martes, 3 de agosto de 2021

CAMBIOS GENERACIONALES

 

SUBLET
2020. Dir. Eytan Fox.

         Michael (John Benjamin Hickey) es un columnista de temas de viajes para The New York Times, que llega a Tel Aviv para escribir sobre la ciudad. Al llegar al departamento que ha subarrendado, se encuentra con su dueño, el joven estudiante de cine Tomer (Niv Nissim), quien ha confundido la fecha de llegada de su arrendatario. El departamento se encuentra desordenado y, ante la sugerencia de Michael para irse a un hotel, Tomer le suplica que se quede, ya que necesita el dinero. Al día siguiente, el joven regresa para buscar algo que había olvidado y es invitado por Michael a quedarse a desayunar. Al enterarse de que no tiene dónde pasar sus noches, Michael le ofrece que se quede en el sofá del departamento, a cambio de que sea su guía de la ciudad. De esta manera, inicia una relación que servirá para que se confronten dos generaciones (Michael es cincuentón, mientras que Tomer es veinteañero): mientras uno reflexiona sobre su vida actual, el otro refleja el desparpajo de la juventud.

 La joven bailarina que desea exiliarse en Alemania
Sexo a través de una app

         Michael es un hombre metódico, quien llama a su esposo cada noche, pero tiene en su vida algunos puntos oscuros, relacionados con la alternativa de tener un hijo por maternidad subrogada. Tomer, por su lado, quiere filmar películas de terror que hagan sacudir a su público porque de eso se trata la vida. A lo largo de los cinco días de estancia que tendrá Michael en Tel Aviv, su relación se irá afianzando al poder conocerse mejor. Una noche llega una amiga de Tomer, bailarina, quien se irá a vivir a Berlín con su novio palestino porque ya no soporta su realidad: ante ello, Michael se sorprende porque Alemania es símbolo de persecución antisemita. La chica le responde que eso ha quedado en el pasado. Por otro lado, cuando Michael le cuenta a Tomer que alguna vez escribió una novela sobre el SIDA, en los años ochenta, el joven le responde que no deben de tratarse temas que son tristes y ya superados, a lo que Michael responde que su trabajo surgió cuando esa desgracia estaba sucediendo, además de haber perdido a su primera pareja por la enfermedad. En otra noche, Tomer busca por una app e invita a un joven para tener un trío con Michael. El escritor, al principio acepta, pero al contemplar el inicio de los escarceos carnales entre Tomer y el otro, simplemente decide irse a su habitación: ya ha pasado el tiempo de las aventuras cotidianas, el sexo casual y su vida ha entrado a otra etapa. Tomer se sorprende cuando Michael le confiesa que solamente tiene sexo ocasionalmente con su esposo: el joven no puede comprenderlo porque la vida es para disfrutarla.

 Dos generaciones con distintas mentalidades

         Todos estos hechos narrados escuetamente, que no llegan a describir la belleza de Tel Aviv ni el carisma de sus intérpretes, dan idea del objetivo que su inteligente director se propuso al filmar esta historia. El tiempo cambia impulsos y actitudes. Todo aquello que sucedió, que permitió alguna propuesta para efectuar cambios en mentalidades y expandir los límites de moralidad y aceptación, ahora se toma como un hecho. Los años pasan y las nuevas generaciones viven las circunstancias que les rodean: sexo a la carta sin remordimientos ni restricciones, movilidad, despego de la historia. Hay una secuencia donde Tomer lleva a Michael a visitar a su madre quien vive en un kibutz. La mujer le cuenta que tuvo a Tomer por inseminación artificial porque lo importante no era tener una pareja, sino darle amor al hijo. Los cinco días bastarán para que esta pareja de seres tan diferentes encuentre sus puntos de contacto y lleguen a una comunión espiritual y carnal, sin caer en melodrama ni en soluciones forzadas.

El director Eytan Fox



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