BABY:
EL APRENDIZ DEL CRIMEN
(Baby
Driver)
2017.
Dir. Edgar Wright.
Baby (Ansel Elgort) es el chofer en
diversos asaltos. Su jefe es el mafioso Doc (el extraordinario Kevin Spacey,
otra víctima de las nuevas cacerías de brujas) quien siempre organiza sus
latrocinios con equipos cuyos integrantes son diferentes pero siempre con el
mismo Baby ya que es un excelente conductor. La cinta inicia con acción
vertiginosa para llegar a los créditos y luego ofrece una coreografía espléndida
con Baby disfrutando su música en el Ipod a través de las calles que lo llevan
a comprar unos cafés. Baby sufre de Tinnitus (un zumbido
permanente en los oídos) por los que constantemente está escuchando canciones.
En sus tiempos libres, crea música electrónica utilizando conversaciones que
graba. Conoce a la joven mesera Débora (Lily James) de la cual se enamora.
Cuando cree que ya se ha liberado de su vida criminal, el jefe le llama para
otro último intento (hay un motivo muy personal que lo ata a este tipo). Sin
embargo, Baby ya ha cambiado.
El maravilloso Kevin Spacey
como jefe de bandas distintas
La banda inicial de la cinta
La cinta muestra el retrato de un joven
que es forzado a ser accesorio del crimen sin que en su fuero interno lo
acepte. La primera secuencia, sin hechos de sangre, es impecable. A la
siguiente, cuando hay un muerto, titubea: su peculiar mundo moral se ha conmocionado.
Al conocer a la joven mesera, su alma gemela en cierto modo, encuentra un
posible camino de redención, de alternativa para compartir lo que hasta este
momento ha sido muy privado: Baby casi no habla; su padre adoptivo es
sordomudo. Al tener cercanos a tipos sin escrúpulos, asesinos psicópatas, hay
una revuelta interior que le llevará a defender lo suyo, a deshacerse de lo que
le estorba, a recuperar ese pequeño romance que acaba de tocar a su existencia.
Ansel Elgort
Ansel Elgort es toda una
revelación: es el tipo de papel que se queda en la memoria y que de vez en
cuando, no siempre, aparece en las pantallas para impactar al espectador (algo
que no se logró con la serie “Divergente”: ya veremos qué sucede
cuando lo veamos como Tony en la nueva versión de Amor sin barreras,
dirigida por Steven Spielberg, que, si la pandemia lo permite, se
estrenará para diciembre de este año). Edgar Wright dirige su propio guion con
brío y mezcla sus pasiones: acción, humor, música (como pasa en sus cintas
previas: Scott Pilgrim contra el mundo o Bienvenidos al fin del mundo).
Todo el elenco es satisfactorio pero el joven Baby es quien domina el paisaje.
La película es ejemplo del camino mal tomado que luego se endereza: cree en la
bondad y entereza moral de su protagonista quien prefiere sacrificarse antes
que perjudicar a los seres que ama. Todo se complementa y todo se cierra como
debe ser. Queda mucho más por decir, pero a usted le tocará descubrirlo.
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