(The Kindness of Strangers)
2019. Dir. Lone Scherfig.
Clara (Zoe Kazan, extraordinariamente conmovedora) se levanta muy temprano del lecho que comparte con su marido Richard (Esben Smed), despierta a sus dos hijos pequeños Anthony y Jude, pidiendo que no hagan ruido y los tres se dirigen en auto hacia Manhattan. Marc (Tahar Rahim) asiste junto con su amigo, el abogado John Peter, a un grupo de apoyo en una iglesia, que dirige Alice (Andrea Riseborough), quien a su vez trabaja como enfermera: Marc acaba de salir de prisión, acusado de un delito que no cometió y, por suerte, encuentra trabajo en el restaurante del solitario Timofey (Bill Nighy). El joven Jeff (Caleb Landry Jones) es despedido de una tienda de colchones porque no ha realizado ninguna venta. Todos estos personajes, extraños entre ellos mismos, tendrán un punto de acercamiento y mostrarán la compasión, la soledad, el infortunio que, usualmente, poseen los seres humanos.
Clara escapa de la violencia doméstica. Ya no solamente es ella: ahora las víctimas de la brutalidad de su marido son sus hijos. Su actitud es positiva: a los niños les comenta que están de vacaciones, a pesar de que no tienen dinero, duermen en el auto, visitan las bibliotecas públicas, roban comida cuando se puede, llegan a los refugios caritativos. No obstante, todo tiene un límite y comienzan los obstáculos.
Marc ha trabajado en prisión como encargado del comedor. De esta manera ha adquirido ciertas habilidades que le permiten apoyar al solitario y sumiso Timofey en el cuidado y mejora de su restaurante que se especializa en platillos rusos y atiende, en su mayoría, a personas de dicha nacionalidad. Timofey le permite que viva en un piso superior del establecimiento.
Jeff es una persona sin habilidades aparentes. El despido inicial que muestra la película viene a ser el inicio de otros fracasos. La falta de dinero produce el lanzamiento de su departamento por lo que queda literalmente en la calle. No le queda más que sufrir frío hasta que es llevado a un hospital al sufrir hipotermia. Ahí es donde conoce a Alice, quien viene a ser el símbolo de generosidad, de la amabilidad que se menciona en el título original: kindness of strangers. Ella vendrá a ser el eje que unirá a todos los personajes: como enfermera recibirá a Jeff al cual empleará en la iglesia como conserje. Como líder del grupo de ayuda, conocerá a Marc y a John Peter. Clara, buscando refugio contra el frío, entrará a la iglesia y Alice les dará asilo.
La versátil Zoe Kazan (nieta del polémico director Elia Kazan, ya ícono representativo de su tiempo) ofrece otra de sus grandes interpretaciones. Una personalidad singular.
La
acción inicia, y continua por la mayor parte de la cinta, en el crudo invierno
neoyorquino. El tiempo prácticamente no se siente pasar, aunque sigue su
marcha. La realizadora Scherfig crea un microcosmos, aísla un área determinada de
interacción. Su voluntad como guionista imagina este destino ficticio de sus
personajes como reflejo de problemas que son comunes en muchos seres humanos (La
violencia familiar, la soledad, la falta de trabajo, son los temas que están
presentes sin que se abunde en ellos directamente) y se interesa en mostrar las
posibilidades de salvación gracias el entendimiento y a la generosidad. Lo que
vemos en esta película es una visión ideal de lo que significa la ayuda, el soporte,
el apoyo que se requeriría estar ofreciéndose, todo el tiempo, de manera
desinteresada, para sobrevivir como habitantes de este planeta. Esta será la
objeción que manifestará el espectador pragmático para aceptarla. Scherfig nos
ha ofrecido siempre un cine donde las personas buscan y encuentran el apoyo de otros
para crecer y mejorar (Enseñanza de vida, Italiano para principiantes,
Dos hermanos). Es importante, de vez en cuando, hablar de solidaridad,
porque es un término que se olvida.
La directora danesa Lone Scherfig
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