lunes, 29 de junio de 2020

LA MÚSICA DEL CRIMEN


BABY: EL APRENDIZ DEL CRIMEN
(Baby Driver)
2017. Dir. Edgar Wright.
Baby (Ansel Elgort) es el chofer en diversos asaltos. Su jefe es el mafioso Doc (el extraordinario Kevin Spacey, otra víctima de las nuevas cacerías de brujas) quien siempre organiza sus latrocinios con equipos cuyos integrantes son diferentes pero siempre con el mismo Baby ya que es un excelente conductor. La cinta inicia con acción vertiginosa para llegar a los créditos y luego ofrece una coreografía espléndida con Baby disfrutando su música en el Ipod a través de las calles que lo llevan a comprar unos cafés. Baby sufre de Tinnitus (un zumbido permanente en los oídos) por los que constantemente está escuchando canciones. En sus tiempos libres, crea música electrónica utilizando conversaciones que graba. Conoce a la joven mesera Débora (Lily James) de la cual se enamora. Cuando cree que ya se ha liberado de su vida criminal, el jefe le llama para otro último intento (hay un motivo muy personal que lo ata a este tipo). Sin embargo, Baby ya ha cambiado.
El maravilloso Kevin Spacey
como jefe de bandas distintas
La banda inicial de la cinta

La cinta muestra el retrato de un joven que es forzado a ser accesorio del crimen sin que en su fuero interno lo acepte. La primera secuencia, sin hechos de sangre, es impecable. A la siguiente, cuando hay un muerto, titubea: su peculiar mundo moral se ha conmocionado. Al conocer a la joven mesera, su alma gemela en cierto modo, encuentra un posible camino de redención, de alternativa para compartir lo que hasta este momento ha sido muy privado: Baby casi no habla; su padre adoptivo es sordomudo. Al tener cercanos a tipos sin escrúpulos, asesinos psicópatas, hay una revuelta interior que le llevará a defender lo suyo, a deshacerse de lo que le estorba, a recuperar ese pequeño romance que acaba de tocar a su existencia.

Ansel Elgort

Ansel Elgort es toda una revelación: es el tipo de papel que se queda en la memoria y que de vez en cuando, no siempre, aparece en las pantallas para impactar al espectador (algo que no se logró con la serie “Divergente”: ya veremos qué sucede cuando lo veamos como Tony en la nueva versión de Amor sin barreras, dirigida por Steven Spielberg, que, si la pandemia lo permite, se estrenará para diciembre de este año). Edgar Wright dirige su propio guion con brío y mezcla sus pasiones: acción, humor, música (como pasa en sus cintas previas: Scott Pilgrim contra el mundo o Bienvenidos al fin del mundo). Todo el elenco es satisfactorio pero el joven Baby es quien domina el paisaje. La película es ejemplo del camino mal tomado que luego se endereza: cree en la bondad y entereza moral de su protagonista quien prefiere sacrificarse antes que perjudicar a los seres que ama. Todo se complementa y todo se cierra como debe ser. Queda mucho más por decir, pero a usted le tocará descubrirlo.




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