viernes, 28 de mayo de 2021

LA CHICA RICA APRENDE

#LADY RANCHO
2018. Dir. Rafael Montero.

         La joven y gorda millonaria Camila Pérez-Mayer (Danae Reynaud), mimada hija de papi que gasta dinerales en sesiones de compras que duran siete horas, sufre el enojo y regaño de su madre Fátima (Azela Robinson), pero tiene toda la libertad que le brinda su padre Jorge (Juan Carlos Colombo) porque piensa que “es algo que se le pasará”. Esa misma noche, alcoholizada luego de andar por el antro con su amiga Andy, crea un escándalo al robar su propia camioneta del martirizado chofer Arturo, ingerir unos “jochos” (hot dogs) sin tener dinero para pagar, agredir a unos agentes de la policía y ser grabada mientras expresa su nombre y dice que “todos son mis gatos”, antes de parar en la cárcel. Por eso aparece en las noticias, se le nombra “Lady Jochos”, y sus padres, para aplacarla y enseñarle una lección, la dejan en su inmenso rancho, muy alejado de la ciudad, sin posibilidad de abandonarlo y sin señal para su celular, ordenando al caporal Juan (Hoze Meléndez) y al anciano peón Eulalio (el legendario Jorge Victoria) que no le den de comer si no trabaja. Poco a poco, Camila irá aprendiendo las reglas del juego.

 Alcoholizadas, comprando "jochos" sin dinero para pagar...

         Otra de las tantas comedias simplonas que han pululado en el cine mexicano de los últimos años para dar una idea “amable” de nuestra realidad, partiendo de los estereotipos: en este caso, como en muchas películas que le han antecedido, tenemos a la chica rica, mimada, ignorante del entorno social que rodea a su propia clase, y que, al experimentar en carne propia la carencia de sus recursos más queridos (comodidades y dinero), toma conciencia, y cambia, y aprende. Nada nuevo bajo el sol: ahí están las muchachas ricas cuyos padres enviaban al campo para hacerse mujeres en Jóvenes y bellas (Cortés, 1961) donde cuatro de ellas se enamoraban de sendos hermanos rancheros; uno se acuerda de la ociosa Mané (Silvia Pinal) en El inocente (González Jr., 1955) que se enamoraba del apuesto mecánico Cruci (Pedro Infante), decidida a dejar todo atrás y vivir frugalmente a su lado. O de la bravía Beatriz (María Félix) quien renunciaba a su mundo aristocrático y decadente para seguir a su hombre (Pedro Armendáriz) a la Revolución en Enamorada (Fernández, 1946). Sin embargo, las diferencias son muchas. En el pasado, la ingenuidad y el idealismo se trastocaban por el amor, el romanticismo. Todo se justificaba porque la época permitía la validez de la frase “contigo, pan y cebolla”, además de promover la idea del final feliz. Las chicas se encontraban con muchachos que serían los siguientes terratenientes del poblado, Mané se iba a su casa en Acapulco para despreciar y darse cuenta del ardor que le despertaba su mecánico, y Beatriz dejaba atrás su casona de pueblo. En todos los casos estaba presente la hegemonía masculina y el sometimiento. Ahora las chicas modernas que adquieren conciencia deciden volverse empresarias y continuar con un destino económico semejante, aunque con pequeños matices. A pesar de encontrar a su ideal masculino, serán mujeres libres y autosuficientes.

 Negándose a ordeñar una vaca...

         La cinta posee dos tonos: el inicial corresponde al cinismo y la comodidad de clase. Camila es feliz consigo misma, sigue sus reglas con todo desparpajo, y no entiende los motivos de que sus padres se enojen: todo es natural para sus hechos cotidianos, se repiten los esquemas que siguen sus amigos y amigas. Es la naturalidad del “dificilísimo” de Mané o de que Beatriz encendiera una cohetería para atacar a su amado o que las muchachas ricas bailaran y cantaran a pesar del ambiente de campo: un personaje libre, divertido, aberrantemente altanero. Al cambiar de hábitat, todo adquiere un tono de regaño y moraleja, de caída y ascenso, de aprendizaje y ambición. De acuerdo con los estereotipos, no será sorpresa que Camila encuentre una tarántula, caiga en el lodo, o que provoque que una vieja camioneta se desviele. Tampoco será extraño que aparezca un apuesto joven que se dedica a realizar labores sociales en un apartadísimo pueblo en la sierra. Tal parece que, en el cine mexicano de hoy, todo final feliz debe mostrar una preocupación por el bienestar del prójimo: nada reprobable si tono y ambiente no fuera tan idealizado, fantástico, de cuento de hadas. Si ya se nos vendiera tan fácilmente un improbable final feliz.

 Se encuentra al chico altruista, que realiza labores sociales, para que sea su inspiración (Mario Moreno, nieto de Cantinflas)

         Al realizador Rafael Montero le debemos una obra independiente magnífica Adiós David (1978), un debut industrial muy decoroso El costo de la vida (1988), y una obra maestra, subestimada, realizada precariamente, pero indicadora de una realidad muy mexicana Justicia de nadie (1991). Luego, altibajos terribles que incluyen a la detestable Cilantro y perejil (1996). Se nota que desde entonces ilustra historias, ya que es un artesano dedicado, alejado del joven estudiante del CUEC. La cinta nos ofrece a la interesante Azela Robinson, a la redondísima Delia Casanova de esbeltos recuerdos en El apando (Cazals, 1975) y un avejentado, pero conmovedor, Jorge Victoria, actor en tantísimas películas de los años setenta y ochenta, sobre todo en roles pequeños o secundarios, pero de manera muy constante en aquellas cintas de violencia, narcotraficantes o ilegales. Le llegó la edad y la posibilidad de un nicho.

El director Rafael Montero



martes, 25 de mayo de 2021

EL DIABLO NO EXISTE

 

THERE IS NO EVIL
(Sheytan vojud nadaran)
2020. Dir. Mohammad Rasoulof.

         Las películas iraníes muestran grandes contrastes entre la vida cotidiana y las restricciones que impone el gobierno islámico. Por las calles circulan automóviles europeos y orientales, existen franquicias de pizzas y cafés elaborados, además de que las familias hacen sus compras en supermercados modernos: todo da lugar a una imagen cosmopolita, como cualquier ciudad europea. Por otro lado, están las persecuciones ideológicas, aparte de las obviamente criminales, que producen un gran número de ejecuciones. En sus inicios, luego de la derrota del Shah de Irán, se acostumbraban fusilamientos. Ahora es la horca que se lleva a cabo de manera sofisticada, donde un botón elimina automáticamente a la superficie donde están parados los condenados a morir, pero también, y muy usual, es que un familiar, o un soldado, sea quien tumbe un simple y primitivo taburete.

         Esta película, ganadora del Oso de Oro en Berlín 2020 fue filmada por el realizador Rasoulof desafiando a un sistema que lo ha condenado a no hacer cine. Obviamente, la película no puede ser vista en su país. A través de cuatro historias, se cuestiona a un sistema que utiliza la pena de muerte como castigo, aunque sea por las razones más nimias e inofensivas. Igualmente, está el aspecto moral, el sentido de culpa, los secretos. Por eso, en una de las historias, un soldado está lamentando su destino porque el servicio militar le obliga a ser verdugo. Si rehúsa, no tendrá alternativa para poseer pasaporte, conseguir trabajo, tener todas las ventajas de cualquier civil. Los cuatro segmentos nos hablan de la interacción que esta práctica salvaje tiene entre sus protagonistas. Así como existen personas que se acostumbran a una sociedad que les obliga a mantener una doble existencia, hay otras que no toleran la violencia irracional debida a mentalidades obtusas y cerradas. Hay que tomar decisiones para seguir viviendo. El título original en farsi es “El diablo no existe”. La traducción literal del título en inglés es “No existe el mal”. La cinta nos comprueba que, por supuesto, se encuentra entre nosotros, siempre, acechante, real, sin caer en la ciencia ficción ni en la fantasía…

El director Mohammad Rasoulof



 

        

viernes, 21 de mayo de 2021

¡VIVA LAS VEGAS!

 

EL EJÉRCITO DE LOS MUERTOS
(Army of the Dead)
2021. Dir. Zack Snyder.

         Las Vegas invadida por zombis. Una bóveda subterránea que guarda 200 millones de dólares. La ciudad va a ser bombardeada por lo que deben de ser extraídos por una banda de mercenarios antes de que esto suceda. El maestro, autor completo, Zack Snyder, a quien le debemos la extraordinaria relectura de El amanecer de los muertos (2004. Dawn of the Dead), gran homenaje a George A. Romero, ahora nos ofrece una cinta de su propia creación: otro comentario metafórico sobre los símbolos norteamericanos. Filmada antes de que nos azotara la pandemia, la cinta se torna asombrosamente profética con pistolas de temperatura que ahora miden si estás en el proceso de convertirte en muerto viviente. Campamentos donde están resguardados los sobrevivientes, que equivalen a familias separadas por las circunstancias. Un prólogo nos indica que un convoy militar transportaba a un especimen zombi: el choque con un automóvil donde viajaba una pareja de recién casados que se descontroló cuando ella, ardiente, se puso a hacerle sexo oral al flamante marido quien se fue de frente contra el vehículo e hizo que la carga cayera y se abriera en pleno campo, en las colinas frente a Las Vegas, ciudad que se tornaría en zona de peligro, circundada por un muro para contener a los monstruos hambrientos de carne y sangre.

Un empresario japonés, dueño del hotel casino Olympus, recluta al otrora heroico Scott (Dave Bautista), merecedor de una medalla al mérito, pero ahora relegado a cocinero de hamburguesas en un restaurante de mala muerte, para que rescate una millonada de dólares, que ya fueron pagados por un seguro, por lo que ahora permanecen limpios, encerrados, potencialmente utilizables sin problemas legales ni de impuestos. Scott lo ve como una alternativa para salir de su situación, pero también como una forma de recuperar a su hija Kate, a la cual no ha vuelto a ver desde que tuvo que matar en su presencia, a la que fuera esposa y madre, convertida en zombi.

         Así empieza un reclutamiento donde Scott consigue a una piloto de helicóptero, a un ladrón de cajas fuertes, a una coyota que conoce el terreno para recorrerlo, además de viejos amigos que recibirán su parte porque necesita que entre todos se protejan. La cinta se va desarrollando entre lugares comunes del género, aunque con una carga de humor y sarcasmo que ofrece el tono ligero dentro de una realidad terrible. Esa es la maestría de Zack Snyder: crear una atmósfera que es amenazante y mortífera, dotándola de remansos ligeros, sin tomarse jamás en serio. Es el tipo de cinta que conoce su misión y objetivo: entretenimiento puro, con su comentario social, sus relaciones con la realidad, pero jamás olvidando que es fantasía e imaginación.  Autor completo, ya que aparte de argumento y guion, fue su propio director de fotografía.

         El uso de la música adecuada para enfatizar algún comentario como es “Viva Las Vegas”, aunque en una versión más contemporánea (aunque previamente, tanto inicio como final, nos permiten escuchar a Elvis cantando “Suspicious Minds”), o la adecuada “Zombie” de The Cranberries, y el sentimentalismo cínico (por el momento en el cual se intercala en la banda sonora) de “Do You Really Want to Hurt Me?” de Culture Club. El prólogo, luego del impacto inicial, va mostrando el proceso de “zombificación”: coristas con poca ropa, strippers masculinos, imitadores de Elvis y de Liberace, con la carga sardónica que muestra a una de las ciudades emblemáticas de los Estados Unidos, símbolo absoluto de capitalismo y sueños de gloria, refugio de criminales en la creación de su leyenda, como espacio abiertamente decadente, ya con monstruos reales, transformando la esencia del mal y pecado en metáfora extrema. Y todo dentro de los elementos del género: villanos sacrificables, amenazas a flor de piel, disparos en exceso con armas que parecen infinitamente cargadas, el aspecto romántico con el perdón entre parejas o la relación conyugal entre zombis, el giro inesperado en el objetivo de la extracción del dinero o, por supuesto, epílogo inesperado, inopinado, pleno de ironía. El ritmo es impecable, la duración excedida. Nada de extrañarse en las obras capitales de Zack Snyder.

El maestro Zack Snyder, argumentista, guionista, 
director de fotografía y realizador de esta película.



jueves, 20 de mayo de 2021

¿BUENAS? AMIGAS

UN PEQUEÑO FAVOR
(A Simple Favor)
2018. Dir. Paul Feig.


         Paul Feig es el responsable de comedias fantásticas (Spy, una espía despistadaDamas en guerra) gracias a que sabe aprovechar a sus elencos. Cuando uno se entera que ha dirigido esta cinta que se anuncia como drama de intriga y suspenso, piensa que ha decidido cambiar de rumbo o probar otro género: no es así, en realidad es una comedia disfrazada. Feig comprueba que es un individuo muy creativo en su manejo del humor (aunque él personalmente no posea el carisma ni la gracia suficiente) y en su habilidad para extraerlo de cualquier situación, más que nada, aprovechando las cualidades de sus elencos y de sus guiones. En esta película parte del guion de Jessica Sharzer (cuyos antecedentes más populares son episodios de la serie de televisión American Horror Story) sobre una novela que vuelve a tratar el tema de mujeres que desaparecen (al estilo Perdida) y que si se pone uno a analizar con cuidado, no tiene ni pies ni cabeza psicológicamente ya que muestra giros inesperados, sospechosos inesperados, personajes inesperados y hasta reacciones inesperadas, aparte de divulgar secretos inesperados. ¿Me comprende? 

La maravillosa Anna Kendrick con la sensual Blake Lively

         Y sin embargo, no importa. No se toma en serio y aprovecha todas las posibilidades para descubrir la chispa, el ingenio (hasta la socarronería) dentro de situaciones de suspenso que atrapan la atención del espectador. Así como se entra al incesto o perversiones sexuales, hay elementos que se notan copiados de muchos otros temas del género y que no pueden ser comentados para no arruinar  las sorpresas de la cinta. Stephanie (Anna Kendrick), una viuda con hijo pequeño, demasiado servicial, creadora de un videoblog donde ofrece recetas de cocina y otros consejos domésticos, conoce a la sofisticada madre de un amigo de su hijo llamada Emily (Blake Lively). A pesar de sus contrastes personales, se hacen buenas amigas, y Stephanie comienza a hacerle favores como cuidar a su pequeño. Cierto día, ésta desaparece, y Stephanie, utilizando las experiencias comunes y ya muy conocidas en libros y películas, empieza a investigar hasta que se descubre el paradero de la mujer: aparece muerta en otro estado.
Henry Golding (el galán de la ridícula "Locamente millonarios"
aquí tiene el papel como marido de la extraña Emily

         Con lo que le he contado, que deja atrás muchos detalles y momentos, la cinta sigue con misterios, más sospechas, otras investigaciones, hasta llegar a un desenlace. A pesar del desastre discursivo y psicológico, la película cuenta con ese par de actrices maravillosas cuyos talentos, físicos y gracia, permiten que Feig alcance niveles sorprendentes de humor que subrayan su habilidad para lograr imponerlo y sustraerlo de situaciones dramáticas, aparentemente serias. La cinta es frívola, hecha con fórmulas, acciones inverosímiles, pero está contada y resuelta inteligentemente. El espectador sonríe, lanza de pronto alguna carcajada, se extraña, porque a cada momento las cosas cambian con un ritmo tan bien estructurado, y queda satisfecho.

Paul Feig domina el humor para cualquier situación,
aunque personalmente carezca de gracia...

viernes, 14 de mayo de 2021

NUEVO ORDEN: TODO IGUAL O PEOR

 

NUEVO ORDEN
2020. Dir. Michel Franco.

         En un México paralelo, distópico, gracias a un prólogo, se muestra que están ocurriendo varias revueltas sociales y tomas de espacios. Aparte, se realiza la fiesta de boda civil de una pareja que pertenece a la clase acomodada, que vive en el Pedregal de San Ángel. Marianne (Naian González Norvind) y Alan (Darío Yazbek Bernal) que esperan la llegada de la jueza. Antes de que eso suceda, aparece Rolando (Eligio Meléndez), antiguo empleado de casa quien busca a sus ex patrones para pedirles dinero porque van a operar a su esposa en una clínica particular. Ante la negativa de todos, incluido Daniel (Diego Boneta), hermano de Marianne, ella es la única que decide ayudarlo, pero debido a su tardanza para buscar el recurso, el hombre se va. La joven pide a Cristian (Fernando Cuautle), el chofer, nieto de Rolando, que la lleve a casa de éste. En ese instante, aparecen varias personas dentro de la residencia que empiezan a matar gente, a robar, a someter a quienes quedan vivos. Marianne logra llegar a casa de Rolando, pero es secuestrada por un par de soldados. Así, empieza la búsqueda de Marianne. Alternadamente se muestran las terribles y humillantes condiciones como secuestrada que vive la joven, junto con otros rehenes, también personas acomodadas, así como los esfuerzos de Alan y David por reencontrarla.

 

         Autor absoluto de sus películas, el exitoso Michel Franco, quien ha ganado reconocimientos en Cannes, San Sebastián y Venecia (donde Nuevo orden ganó el premio especial del jurado joven), nos ofrece otra visión de enfrentamientos humanos: así como Después de Lucía mostraba una cara del acoso escolar, Daniel y Ana producía una ruptura fraternal o Las hijas de Abril se basaba en una lucha familiar, en este Nuevo orden, primero estará la diferencia de clases y el odio social por toda una historia de humillación y desequilibrios socioeconómicos. Luego se tendrá la corrupción interna, resultado de un contubernio entre las fuerzas primarias del país (políticos, empresarios, militares) que llegarán a sacrificios generales y culpas ajenas. Al final de cuentas, el nuevo orden será el mismo de siempre, pero reforzado. Mientras más cambian los gobiernos y las causas, permanecen igual o devienen peores. Es interesante notar que la única persona caritativa y comprensiva de la familia acomodada es la joven Marianne quien sabe que ciento cincuenta mil pesos (lo que necesitaba Rolando) es una cantidad ínfima para sus padres que la niegan, pero será quien sufra las consecuencias de la insatisfacción general. Rolando debe utilizar una clínica privada porque los insurrectos han ocupado el hospital público donde estaba su esposa enferma. La misma clase social que se rebela está perjudicando a los suyos propios. La misma clase social que se muestra intolerante y soberbia se perjudica a sí misma, con la diferencia de que el poder está en sus manos y eso es más fuerte que nada. Una película que no puede contarse, sino sentirse. Luego de verla y experimentar su impacto, permanece en la cabeza dando vueltas… Una obra excepcional.

Darío Yazbek Bernal, Michel Franco, Diego Boneta 
y otra persona en el Festival de Venecia 2020.



TESTIGO DE UN CRIMEN

 

LA MUJER EN LA VENTANA
(The Woman in the Window)
2021. Dir. Joe Wright.

         Anna Fox (Amy Adams) es agorafóbica. Vive encerrada en una casa del viejo Manhattan, con sótano, tres pisos e invernadero en la azotea, bebiendo vino y viendo viejas películas en DVD. Su psiquiatra la visita una vez a la semana. Un día se mudan nuevos vecinos enfrente de su casa: una pareja y su hijo adolescente. El muchacho, Ethan Russell (Fred Hechinger) va una noche a dejar un regalo de bienvenida de parte de su madre. Cuando Anna intenta salir por una situación que se presenta, se desmaya en el momento que llega una mujer (Julianne Moore). Al despertar, ambas platican y Anna la saluda como la madre de Ethan y ella le corresponde haciendo un dibujo que firma como “Jane Russell”. A la noche siguiente, Anna mira por la ventana y es testigo de un ataque que sufre Jane, al ser acuchillada. Anna habla a la policía que llega a su casa, acusa al marido (Gary Oldman) de Jane como el agresor, pero le explican que no ha habido ningún incidente y que ahí está Jane Russell quien se presenta ante Anna, pero ¡es otra mujer! Esta es la base del argumento que se irá desarrollando entre intriga, suspenso y melodrama psicológico.

         Basada en una popular novela de A. J. Finn, publicada en 2018 para luego ser traducida y alcanzar enormes ventas en todo el mundo, estamos ante una situación explotada en muchas ocasiones: la persona que es testigo de un asesinato para que luego resulte ser, aparentemente, producto de su imaginación. De una novela bastante elaborada, se tomaron los elementos necesarios y precisos para lograr una cinta compacta en su trama y eficiente en su desarrollo. Al padecer Anna de agorafobia puede anticiparse una de sus grandes limitaciones que dará pie a que sucedan hechos fuera de su alcance. Al beber cotidianamente y estar tomando pastillas para la ansiedad, las posibilidades de que sufra alucinaciones o perdiera piso con la realidad son altas. Aparte de otro personaje, David (Wyatt Russell), inquilino que vive en el sótano de la casa, que será clave en la solución del misterio.

         La mujer en la ventana es ejemplo de lo que deben ser las adaptaciones fílmicas de novelas enormes y populares (todo lo que no fue, por desgracia, la adaptación de La chica del tren”). Se toman los elementos básicos para darles un tono uniforme, una aparición exacta, sin repeticiones innecesarias. En la novela, Anna encontraba en varias ocasiones fotos suyas, tomadas mientras dormía. Igualmente, tenía una conversación virtual con alguien desconocido que sabía muchas de sus cuestiones personales. En la película, la conversación se resume en una foto enviada. El descubrimiento de un objeto que levantará suspicacias, pero también permitirá el avance de la trama, sucede cuando se requiere. Y un momento de crisis, permitirá que el espectador se entere de un suceso importante en la vida de Anna, motivo de su fobia, explicación alterna de su testimonio. Luego, todo cae en cascada, la acción no se detiene, la verdad se presenta para que se cierren capítulos de vida y todo se resuelva, sin dejar nada a duda, con satisfactoria explicación. Se nota la mano dramatúrgica del laureado Tracy Letts como adaptador y, sobre todo, la mano del maestro Joe Wright.

         Toda cinta que tenga que ver con testigos desde una ventana, tendrá como referencia obligatoria a La ventana indiscreta de Hitchcock. El pretexto de que Anna se la viva mirando cine clásico permite que aparezca el momento en que James Stewart es atacado por su vecino criminal. Sin embargo, hay otras sutilezas cinefílicas: Laura (Otto Preminger, 1944) donde una mujer se pensaba muerta, pero en realidad, su cadáver pertenecía a otra víctima. Cuéntame tu vida (Hitchcock, 1945) donde había una secuencia surrealista de un sueño que ocultaba las motivaciones de su personaje. La senda tenebrosa (Daves, 1947) donde un hombre era acusado de la muerte de su esposa y debía de probar su inocencia. De todas ellas hay pequeñísimos ejemplos, pero dan idea del amor al cine, aparte de recordarnos que estamos ante una película, producto de muchos otros sueños previos. Y es una película de actriz: Amy Adams omnipresente.

El maestro Joe Wright



miércoles, 12 de mayo de 2021

EN TIEMPO DE DON PORFIRIO

 

EL BAILE DE LOS 41
2020. Dir. David Pablos.

         El diputado Ignacio de la Torre (Alfonso Herrera) está a punto de casarse con Amada (Mabel Cadena), hija del presidente Porfirio Díaz. Plena de expectativas, Amada se frustra en la primera noche con su marido quien le hace el amor mecánicamente. En realidad, Ignacio lleva una doble vida porque pertenece a un club donde se reúnen hombres para desahogar su orientación homosexual. Cuando conoce al abogado Evaristo (Emiliano Zurita), inicia una relación apasionada. Lo invita a pertenecer al club donde ahora habrá 42 miembros. Ignacio alterna su tiempo entre su casa junto a la mujer que no ama, pero tolera por cuestiones de beneficios políticos, y su amado “Eva”. Todo se va complicando. Amada descubre unas notas y cartas que Evaristo ha enviado a Ignacio. Sin delatarlo, procura que el hombre sea escoltado gracias al poder de su padre, con intención de privarle de su libertad. En este intervalo, se ha planeado la realización de un baile anual del club… Sin mayores antecedentes que los textos en los grabados de José Guadalupe Posada, además de algunos datos sueltos que se pudieron recabar, el director Pablos recurrió a una trama ficticia para ilustrar este hecho que fue un escándalo, y se volvió tan popular que el número 41 se convirtió en sinónimo de “maricón” desde esos tiempos.

         La cinta se sirve de estos hechos inventados para mostrar las restricciones y obstáculos que la comunidad homosexual tenía que sortear para convivir y satisfacer su sexualidad. Fuera de algunos escasos personajes, la mayoría de estos miembros del club se presentan como casados, con familias, para cuidar las apariencias. El propio personaje de Evaristo indica que no piensa casarse para no perder tiempo. A Ignacio, estas relaciones no le preocupan tanto porque siente que se encuentra en cierta posición de poder gracias a ser el “primer yerno de la nación”, sin preocuparle que hubiera “habladurías” en la sociedad, dando lugar a que Amada fuera cuestionada con segundas intenciones por sus amigas. El propio Porfirio Díaz, durante una escena, exige que haya un nieto, ante lo que Ignacio hace caso omiso. No acepta los avances eróticos de su mujer. La tormenta se desatará cuando haya una redada durante el baile anual, y sean detenidos los 42 miembros del club, incluido Ignacio. Los hechos ficticios (y las suposiciones históricas) indican que Porfirio Díaz lo protegió para evitar el escándalo mayúsculo dentro de su familia y de ahí que resultara el famoso número final.

         Sin embargo, la cinta no fluye. Una buena recreación de época no basta cuando la mirada es superficial. La imaginación de la trama crea la eterna caricatura del homosexual amanerado, con afanes artísticos. La relación apasionada de Ignacio y Evaristo, entre otras situaciones, no tiene ninguna evolución, a pesar de que los hechos que se narran ocurren en un lapso de trece años desde la boda hasta el momento del baile (y la visión de Ignacio travestido es toda una sorpresa ante lo que hemos visto previamente del personaje). Un gran defecto es la manera engolada, lenta, en que el reparto dice sus diálogos, como si fuera clave para resaltar la importancia del asunto. Es loable mostrar al espectador contemporáneo cómo han cambiado las actitudes hacia la comunidad homosexual, así como la libertad para sus expresiones, pero al ocuparse, sobre todo del melodrama personal, para cumplir con el título de la cinta en sus últimos diez minutos, no aparece contundencia alguna. David Pablos dirigió anteriormente Las elegidas (2015) donde trataba el asunto de la trata de mujeres con un rigor que aquí no aparece.

 

        

martes, 11 de mayo de 2021

UNA SOLA VOZ

LA VOZ HUMANA
(The Human Voice)
2020. Dir. Pedro Almodóvar.

         Sin dejar de recordarnos que estamos en un estudio de cine, con una escenografía que denota a un modernísimo departamento, además de utilizar colores primarios, con perfecto gusto, que nos recuerdan al Technicolor de los años cuarenta y cincuenta, el de las comedias musicales de la Fox o los melodramas de Douglas Sirk (al cual rinde homenaje mostrando los DVD de Lo que el cielo nos da o Palabras al viento), Pedro Almodóvar realiza un cortometraje que finalmente materializa a sus propias referencias: el proyecto de montar el monólogo La voz humana en La ley del deseo (1987) o el innegable acercamiento de la amante repudiada en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) que utilizaba y destrozaba al teléfono donde ocurría una conversación. En este caso, una mujer (Tilda Swinton) desespera porque luego de tres días no le ha llamado su amante quien la abandona luego de cuatro años de relación. Toma píldoras para dormir, despierta, mete la cabeza a la regadera, antes de que suene el teléfono y comience todo un proceso de mentiras y justificaciones con toda dulzura para irse transformado paulatinamente en reproches, verdades, ira y luego la aceptación de que todo ha terminado para poner un punto final. A su lado, un perro que extraña al hombre pero que protege a la mujer, como si comprendiera su angustia.

         Nunca se pierde el estilo: desde los créditos donde elementos de ferretería representan a las letras que muestran título, actriz y director hasta esos colores brillantes, con los cuales Almodóvar viste a la Swinton con diversos cambios de atuendos en estos escasos minutos. La vemos con un elegante y amplio vestido rojo y ella, ante su inquietud, se mira vestida de negro, ajada, triste. El ambiente es artístico con las referencias visuales de películas, libros, cuadros sobre las paredes, además de insinuar que la mujer es actriz o modelo. Un balcón, pleno de flores y plantas, que da hacia el set cinematográfico. Así como de repente la mujer pasea dentro de su espera o su conversación fuera de las paredes artificiales, habrá oportunidad para acostarse sobre el lecho, prepararse un café expreso, o simplemente estallar enojada para destazar metafóricamente al amante. Su cámara la sigue en su intranquilidad, se acerca o aleja dentro de la calma, permite el reflejo de las emociones gracias a esa mujer cuya palidez y melancolía la tornan atractiva para sus trabajos. La mujer indica que conoce perfectamente las reglas de juego y la ley del deseo. Es notorio que Almodóvar ofrece instrucciones de desempeño, pero deja libre a su actriz para que comunique sus emociones.

         Al inicio del cortometraje, la mujer va a una ferretería acompañada de su perro y compra un hacha. La visión de esta herramienta servirá para poner al espectador en alerta: ¿cuál es la función de un hacha sino cortar, desatar, destazar? ¿Qué le quedará a la amante abandonada sino  resignarse a la pérdida del amado? Abiertamente se indica que es una adaptación libre del monólogo de Jean Cocteau (que en 1948 interpretó Anna Magnani en uno de los episodios de El amor, dirigida por Rossellini) por lo que cabe esperar un cierre a la altura de su realizador (quien jamás negará la teatralidad): la sorpresa, el giro inesperado, pero nunca el sometimiento. En treinta minutos, una trama ya superada, previsible, efectista, originalmente trágica, sufre un giro que la revitaliza y nos descubre otra dimensión, otro retrato de mujer.  

Tilda Swinton y su director



martes, 4 de mayo de 2021

NATURALEZA HUMANA

 

VOYAGERS
2021. Dir. Neil Burger.   

         En el año 2068, la Tierra está en proceso de extinción. Los científicos del mundo localizan otro planeta semejante al nuestro, pero que se encuentra a 86 años de distancia. Se crea una misión donde se seleccionan materiales genéticos de grandes pensadores y científicos para crear una raza de seres que viajarán hacia ese lugar para poblarlo. Por el paso del tiempo, ellos deberán reproducirse para que su tercera generación sea la que llegue a dicho planeta. Con el tiempo, varios jóvenes inician el viaje, apoyados por el mentor Richard (Colin Farrell, contenido y mostrando que la edad le ha favorecido) quien será guía y responsable de que haya orden y disciplina para mantener el objetivo de su encomienda. Dos de los jóvenes, Christopher (Tye Sheridan, con su aspecto dulce y razonable) y Zac (Fionn Whitehead, cuyo rostro afilado cuenta mucho para su papel de villano) descubren que una bebida que deben de tomar es la que regula sus deseos y los ha tornado dóciles e insensibles. Deciden dejar de tomarla y paulatinamente comienzan a reaccionar a los impulsos naturales. Ambos se sienten atraídos hacia Sela (Lily-Rose Depp, muy parecida físicamente a su padre, por desgracia) quien es la responsable del área médica, aparte de persona de confianza de Richard. Cuando se escuchan ruidos extraños en la parte exterior de la nave, Richard y Zac saldrán a investigar, pero este último se rebela, por lo que su lugar lo toma Christopher. Algo sale mal y Richard muere. Al regresar a la nave, Christopher es electo como jefe, ante el enojo de Zac quien empieza a promover discordia e introduce intriga dentro de la comunidad hasta que las cosas toman otros matices inesperados…

 El lado positivo y negativo de la naturaleza humana

El deseo carnal se desata...

         Relectura contemporánea de “El señor de las moscas”, aunque sin darle crédito, donde se discute sobre la naturaleza de las personas. Los jóvenes, ante la falta de un superior que mantenga el orden, empiezan a relajarse. La autoridad de Christopher es cuestionada y Zac será el que tome las riendas, conquistando la lealtad de la mayoría. Lo que se suponía teóricamente de que sería un mundo perfecto donde imperaría la razón, apelando a los orígenes de los jóvenes creados sobre bases de inteligencia y altruismo, se derrumba estrepitosamente. Se llega a la lucha de la civilización contra la barbarie. La idea del uso de una droga para reprimir los deseos carnales era para darle tiempo a la maduración de los jóvenes hasta que estuvieran listos para la procreación. Al encontrarse libres, se pierde la inocencia, y la cinta la muestra en dos caminos: Christopher siente un amor puro por Sela, mientras que Zac simplemente desea saciar el instinto. En el aspecto político, mientras Christopher busca que haya razón y sentido democrático, Zac prefiere la mentira y el crimen para domar a sus seguidores y que se sienta su autoritarismo. La metáfora de la humanidad en sí que puede aplicarse a tanto ejemplo que nos alimenta la historia.

 Una raza de jóvenes excepcionales

         Aunque la cinta tiene altibajos en el ritmo, aparte de las convenciones inexplicables (obviamente) del género (las destrucciones al interior de la nave no provocan problema; los espacios son infinitos y cómodos; las provisiones no se racionan), hay secuencias que despiertan las emociones del espectador ante la manipulación abierta. Fuera de un par de cortas secuencias al exterior de la nave, la cinta permanece en ese interior inmenso. El realizador Burger, autor completo (sin mencionar la fuente de su inspiración, conste), nos ha ofrecido otras cintas inmejorables en el pasado: El ilusionista (2006) donde se cuestionaba la realidad gracias al uso de la magia contra la razón o Sin límites (2011) donde un hombre alcanzaba el poder gracias a una droga que le permitía usar el 100% de su cerebro o Divergente (2014) donde los jóvenes diferentes eran sujetos a exterminio por una potencial peligrosidad: todos estos elementos (ilusión, realidad, inteligencia, peligro) explican los motivos por los cuales se sintió atraído hacia este tema de cuestionamiento de la naturaleza humana donde resume sus inquietudes.

El director Neil Burger



lunes, 3 de mayo de 2021

DRAG QUEENS

 

STAGE MOTHER
2020. Dir. Thom Fitzgerald.

         Maybelline (Jacki Weaver), maestra de un coro de iglesia en un pueblo texano, se entera de la muerte de su único hijo, Rickey, en San Francisco, donde era dueño de un bar de travestis. Contra la voluntad de su esposo Jeb, quien había repudiado a su hijo por su preferencia sexual, la mujer viaja para el funeral y se encuentra como la heredera de todas las posesiones de Rickey, incluido el bar. Esto produce el enojo de Nathan (Adrian Grenier), quien fuera pareja y socio, sin derechos legales, de su hijo. Al mismo tiempo, Maybelline conoce a Sienna (Lucy Liu) quien era amiga y vecina de Rickey, además de ser madre soltera de un bebé. Al involucrarse en el bar, la mujer empieza a ofrecer ideas, conocer a los travestis del elenco, y ganarse la confianza de Nathan. Stage Mother, sin título en español, es un término que sirve para denotar a aquellas madres de artistas que se entrometen en las carreras de sus hijos para que alcancen el triunfo, a toda costa y a cualquier precio. En este caso, viene a ser la madre universal que compone situaciones.

         La comedia, amable y sin graves conflictos, está construida para jugar con situaciones elementales y mostrar un mundo con sus características propias, de manera natural, aprovechando el auge que han tomado, en todos los aspectos, las Drag Queens (series de televisión, reality shows, películas). Su objetivo primordial incide en la incomprensión de los padres hacia la orientación sexual de sus hijos. El personaje de Maybelline se define como madre amorosa que permitió el alejamiento del hijo para apoyar su libertad y el rechazo paterno. Entonces, al acercarse a la realidad de cada uno de los travestis, viene a conformarse como ángel guardián, arreglando la vida de cada uno y, al mismo tiempo, la suya propia. Todo se toca superficialmente: las drogas, los amores imposibles. El personaje de Lucy Liu es meramente accesorio, como fuerza equilibrante del sentido familiar dentro de este mundo particular. Las tres Drag Queens del elenco del bar verán iluminarse sus vidas (usar sus propias voces, tomar conciencia de sus problemáticas, buscar el amor, entre otras alternativas).

         El realizador canadiense Thom Fitzgerald se ha preocupado por la problemática que ocurre dentro de la realidad gay. Su cinta Los caminos de la vida (3 Needles, 2006) nunca exhibida en salas mexicanas (que yo sepa), pero accesible a través del DVD, mostraba la crisis del SIDA y su propagación mundial (una pandemia menos publicitada porque se pensaba exclusiva de una siempre despreciada minoría y que ahora está más controlada pero nunca erradicada por completo) o El amor entre las nubes (Cloudburst, 2011) acerca del amor en una pareja lesbiana (con la recientemente fallecida Olympia Dukakis), que escapaba hacia Canadá para casarse (una especie de Thelma y Louise). En este caso, decidió ser más ligero y centrarse en otro aspecto frívolo, con más humor y variedad musical, para rendir un mensaje optimista. Un elenco bastante competente que cumple con entretener al espectador en una película filmada en Halifax, Nova Scotia, en Canadá, donde reside el director, y que se hace pasar efectivamente como San Francisco y un pueblito texano.

El director Thom Fitzgerald



sábado, 1 de mayo de 2021

MASCULINIDADES

 

LUZ
2020. Dir. Jon García.

         Rubén (Ernesto Reyes) cae en prisión por haber manejado ebrio, provocando la muerte de una prostituta a la cual trasladaba para la mafia. Le toca Carlos (Jesse Tayeh) como compañero de celda quien al principio lo trata con desprecio, pero luego se convierte en su mentor. La amistad va tomando otro matiz que se torna físico y sentimental. Luego de tener relaciones sexuales, Carlos es liberado. Rubén permanece otros tres años: su único deseo es recuperar a su hija que ha quedado bajo el cuidado de su primo Julio quien fue el que lo introdujo en el trabajo con la mafia. Al salir, busca a Carlos para que le apoye… Según su realizador, Jon García, nacido en el sur de Texas, la trama se la inspiró Luz de luna (Moonlight. 2016. Dir. Barry Jenkins), ya que trataba el tema del crecimiento dentro de la cultura afroamericana, arraigada en el concepto de la masculinidad alrededor de las relaciones entre hombres. En este caso, quiso adaptarlo dentro de la cultura latina, en la cual se formó García, donde debían de cuidar las formas, la manera de sentarse, beber, llevar libros, entre tantos condicionamientos. Aparte, claro, las expresiones de los sentimientos y las emociones. ¡Cuidar las palabras adecuadas que pueden usar los hombres!

Dentro y fuera de la cárcel...

         Originalmente pensada como serie de televisión en ocho episodios, su realizador prefirió transformarla en largometraje. Tuvo que eliminar subtramas y personajes para subrayar el proceso de transformación de una relación que inicia de manera desfavorable para terminar en un intercambio de deseos e intimidades. Sin embargo, un corte abrupto provoca la ira que incrementará la ilusión para reanudar en libertad. En principio, esa condensación de una trama originalmente más elaborada provoca cierto desequilibrio en lo que se ve en pantalla (de hecho, la versión final era de tres horas que se disminuyeron a dos). Algunos temas y personajes quedan desdibujados, pero consigue su objetivo de mostrar una relación entre hombres que va cambiando acorde con las circunstancias: lo que es apasionado y efímero en prisión toma otro aspecto en libertad. Una gran cualidad es que no presenta un conflicto por la relación homosexual: es más importante cómo sentará sus bases para que la pareja se estabilice.

El tono sentimental más que morboso...

         Debe distinguirse que no se utiliza el estereotipo de la prisión para llegar a secuencias tormentosas ni extremas. Al evitar momentos (sexuales y de crimen) que ya hemos visto hasta la saciedad (por ejemplo, la extraordinaria serie Oz, explícita y excesiva, por no mencionar tantísimos ejemplos de películas de todas las nacionalidades), permite que el tono sentimental, eje argumental, se alcance. Los dos protagonistas cumplen con sus roles: físicamente perfectos y actoralmente eficientes (Reyes más contenido que Tayeh, quien tiende a desbordarse). García pone en boca de la actriz que interpreta a la madre de Carlos, lo que significa el machismo dentro de la cultura latina. Es algo elemental, breve, pero que aclara lo más importante de la película en cuanto a lo que provoca confusión de  sentimientos.  

El director Jon García