DÉJALES HABLAR
(Let Them All Talk)
2020. Dir. Steven Soderbergh.
La reconocida escritora Alice Hughes (Meryl Streep) ha sido galardonada con un premio que deberá recibir en Inglaterra. Ante su miedo de volar, su nueva editora Karen (Gemma Chang) le propone viajar en el trasatlántico Queen Mary II, a lo que la mujer acepta siempre y cuando le permitan que le acompañe dos viejas amigas de la adolescencia y un sobrino. Así, Susan (Dianne Wiest) y Roberta (Candice Bergen), como Tyler (Lucas Hedges) se embarcan para pasar dos semanas sobre el mar. La intención de la editora es que Alice escriba y termine una prometida secuela a la novela que le ganó el Premio Pulitzer años atrás. Tyler quiere llevar un registro fotográfico del proceso, además de ser apoyo técnico para su tía. Tanto Susan como Roberta vienen con distintas actitudes: La primera hace trabajo social para mujeres encarceladas mientras que Roberta es divorciada y empleada de una tienda de ropa en Texas. Esta última vive obsesionada con el hecho de que Alice utilizó situaciones atrevidas de su vida para inspirarse en la creación de uno de los personajes de la novela premiada. Tal situación hizo que su marido sospechara de ella y prefiriera abandonarla. Karen también viaja de incógnito y se apoya en Tyler para enterarse de los avances de la escritora. A su vez, el joven se enamora.
La película consiste en escenas cortas que van mostrando la cotidianidad de cada personaje y sus interacciones. Aunque Alice desea platicar con Roberta, ésta la rehúye. Susan es quien tiene mayor relación con Roberta y es a través de sus conversaciones que se aclara su resquemor: piensa que ahora las han invitado para estar con ella y seguir siendo fuentes de inspiración. A través de estos personajes, Soderbergh nos acerca a lo que significa la experiencia de la vida. Cada personaje representará riqueza (Alice), indiferencia (Susan), interés y angustia (Roberta), además de abrir el corazón romántico del joven Tyler hacia la idealizada Karen. Además, vendrá el cuestionamiento sobre sus propias experiencias y las consecuencias de las mismas. ¿Qué les ha traído el éxito, el fracaso o la satisfacción personal, si acaso, a cada una de ellas?
El acto creativo se lo interroga Alice. La presencia en el barco de un autor famosísimo por una infinidad de novelas comerciales la contrapone con su propio método e intención para escribir. Ambos autores son galardonados por el favor del público con objetivos completamente diferentes: sus teorías principales, su autora favorita, son tópicos de una charla que ofrece a los demás pasajeros donde idealiza y le da sentido a su forma de trabajar. Susan reflexiona, por un comentario acerca de su conducta sexual durante un juego de mesa, sobre la intensidad de los sentimientos. Roberta piensa en el fracaso amoroso y en la falta de una seguridad económica (Candice Bergen ofrece una actuación espléndida) que la lleva a coquetear con pasajeros maduros y a buscar una salida fácil cuando las cosas lleguen a una inesperada conclusión.
La
cinta fue filmada en las dos semanas que duró el viaje en el propio, lujoso y
espectacular Queen Mary II, que posee auditorios, salones de baile, biblioteca,
tiendas, entre muchas otras variedades. Soderbergh partió de personajes e ideas
para que su reparto pudiera improvisar y le fuera dando consistencia a sus
roles, aunque, claro, había puntos de partida y normatividades que establecían
los límites para darle coherencia y camino a la trama. El director ha sido
ecléctico en temas y géneros, por lo cual ha dado lugar a una carrera más bien
irregular. Desde su deslumbrante debut con Sexo, mentiras y videotape (1989)
ha pasado por inflados éxitos comerciales como Traffic (2000) y
verdaderos fracasos como Solaris (2002). Con esta cinta sencilla, donde
los personajes son amenos y los cuestionamientos cercanos a los espectadores,
además de un reparto excepcional, estamos ante una discreta joya personal.
El director Steven Soderbergh
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