martes, 23 de junio de 2020

LA LEALTAD PATRIÓTICA


LA RED AVISPA
(Wasp Network)
2019. Dir. Olivier Assayas.

         Basada en hechos de la vida real, esta reciente película del siempre interesante Olivier Assayas narra, a través de distintos personajes y tiempos, la disolución de una red de espionaje cubano que enviaba a varios de sus agentes a Estados Unidos, haciéndolos pasar como desertores o disidentes políticos, aunque en realidad, su labor era infiltrarse entre las organizaciones anticastristas para prevenir planes de ataques contra la isla. También, en otro nivel, estas acciones eran aprovechadas por los organizadores para el contrabando de droga y la recolección de dinero para sufragar gastos.

         Estos personajes fueron René González (Edgar Ramírez) quien abandona a su esposa Olga (Penélope Cruz) y a su hija pequeña en Cuba para desertar a Miami. Juan Pablo Roque (Wagner Moura) quien se arriesga nadando entre tiburones para llegar a la Bahía de Guantánamo pidiendo asilo político. Gerardo Hernández (Gael García Bernal) se hace pasar como ciudadano norteamericano, de orígenes puertorriqueños, luego de estudiar largo tiempo su acento y la información de una vida ficticia para llegar a Florida y coordinar las actividades de esta red de espionaje que le da título a la cinta. Hay otros personajes importantes en el desarrollo de las actividades de estos personajes: la novia, luego esposa, de Roque (Ana de Armas). El organizador de las actividades anticubanas José Basulto (Leonardo Sbaraglia) o el creador de células terroristas Posada Carriles (Tony Plana).

         La cinta recrea actividades derivadas de lo que podría considerarse la posguerra fría: son los años noventa. Con la disolución de la Unión Soviética, los exiliados cubanos tuvieron la esperanza de que la sociedad castrista se fuera derrumbando paulatinamente, algo que no sucedió, por lo que no quedó mayor remedio que financiar y organizar actividades terroristas, reclutando a centroamericanos como mercenarios, para destruir la que era la mayor fuente de ingresos para Cuba: el turismo. El espionaje permitía la información para tratar de abortar cada intento. Otra alternativa estaba entre los pilotos que volaban en naves pequeñas sobre el espacio territorial cubano. Inicialmente era para distribuir panfletos anticomunistas, además de alertar a guardacostas para que apoyaran a balseros en camino hacia Estados Unidos. Más tarde, al incrementarse las agresiones, se realizó el ataque contra estos aviones provocando un conflicto internacional.

         Luego de películas intimistas, más personales (Las nubes de María, en 2014; Fantasmas del pasado, en 2016; Doble vida, en 2018), Assayas decide volver al discurso político, con acción, como una manera de denunciar los efectos que la historia tiene sobre la humanidad. Los sesenta años de la dictadura cubana han propiciado un sometimiento a cierto estilo de vida que es el único que se conoce por las nuevas generaciones de la isla caribeña. Ante muchas contradicciones entre ventajas (los avances médicos, la alfabetización total) o restricciones (la doble moneda, las tiendas exclusivas, la escasez de productos que dan pie a racionamientos, por ejemplo) o realidades nunca superadas (el turismo sexual, harto publicitado, cuando en el pasado Cuba era considerada el burdel de América, sin que esto se haya eliminado), la cinta muestra la lealtad patriótica. La cinta tiene la gran cualidad de no juzgar: cada país defiende sus intereses (cubanos residentes contra cubanos exiliados que han adoptado otro estilo de vida). Personajes que aceptan perder la libertad o hasta dar la vida o abandonar seres queridos, con tal de defender sus convicciones.

         Assayas es un gran narrador y sabe comunicarse con su elenco que, en este caso, resulta estupendo tanto en caracterizaciones como acentos (está hablada en su mayoría en español) y formas de expresión. Ya no estamos en la discusión de la tecnología contra la forma artística, de la telepatía ante el fenómeno paranormal o el consumismo extremo o el enfrentamiento con los demonios personales. Assayas ahora nos presenta a personajes cuyas acciones políticas definen el rumbo de sus destinos: cada uno le otorga significado a la felicidad que persigue y construye su propia historia.
Olivier Assayas (extrema derecha)
junto con sus estrellas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario