lunes, 12 de abril de 2021

FUERZA DESASTRE

 

FUERZA TRUENO
(Thunder Force)
2021. Dir. Ben Falcone.

         FUERZA TRUENO (2021. Dir. Ben Falcone) es un desperdicio de talentos. Melissa McCarthy y Octavia Spencer interpretan a un par de amigas, desde la infancia, quienes luego de separarse por un malentendido, ya mayores se reúnen para conformarse como el par de superheroínas que dan título a la película. Melissa, regordeta, trabaja como estibadora, mientras que Octavia resulta ser una científica multimillonaria, en busca de la fórmula para acabar contra los Malhechores (traducción que se le dio a Miscreant), criaturas sociópatas, mutadas genéticamente por una lluvia de rayos cósmicos en 1983, que mataron a sus padres. Por andar de curiosa, Melissa recibe un tratamiento que le dará fuerza increíble. Octavia, por su parte, otro que le dará invisibilidad. Así podrán enfrentar a sus enemigos.

         El mayor fracaso de la película reside en lo endeble de su propuesta: la salida fácil para resaltar el carisma de la McCarthy por medio de situaciones ligeras, nada complejas, que se asemejan a cualquier comedieta televisiva (a la altura de la barra “cómica” de Televisa), aparte de no encontrarle el tono a su contraparte Spencer, cuyo personaje usualmente está en la seriedad absoluta: ambas, gracias a los efectos especiales, realizan sus actos ya vistos muchas veces, mejor diseñados en cintas más sólidas. De hecho, no se explota la famosa "invisibilidad". Los personajes “Malhechores” son solamente tres: “El rey” que desea ser alcalde de Chicago y posee una fuerza comparable a la de McCarthy, “Laser” cuyo poder es crear energía que lanza como bolas destructivas y “El cangrejo” quien sin poderes extremos, posee pinzas en lugar de manos (y es el personaje más agraciado porque es interpretado por el simpático Jason Bateman). Ante la indolencia de Laser está la confusión y descuido de Rey: El cangrejo tiene una relación romántica con McCarthy (que no puede consumarse ya que aquel expresa que sus genitales fueron deshechos en un altercado, aunque todo queda en el aire, pero da lugar a una secuencia gratuita de ambos bailando, con McCarthy volando por los aires).

         Ben Falcone, guionista, director, además de esposo de Melissa McCarthy, utiliza elementos de cultura popular (canciones de finales de los ochenta), para crear  chistes verbales que resultan poco interesantes por su falta de vigencia. A su mujer la pone en situaciones que ya se han repetido en otras de sus películas: momentos de enojo que la llevan a situaciones extremas (arroja un autobús por los aires), la imagen de “perdedora” que logra sobresalir a su condición, pero más que nada, la falta de ingenio para darle mayor peso a la trama que desea urdir: se siente la consecución de fórmulas ya gastadas con tal de conseguir una que otra carcajada y explotar el carisma que posee la McCarthy: cuando es dirigida por realizadores con mayor talento. Aquí se extraña a un Paul Feig (Damas en guerra, Spy: una espía despistada) o a los sketches de Saturday Night Live, cuando McCarthy interviene. Hasta sus roles dramáticos se extrañan porque es una mujer talentosa. Lo mismo pasa con Octavia Spencer, tan versátil en otras películas. Aquí todo grita ¡desastre!

Ben Falcone dando indicaciones a Jason Bateman



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