miércoles, 4 de agosto de 2021

CONTRASTE

 

EL HOMBRE CON LAS RESPUESTAS
(The Man with the Answers)
2020. Dir. Stelios Kammitsis.

         Víktoras (Vasilis Magouliotis), joven artesano griego, ex clavadista ganador de medallas, pierde a su abuela y decide emprender un viaje para visitar a su madre, Angeliki, en el sur de Alemania, a la cual no ha visto por mucho tiempo. Vende sus medallas de oro, desempolva el viejo Audi familiar y toma el ferry que lo dejará en Bari, Italia, para atravesarla por carretera y llegar a su destino. En el bote, conoce al extrovertido Mathias (Anton Weil), joven mochilero que anda de vacaciones, al cual primero repudia cuando nota que se roba un sándwich del restaurante, pero luego, al llegar a puerto, le ofrece llevarlo consigo, para que le apoye con idioma y direcciones. Las personalidades chocan: ante el desparpajo de Mathias está el callado Víktoras, quien trae sus propios problemas e inseguridades. Paulatinamente se irá conformando más que una amistad entre ellos. El título se refiere a las constantes preguntas que Mathias hace al desconfiado Víktoras. Las respuestas, tal vez, están en el personaje libre que disfruta de la vida, contra las decepciones y soledad en que ha estado sumergido el joven griego.

 

         Una primera parte de la cinta nos muestran a Víktoras trabajando en una restauradora de muebles, aparte de que va a visitar a su abuela al hospital, practica en la cama elástica, se ejercita caminando sobre sus brazos, recibe un telefonema de su madre, hasta que, al morir la anciana, decide partir hacia Alemania. Ya en el ferry que lo traslada hacia Italia, conoce a Mathias, al cual primero rechaza, pero luego acepta por comodidad, aunque siempre con la desconfianza de que es un extraño. Ya, en esta segunda etapa de la narración, inicia lo que es un viaje por carretera, con experiencias diversas, pláticas, preguntas, enojos y diversiones que irán proporcionando mayores datos sobre esta pareja de jóvenes, cuyos viajes existenciales son igualmente indefinidos, sin rumbo preciso. Mathias es instructor de snowboarding en Baviera, quien tiene todavía un mes de vacaciones antes de retornar al trabajo. Víktoras fue dejado por su madre, a la abuela, años atrás, al conocer a un alemán e irse a vivir con él, precisamente a la región bávara, donde ahora tiene otro hijo pequeño: sigue indeciso ante ir a verla, aunque, al menos ya ha iniciado su ruta.

         El contraste entre las personalidades de Mathias, que disfruta de la vida engulléndola a pedazos, y Víktoras, cuya problemática personal (carrera profesional no terminada, acto deportivo abandonado, además del fracaso familiar), le ha sumido en la tristeza, es el atractivo principal de la película que nos habla del complemento personal, del descubrimiento de uno mismo a través del otro, de la apertura hacia los momentos que pueden ofrecer satisfacciones, del rechazo hacia aquello que se torna obstáculo para el goce. Mathias le pide a su compañero que tome carreteras vecinales para disfrutar de paisajes y parajes. En algún momento, lo lleva a la celebración de la boda de unos amigos. Víktoras comienza a vivir otros hechos, para él desconocidos hasta el momento. Como consecuencia, surge el afecto entre ellos: la cinta no establece, ni distingue las orientaciones sexuales, dentro de ese sentido libre que, para estos tiempos, ya no puede escandalizar a nadie.  

El director Stelios Kammitsis



 

        

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