SIERVOS
(Sluzobníci
/ Servants)
2020. Dir.
Ivan Ostrochovský.
Un
prólogo muestra a un automóvil que se detiene debajo de un puente
ferrocarrilero. Dos hombres bajan, sacan de la cajuela el cuerpo de un
individuo y lo depositan sobre el pavimento lodoso. Las siguientes imágenes nos presentan a los jóvenes Juraj y
Michal que ingresan en una escuela teologal como seminaristas. La repentina
aparición de panfletos, con una posterior huelga de hambre, dan idea de que la
aparente sumisión que se ha notado inicialmente entre los alumnos del lugar,
está amenazada por la insatisfacción y la rebeldía ante la intromisión del
estado comunista en el ámbito eclesiástico. Una advertencia al inicio de la
película, indica que en 1971, el gobierno checoslovaco creó la organización Pacem in terris, como una forma de
control de un mundo que, en esencia, debería estar libre de estatutos,
ordenanzas o mandatos políticos… Esta organización se mantuvo hasta 1989 (pocos
años antes de que ocurriera la división del país en dos estados ahora
autónomos), y la acción de la película sucede precisamente en esos difíciles y
represores años ochenta.
Sin narración lineal, la cinta, en un
hermoso y contrastante blanco y negro, con pocos diálogos, irá mostrando la
tensión generada por las estrategias gubernamentales para influir en el
comportamiento y obediencia de los clérigos. Juraj y Michal se encontrarán con
tres personajes que impactarán en sus existencias: el rector del lugar, figura
importante de Pacem in terris; un joven maestro, perteneciente a lo que se
denominó como “iglesia subterránea” que reaccionó contra las imposiciones del
estado; y el director espiritual, víctima del chantaje, obligado a colaborar,
aun faltando al sigilo sacramental. La cinta viene a ser otra denuncia del
pasado histórico, en un contexto que pocas veces se discute. Otros reclamos del
autoritarismo y abuso de los regímenes comunistas, siempre paranoides, atacando
a cualquier disidencia. Sin embargo, la cinta presenta también a los
victimarios, en la persona del Dr. Iván, médico que procede a investigar y
presionar a los responsables del seminario para conocer a los perpetradores de
los actos rebeldes: en un acto irónico y purificador, se le presenta invadido (castigado) por un eczema que carcome la piel de su cuerpo.
Una película austera e hipnótica: se
muestran los hechos cotidianos entre seminaristas que juegan ping pong
alternándose en un círculo alrededor de la mesa para participar. O desde una
toma aérea, se les ve jugando con una pelota de soccer en un reducido patio que
también sirve como tendedero de ropa. El maestro joven crea equipos de trabajo
con la intención de que se conozcan, ya que todos proceden de distintas
regiones. Michal y Juraj serán quienes duerman en una litera, practiquen juntos
con sus acordeones y paulatinamente, se vayan alejando por los hechos que
acontecen: su involucramiento en esa iglesia rebelde, cada uno por su lado,
creando expectativa y sorpresa en el espectador. En otro aspecto, está la
maquinaria represora; al descubrirse el panfleto que reniega de Pacem in
terris, todas las máquinas de escribir son confiscadas para descubrir al autor
del mismo. Juraj será llevado a interrogación porque resulta sospechoso, y a
los sospechosos se les sacaba de los seminarios para reclutarlos en la milicia
y reeducarlos. Como consecuencia final, quedaba el asesinato (la secuencia del prólogo se repite necesariamente más adelante).
Una coproducción entre Eslovaquia,
Rumania e Irlanda, que participó en la sección Encuentros del riquísimo Festival de Berlín en el infausto 2020.
Una cinta que nos devuelve, por medio de la ficción, al análisis del pasado en
cuanto a hechos que sucedieron, sin que se preocupe por darnos antecedentes o
motivaciones de los personajes. Lo que en tiempos pasados era la recuperación
de épocas de Guerra Mundial (La tienda
en la calle mayor, Trenes
rigurosamente vigilados) o situaciones posteriores (el esplendor de los Estudios
Barrandov y su generación de brillantes realizadores) para hablar de sus
injusticias, ha devenido en la búsqueda de otras acciones, más adelante en el siglo XX, que marcaron lo que
vendría a ser el final de un régimen totalitario, la escisión de estados, la
consecución de una libertad que, por esos años, no existía.
El director Ivan Ostrochovský.
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