TAB HUNTER: CONFIDENCIAL
(Tab Hunter: Confidential)
2015. Dir. Jeffrey Schwartz.
Tab Hunter fue un ídolo juvenil de los años cincuenta. Eran los tiempos del presidente Eisenhower, durante la Guerra Fría y la cacería de brujas de comunistas donde, además, la homosexualidad estaba catalogada como enfermedad y era ilegal, motivo de chantajes para quienes debían ocultarla y eran descubiertos. Tab Hunter era homosexual, pero nunca lo trató abiertamente; fue discreto y siguió las reglas del Hollywood en esos tiempos: salir con chicas, coquetear con sus admiradoras, sugerir en las entrevistas que andaba en busca de la muchacha adecuada, sin que jamás hubiera resultados visibles. Nacido en 1931, llegó a los 19 años a Hollywood donde realizó todo tipo de trabajos hasta que alguien le aconsejó que buscara entrar al cine. Consciente de sus limitaciones, encontró a un agente que le ayudaría y fue Henry Willson, quien había lanzado a la fama a Rock Hudson y, en menor escala, a Guy Madison y Rory Calhoun. Un papel estelar en la cinta independiente La isla del deseo (Stuart Heisler, 1952) hizo que el público se fijara en el atractivo rubio, ojiazul, que mostraba su esculpido cuerpo en traje de baño. De ahí, un contrato para la Warner Bros. que duraría varios años. Además, la grabación de un disco (“Young Love”) que se tornó inesperado, gigantesco, éxito, al grado de desbancar al mismo Elvis Presley en las listas de ventas y popularidad. Tab Hunter estaba en su gran momento y se convirtió en una de las estrellas favoritas de Jack Warner, el presidente de la compañía que lo arropaba. Cuando Hunter decidió abandonar a su agente, en busca de otros horizontes, Willson se vengó ofreciendo información escandalosa del pasado de Tab a un tabloide de moda (“Confidential”) para dañar su reputación. Warner lo protegió y nada sucedió al final de cuentas.
Tab Hunter había publicado su autobiografía en 2005, que vino a ser la inspiración para la realización de este documental (Tab Hunter: Confidential. Algonquin Books, 2005). Cándido y discreto, en el libro, Tab no era tan descriptivo ni abierto, como lo podemos ver frente a la cámara, aunque se lee con mucho interés por su calidez. Sus romances con el patinador olímpico Ronald Robertson y con el actor Anthony Perkins se sienten más cercanos en el tratamiento directo. Las fotografías adquieren otro significado, aparte de que se cumple uno de los objetivos más importantes de la obra: comentar acerca de un tiempo ya pasado, bastante frágil, difícil para sus víctimas, pero que fueron asentando las bases para que en estos años recientes haya menos prejuicios, se acepte naturalmente la orientación sexual de quienes deciden abrirse al mundo y evitar toda la teatralidad que era necesaria para montar una ficción personal. Hay testimonios diversos, extraordinarios: Debbie Reynolds o Venetia Stevenson, entonces jóvenes actrices, que eran las acompañantes de Tab a eventos públicos, y quienes aclaran que era todo un caballero. La Madre Superiora Dolores Hart, otra estrella juvenil que decidió dejar el cine por los hábitos de monja, recuerda esos tiempos con ingenuidad. Están las fotos y los vídeos de miles de jovencitas histéricas ante la presencia del actor. Una mujer que entonces ganó el concurso organizado por una revista para pasar un día con Tab, lo recuerda como una de las grandes experiencias de su vida. Y nadie imaginaba la verdad detrás de la apariencia. El documental muestra al Tab Hunter del presente (2015: Tab moriría en julio de 2018), quien termina afirmando que está muy contento porque Hollywood lo olvidó.
Su
paso por el cine fue variado y, en su momento de mayor popularidad: juventud y
físico deseable, apareció en cintas que fueron exitosas y que ahora pertenecen
a títulos ya considerados clásicos, gracias al paso del tiempo, elencos y
varios elementos de sus narrativas. Alternó con Sophia Loren, Natalie Wood,
Rossana Podestá, y ya en su etapa de madurez, dentro de lo que se considera un
cine kitsch, con Divine, en películas dirigidas por John Waters. La filmación
de este documental que les estoy comentando, producido por la pareja final de Hunter, Allan Glaser (con
el cual estuvo casado por 35 años hasta su muerte), todavía incrementa su
verdad y rinde un homenaje más trascendente.
Tab Hunter, con su amiga y coprotagonista Natalie Wood
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