miércoles, 28 de abril de 2021

DECIR ES FÁCIL, HACER ES DIFÍCIL

 

LAS COSAS QUE DECIMOS, LAS COSAS QUE HACEMOS
(Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait)
2020. Dir. Emmanuel Mouret.

         Maxime (Niels Schneider) es traductor, aspirante a novelista. Ha llegado a la casa de su primo François (Vincent Macaigne) que está en el campo, donde vive con su pareja Daphné (Camélia Jordana) que está embarazada, para intentar escribir una novela. François se encuentra en París por cuestiones de trabajo y Daphné será su anfitriona. Mientras pasean por diversos lugares, ambos personajes se cuentan sus historias de amor, ya que es el interés temático de Maxime. Así, se irán conociendo las historias de cada uno: Maxime estuvo enamorado de Victoire, una mujer casada quien nunca lo tomó en serio y decidió ir tras su marido a Japón. Gracias a ella encontró a Sandra (Jenna Thiam), una vieja amiga, de la cual se enamoró, pero al presentarla a su amigo Gaspard (Guillaume Gouix), éste quedó prendado de ella. Por su lado, Daphné narra cómo estuvo enamorada de un documentalista que le había dado su oportunidad para iniciarse en la edición cinematográfica, pero éste no le correspondió. Conoció a François, quien estaba casado, con el cual inició un romance que culminó en divorcio y nuevo matrimonio.

 

         Esta larga descripción del argumento es un mero marco de referencia porque la cinta se va derivando en las historias de los personajes para mostrar las complejidades de las relaciones humanas, además de demostrar, como expresa el título, que somos seres contradictorios que en muchas ocasiones hacemos lo opuesto a lo que decimos, porque ¡es tan fácil hablar, pero difícil de cumplir en los hechos!. A lo largo de la película, sumamente interesante, narrada de manera magistral al moverse en diversos tiempos y personajes sin jamás dejar cabos sueltos ni dando lugar a confusiones, sabremos que existe una mimesis del deseo, donde el conocimiento de que alguien desea a una persona u objeto que ya no nos llama la atención, despierta nuevamente el deseo. En otro momento, un documental que ha editado Daphné, sobre un filósofo contemporáneo, servirá para que un personaje se dé cuenta de que la ira o los celos por alguien dan lugar a una generosidad impensada porque al dejar de lado esos sentimientos permiten que se evite la posesión injusta del otro: al final de cuentas un ser libre.

 Un cierto acento de Nueva Ola Francesa

         La cinta se desenvuelve con cierta circularidad, ya que el destino de los personajes propiciará acercamientos y distanciamientos para que exista todo un viaje sentimental en el tiempo y que finalmente prosperen las relaciones bien cimentadas. Hay secretos que se revelarán, otros que se callarán, porque son necesarios para la buena marcha de las relaciones amorosas. El autor completo Mouret, ya tiene una larga y distinguida carrera fílmica (su película previa, Srita J, puede verse en Netflix, basada en Diderot y que sucede en el siglo XVII). En esta cinta, el tono y la narrativa recuerdan a las películas de los años sesenta (Rivette, Truffaut, Rohmer, principalmente), en cuanto se centra en emociones y sentimientos, además de cuestionarse la moralidad y la ética de los actos. La banda sonora integra fragmentos musicales de Chopin, Mozart, Satie, Debussy y Puccini, entre muchos otros, que sirven para enfatizar el humor, el enojo, la melancolía. La cinta nos lleva de la mano por las fases de las relaciones amorosas con una magnífica calidez y un desenfado impresionante.

El realizador Emmanuel Mouret

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