martes, 2 de marzo de 2021

OTRA ETAPA EN LA VIDA

 

EL EDÉN

(Eden)

2020. Dir. Ulla Heikillä.

         Un campamento cristiano, en el verano tranquilo de una isla en el archipiélago de Helsinki, es el lugar al cual llegan varios jóvenes para pasar una semana de preparación para su confirmación. Entre ellos, se destacan sobre todo tres personajes: Allisa, quien tiene problemas de fe y no cree que esta sea la mejor solución; Panu, su primo, joven retraído cuya afición es el dibujo, además de tener como mascota a una oruga; y Jenna, la más rebelde, quien ya ha tenido sexo con su novio y tiene una visión frívola de la vida. Es otro retrato de la adolescencia en su crecimiento personal, su rito de iniciación hacia la madurez, su necesidad de encontrar su verdadera identidad y su lugar en el mundo. La semana servirá para que se vivan experiencias importantes y se revelen naturalezas ocultas que, aparte, ya estaban a punto de estallar.

         Finlandia tiene una población mayoritaria que pertenece a la Iglesia Evangélica Luterana y la confirmación equivaldría al Bar o Bat Mitvah de los judíos (y para ser más humildes, a la fiesta de quince años mexicana) para establecer otra etapa en la vida del joven. En este caso, la cinta nos muestra tres ejemplos claros que resumen la generalidad de las dudas existenciales de los adolescentes. Mientras Allisa cuestiona e ironiza al pasaje de la Biblia (“Adán y Eva comieron del fruto prohibido en el árbol del conocimiento, porque era natural su hambre de sabiduría”), Jenna es materialista y no cree en milagros ni en la espiritualidad absoluta (“Una vez que conoces el sexo, ya no puedes dejarlo”) y Panu se deja seducir por el desparpajo y la calidez de Sampo, otro de los muchachos del campamento, quien despierta emociones que se encontraban indefinidas dentro de sí mismo (al final del campamento le da un beso en la boca y es correspondido).

         Como contraparte está el personaje de Tiina, la joven sacerdotisa (en esta religión se permite que las mujeres alcancen el nivel pastoral), cuya pasión y entrega la lleva a extremos de disciplina y arrebato (aparte de contradicciones en su decir y actuar): fuma en secreto, siente ira que contiene, pero construye una pequeña capilla en un establo abandonado. Cada uno expresa sus sentimientos para recibir, como consecuencia luego de la reflexión, una lección personal, tanto por amor como por fe y arrepentimiento. Lo más interesante de esta película es que no suceden grandes cosas, aparentemente, pero en realidad hay toda una acción interna que nunca descansa en estos personajes. Uno va siendo testigo de ese rito iniciático, de esa imperiosa necesidad por descubrirse a uno mismo…

Ópera prima de la directora Ulla Heikillä



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