FAMILIA DE MEDIANOCHE
2019. Dir. Luke Lorentzen.
Ante la escasez de ambulancias subvencionadas por el gobierno, se ha incrementado la oferta de servicios privados en este ramo. Ante la gran cantidad de accidentes que ocurren diariamente, la atención debe brindarse a toda hora. Este documental se centra en la familia Ochoa: el padre Fernando, el hijo mayor Juan Alexis, un auxiliar llamado Manuel Hernández, además de la presencia del niño Josué, el hijo menor, quien ya ha creado una costumbre de acompañarlos. Los primeros tres son paramédicos. Están capacitados para apoyar ante cualquier emergencia no especializada. La salida cotidiana para buscar “clientela” es, por supuesto, para buscar el sustento: alimento, techo, servicios.
El documental se ocupa de mostrar varias noches en las vidas de estos personajes de la vida real. Su atención va desde los primeros auxilios hasta la recomendación de algún hospital para llevar a las víctimas de accidentes de tránsito o incidentes esporádicos como una estudiante golpeada por su novio (ella, asustada, pide un abrazo) o el bebé que se asfixia ante la incapacidad de un padre drogado (con un paramédico angustiado pero firme en su proceso de resucitación). Todo sucede de manera cortés y servicial. Luego viene la parte incómoda: cobrar el pago de su actuación y encontrar los extremos de quien se niega porque no tiene un centavo, o el que reclama porque no solicitó su traslado, hasta el que corresponde con la cantidad requerida.
Sin embargo, no es la simple anécdota de las aventuras de una ambulancia y sus ocupantes, sino el retrato de una ciudad desorganizada que no ha cuidado este ramo. Las ambulancias privadas se crean como fuente de empleo y medio de subsistencia, o sea que son un negocio. Como dice Juan Ochoa en algún momento: “si hay accidentados es para que nosotros trabajemos; si se crea basura, para eso hay basureros”. También hay una terrible corrupción: los policías que solicitan dinero para permitir que se lleven a las víctimas, o que recogen el auto porque no es de modelo reciente o simplemente se llevan preso al chofer de la ambulancia como prenda de pago.
En
otro aspecto están las necesidades de estos paramédicos: dinero para abastecerse
de los recursos para su atención o para el pago de la gasolina y, si acaso no
hubo ingreso, juntar entre todos lo que tengan en los bolsillos para comprar la
lata de atún, maíz, mayonesa, galletas y ahí está la cena improvisada de una
ensalada. El documental no muestra directamente a los afectados. Están los
efectos y se comentan las causas. Desde el inicio de la cinta, Juan habla con
quien ha de ser su novia, Jessica, a la que le cuenta los casos que ha vivido,
como una manera de desahogo, de liberar la energía creada por la adrenalina de
las situaciones: las carreras por adelantarse a la otra ambulancia, la
necesidad de llegar pronto a un hospital porque tal vez alguien puede morir.
El director Luke Lorentzen
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