ZONA DE RIESGO
(Outside the Wire)
2021. Dir. Mikael Håfström.
El teniente Harp (Damson Idris) es piloto de drones. Desde tierra maneja a los aviones que pueden enviar misiles como apoyo para los soldados en tierra. Es 2036 y hay guerras en los países de Europa del Este. Una maniobra que realiza, donde desobedece las órdenes superiores, y que causa las bajas de dos soldados (aunque salvando a muchos más), hace que sea movilizado a una base en Ucrania bajo el mando del rudo capitán Leo (Anthony Mackie) quien, desde el inicio, le muestra su verdadera naturaleza: es un sofisticado androide, prácticamente perfecto, con inteligencia y sentimientos. Su misión será buscar a Víctor Koval (Pilou Asbaek), poderoso líder subversivo que desea reunificar a Ucrania con Rusia. Su conocimiento de la localización de los antiguos silos nucleares en tiempos de guerra fría le ha hecho conseguir los códigos para activarlos y destruir a las principales capitales del mundo. Una cinta bélica, de ciencia ficción, donde se cuestionan los mecanismos de defensa: ¿vale la pena el sacrificio de unos pocos para salvar a muchos?
La cinta se centra en la relación que va creciendo entre este capitán artificial y su subordinado inexperto en la realidad. Harp ha peleado siempre, desde un asiento protector, frente a inmensas pantallas. La sangre, el dolor, la miseria y, claro que, la muerte que le rodea es un terrible descubrimiento. Para ese año se han fabricado robots de combate a los que se llama “Gums” cuyo aspecto es el que podría esperarse de una máquina, pero sirven simplemente para responder a estímulos electrónicos, y viene a ser el contraste con Leo, cuyo aspecto humano e inteligencia le hace más cercano, además de confiable. En algún momento, Leo le comenta a Harp que fue creado de raza negra por cuestión moral, de aceptación, a que tuviera la imagen ruda de un rubio, blanco, enorme. Al darle la mano a Harp, éste nota la calidez de un humano, mientras que el brazo es frío como el acero. Todas estas aclaraciones sirven para que el espectador considere el grado heroico del personaje ante el audaz y novato compañero.
Mezcla
de situaciones y frases que ya se han visto y escuchado en muchas otras
películas del género, estamos ante una cinta que evita ser mero entretenimiento
superfluo. Su realizador es el sueco Mikael Håfström quien se dio a conocer en México
con la popularísima Solo contra sí mismo (2003) donde se mostraban los
efectos del acoso en hogares y en las escuelas, para pasar a su primera
producción en Hollywood con Descarrilados (2005) donde una pareja
adúltera (Clive Owen y Jennifer Aniston) era chantajeada con resultados que tenían una solución inesperada, y
entre otros títulos llegó a Plan de escape (2013) donde reunió a
Stallone con Arnold para ofrecer una cinta de mucho suspenso. En su cine, el
director ha procurado siempre encontrar giros narrativos para salir de lo
usual. Esa es la gran cualidad de esta cinta que, si se queda en una lectura primaria,
será “palomera” para quienes se han desensibilizado ante tanto engullir cine sin
digerirlo (ya sea en su vida entera o por la maldita pandemia). En esta película, Håfström se mantiene fiel ante la sorpresa. Hay
dos secuencias interesantes: en una, se narra con adelantos en el tiempo, las
consecuencias de un ataque. En otra, el novato recupera en recuerdos, las
acciones que le han dado coherencia al proceder de su superior. Ante tanta
acción, hay que tener algunos respiros para recuperar, comprender, justificar, detonar la angustia. Ante el
poderío de la máquina, hay que tener algo de temor.
El director Mikael Håfström
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