencias donde Lindy imagina lo que haría a algunas personas si no fuera por el impulso eléctrico. La descripción de su goce, al psiquiatra que la atiende, cuando ha descubierto el acto carnal la muestra entusiasta, luego de atestiguar el crecimiento en tamaño del genital masculino. En otra secuencia, mientras escapa de la persecución policiaca (por motivos que le dejo a Ud. disfrutar), empieza a lanzar bebés recién nacidos a la detective que le apuntaba con una pistola. Y, por supuesto, que habrá mucha acción, golpes, ataques sangrientos, que comprueba aquello de que no importa lo que se cuente, sino cómo se cuente… La película no se diferencia de otras de su género, pero es el tono, el ritmo, el reparto adecuado, lo que la hace vibrar para el espectador.
Lindy llega a excesos con tal de encontrar al asesino de su amado...
La
realizadora Tanya Wexler llamó la atención gracias a su tercer largometraje Histeria
(2011), donde narraba la creación del primer vibrador que vino a desplazar
los masajes manuales con los cuales se trataba a las mujeres histéricas en el
siglo XIX, cuando el problema era la mera insatisfacción sexual. En esa cinta,
igualmente se mezclaba cierto tono humorístico ante una situación seria. Acá
estamos en lo que se puede considerar una fantasía donde se acepta más el tono
ligero, debido a que se está partiendo de la irrealidad. Por otro lado, es una
forma elegante y desenfadada para hablar del manejo de la ira, ese sentimiento
violento que causa tanto tragedias como situaciones ridículas en seres
inseguros e inocuos. Diversión segura.
La realizadora Tanya Wexler
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