martes, 30 de junio de 2020

LA FORJA DEL HÉROE


EL FRANCOTIRADOR
(American Sniper)
2014. Dir. Clint Eastwood.
         Chris Kyle (Bradley Cooper) es un patriota convencido de su responsabilidad moral. Los valores de pertenencia y de familia le son prioritarios. Su padre le ha enseñado desde pequeño a ser bueno, pero sin dejarse vencer por los malos, en esos polos establecidos por los géneros cinematográficos: hay que ser protagonista para vencer al antagonista. Al darse cuenta de los ataques que han sufrido las embajadas norteamericanas en África (1998), se enlista con los SEALS de la fuerza naval para entrenarse en la lucha y tornarse francotirador excelso. Luego del derrumbe de las Torres Gemelas, Chris va a pelear a Iraq. A partir de este momento serán cuatro viajes a lo largo del tiempo con retornos a casa, con su mujer e hijos. La cinta nos va mostrando la pasión de Chris por su labor: está siendo un perro pastor que salvaguarda a las ovejas del acecho de los lobos; algo que su padre le aconsejó.
         Estamos ante otro retrato impecable de un personaje norteamericano que ama a su patria y está convencido de que debe defenderla. Se vuelve a la inutilidad de la guerra porque nunca habrá quien tenga la razón: cada bando defiende lo suyo y si la visión de los ganadores es hegemónica, la opinión pública se irá contra los vencidos. No estamos ante una declaración política sino ante una historia acerca de lo que significa estar en guerra: no se busca establecer quiénes tienen la razón. Hay dos francotiradores en pugna. A cada uno le duele la pérdida de seres queridos y a cada uno le importa su propia patria. Kyle logró el registro de 160 víctimas gracias a su habilidad con las armas. Igual que el personaje de Jeremy Renner en Zona de miedo (The Hurt Locker, Bigelow, 2008), su razón de ser y existir es cuidar a sus compañeros: no se encuentra a gusto si no es tras su arma, haciendo lo que debe. La guerra se vuelve adrenalina. En el caso de Kyle es compromiso. La cinta muestra cómo se va forjando un ideal juvenil hasta su consolidación.
       Como el viejo de Gran Torino (2008), quiere que su patria no sea invadida ni cambie de valores; como el autoritario J. Edgar (2011), su trabajo es su pasión; como el padre de Río Místico (2003), la rabia lo mantiene buscando el retorno. Y luego está el oficio, el ritmo que Eastwood le imparte a la película, la manera en que va construyendo su trama y se comunica con el espectador que llega a la fascinación. Gran manejo del suspenso, excelente coreografía bélica. Además, hay otro factor importante: su actor principal. Eastwood ha sido siempre hábil para extraer el jugo creativo del talento de sus intérpretes (en eso ha empatado con Woody Allen). Se transforman sobre la pantalla. Hilary Swank en Golpes del destino (2004), Angelina Jolie en El sustituto (2008), Sean Penn en Río Místico (2003), por mencionar unos cuantos ejemplos. Aquí se añade a Bradley Cooper. Es la gran cualidad de la cinta: con el cuerpo cuadrado, el acento texano, la reacción justa en el momento preciso, estamos ante otra actuación memorable.
         Gran ejemplo de lo que significa empatar con su público. La cinta obtuvo gran éxito porque Eastwood ha sabido darle su lugar y compartir el sentido de su nación con los espectadores. El norteamericano promedio, alejado de la intelectualización, encuentra su gran identificación con el personaje que se torna héroe contemporáneo: viene a ser la imagen de todos los jóvenes (hombres y mujeres) que se encuentran en la lucha por la patria. Es el héroe idealizado en la realidad que siempre es tratado con respeto. Eastwood sabe lo que quiere decir. Es un gran ejemplo de lo que significaría un cine comercial artístico, sin que este adjetivo final importe y aunque dé lugar a polémicas acerca de la glorificación de la violencia y la defensa del imperialismo de los estadounidenses. Sobre todo, ahora en estos tiempos de cacerías de brujas, de denuncias antirraciales y de absurdos intentos por borrar un pasado que ya no puede cambiarse.
El maestro Eastwood con Bradley Cooper



lunes, 29 de junio de 2020

LA MÚSICA DEL CRIMEN


BABY: EL APRENDIZ DEL CRIMEN
(Baby Driver)
2017. Dir. Edgar Wright.
Baby (Ansel Elgort) es el chofer en diversos asaltos. Su jefe es el mafioso Doc (el extraordinario Kevin Spacey, otra víctima de las nuevas cacerías de brujas) quien siempre organiza sus latrocinios con equipos cuyos integrantes son diferentes pero siempre con el mismo Baby ya que es un excelente conductor. La cinta inicia con acción vertiginosa para llegar a los créditos y luego ofrece una coreografía espléndida con Baby disfrutando su música en el Ipod a través de las calles que lo llevan a comprar unos cafés. Baby sufre de Tinnitus (un zumbido permanente en los oídos) por los que constantemente está escuchando canciones. En sus tiempos libres, crea música electrónica utilizando conversaciones que graba. Conoce a la joven mesera Débora (Lily James) de la cual se enamora. Cuando cree que ya se ha liberado de su vida criminal, el jefe le llama para otro último intento (hay un motivo muy personal que lo ata a este tipo). Sin embargo, Baby ya ha cambiado.
El maravilloso Kevin Spacey
como jefe de bandas distintas
La banda inicial de la cinta

La cinta muestra el retrato de un joven que es forzado a ser accesorio del crimen sin que en su fuero interno lo acepte. La primera secuencia, sin hechos de sangre, es impecable. A la siguiente, cuando hay un muerto, titubea: su peculiar mundo moral se ha conmocionado. Al conocer a la joven mesera, su alma gemela en cierto modo, encuentra un posible camino de redención, de alternativa para compartir lo que hasta este momento ha sido muy privado: Baby casi no habla; su padre adoptivo es sordomudo. Al tener cercanos a tipos sin escrúpulos, asesinos psicópatas, hay una revuelta interior que le llevará a defender lo suyo, a deshacerse de lo que le estorba, a recuperar ese pequeño romance que acaba de tocar a su existencia.

Ansel Elgort

Ansel Elgort es toda una revelación: es el tipo de papel que se queda en la memoria y que de vez en cuando, no siempre, aparece en las pantallas para impactar al espectador (algo que no se logró con la serie “Divergente”: ya veremos qué sucede cuando lo veamos como Tony en la nueva versión de Amor sin barreras, dirigida por Steven Spielberg, que, si la pandemia lo permite, se estrenará para diciembre de este año). Edgar Wright dirige su propio guion con brío y mezcla sus pasiones: acción, humor, música (como pasa en sus cintas previas: Scott Pilgrim contra el mundo o Bienvenidos al fin del mundo). Todo el elenco es satisfactorio pero el joven Baby es quien domina el paisaje. La película es ejemplo del camino mal tomado que luego se endereza: cree en la bondad y entereza moral de su protagonista quien prefiere sacrificarse antes que perjudicar a los seres que ama. Todo se complementa y todo se cierra como debe ser. Queda mucho más por decir, pero a usted le tocará descubrirlo.




martes, 23 de junio de 2020

LA LEALTAD PATRIÓTICA


LA RED AVISPA
(Wasp Network)
2019. Dir. Olivier Assayas.

         Basada en hechos de la vida real, esta reciente película del siempre interesante Olivier Assayas narra, a través de distintos personajes y tiempos, la disolución de una red de espionaje cubano que enviaba a varios de sus agentes a Estados Unidos, haciéndolos pasar como desertores o disidentes políticos, aunque en realidad, su labor era infiltrarse entre las organizaciones anticastristas para prevenir planes de ataques contra la isla. También, en otro nivel, estas acciones eran aprovechadas por los organizadores para el contrabando de droga y la recolección de dinero para sufragar gastos.

         Estos personajes fueron René González (Edgar Ramírez) quien abandona a su esposa Olga (Penélope Cruz) y a su hija pequeña en Cuba para desertar a Miami. Juan Pablo Roque (Wagner Moura) quien se arriesga nadando entre tiburones para llegar a la Bahía de Guantánamo pidiendo asilo político. Gerardo Hernández (Gael García Bernal) se hace pasar como ciudadano norteamericano, de orígenes puertorriqueños, luego de estudiar largo tiempo su acento y la información de una vida ficticia para llegar a Florida y coordinar las actividades de esta red de espionaje que le da título a la cinta. Hay otros personajes importantes en el desarrollo de las actividades de estos personajes: la novia, luego esposa, de Roque (Ana de Armas). El organizador de las actividades anticubanas José Basulto (Leonardo Sbaraglia) o el creador de células terroristas Posada Carriles (Tony Plana).

         La cinta recrea actividades derivadas de lo que podría considerarse la posguerra fría: son los años noventa. Con la disolución de la Unión Soviética, los exiliados cubanos tuvieron la esperanza de que la sociedad castrista se fuera derrumbando paulatinamente, algo que no sucedió, por lo que no quedó mayor remedio que financiar y organizar actividades terroristas, reclutando a centroamericanos como mercenarios, para destruir la que era la mayor fuente de ingresos para Cuba: el turismo. El espionaje permitía la información para tratar de abortar cada intento. Otra alternativa estaba entre los pilotos que volaban en naves pequeñas sobre el espacio territorial cubano. Inicialmente era para distribuir panfletos anticomunistas, además de alertar a guardacostas para que apoyaran a balseros en camino hacia Estados Unidos. Más tarde, al incrementarse las agresiones, se realizó el ataque contra estos aviones provocando un conflicto internacional.

         Luego de películas intimistas, más personales (Las nubes de María, en 2014; Fantasmas del pasado, en 2016; Doble vida, en 2018), Assayas decide volver al discurso político, con acción, como una manera de denunciar los efectos que la historia tiene sobre la humanidad. Los sesenta años de la dictadura cubana han propiciado un sometimiento a cierto estilo de vida que es el único que se conoce por las nuevas generaciones de la isla caribeña. Ante muchas contradicciones entre ventajas (los avances médicos, la alfabetización total) o restricciones (la doble moneda, las tiendas exclusivas, la escasez de productos que dan pie a racionamientos, por ejemplo) o realidades nunca superadas (el turismo sexual, harto publicitado, cuando en el pasado Cuba era considerada el burdel de América, sin que esto se haya eliminado), la cinta muestra la lealtad patriótica. La cinta tiene la gran cualidad de no juzgar: cada país defiende sus intereses (cubanos residentes contra cubanos exiliados que han adoptado otro estilo de vida). Personajes que aceptan perder la libertad o hasta dar la vida o abandonar seres queridos, con tal de defender sus convicciones.

         Assayas es un gran narrador y sabe comunicarse con su elenco que, en este caso, resulta estupendo tanto en caracterizaciones como acentos (está hablada en su mayoría en español) y formas de expresión. Ya no estamos en la discusión de la tecnología contra la forma artística, de la telepatía ante el fenómeno paranormal o el consumismo extremo o el enfrentamiento con los demonios personales. Assayas ahora nos presenta a personajes cuyas acciones políticas definen el rumbo de sus destinos: cada uno le otorga significado a la felicidad que persigue y construye su propia historia.
Olivier Assayas (extrema derecha)
junto con sus estrellas.


lunes, 22 de junio de 2020

NEO POLICIAL FRANCÉS


BALA PERDIDA
(Balle Perdue)
2020. Dir. Guillaume Pierret.
         El género policiaco ha sido esencial en la evolución del cine francés. Desde los años treinta con Marcel Carné o Julien Duvivier hasta llegar a mediados de los cincuenta con Jacques Becker o Jean-Pierre Melville, para que los jóvenes de la nueva ola lo adoptaran, revisaran y pusieran al día (Truffaut o su mejor exponente, Claude Chabrol). Desde finales de los años noventa hasta nuestros días, se ha producido lo que se ha considerado como el neo noir, cintas donde se habla del tráfico de drogas, la prostitución, pero sobre todo, de manera recurrente, la corrupción policiaca. En un extremo superior podemos mencionar a Los miserables (Ladj Ly, 2019) que alcanzamos a ver y reseñar en su exhibición pública previa a la pandemia. Ahora, por medio de Netflix, nos llega la ópera prima de Guillaume Pierret Bala perdida.
Lino (Alban Lenoir)
         Lino (Alban Lenoir) es un mecánico excepcional que logra incrementar la aceleración de los automóviles. En un espectacular intento de asalto a una joyería, donde su vehículo atraviesa literalmente toda una cuadra de edificio, es atrapado y enviado a prisión, pero antes hace que escape su cómplice, su hermano que lo acompañaba, Quentin (Rod Paradot). Luego de cierto tiempo, recibe la visita de un detective, Charas (Ramzy Bedia), quien le ofrece pronta liberación si le ayuda con los vehículos policiacos, además de lograr descubrir a unos narcotraficantes. Un atentado, donde las autoridades logran incautar al veloz auto que usaban sus ocupantes, permite que Charas se dé cuenta que era el mismo aditamento que Lino traía en su automóvil. Éste se da cuenta que la única persona que sabe arreglar ese dispositivo tiene que ser su hermano, por lo que inicia un operativo donde se descubre que uno de los cómplices es el agente Areski (Nicolas Duvauchelle) quien mata a Charas y tiene en sus manos a Lino.
Charas (Ramzy Bedia)
         Con apenas 90 minutos de duración, la cinta se vuelve efectiva: se establecen las variables donde cada personaje queda bien definido, para centrarse en persecuciones que resultan espectaculares. Los hechos van pasando a distintos grados de intriga, resultados inesperados y, por lo tanto, a niveles que se van superando. Lo más notable en estos argumentos de corrupción policiaca son los momentos de desesperanza: al manejar su autoridad y poder, se torna en juez implacable. No queda otra salida que buscar caminos inesperados para permitir rutas de escape. Lino se enfrenta ante la falta de credibilidad: su imagen se vuelve inicialmente negativa al caer toda la culpa en sí mismo, sobre todo al haber supuestamente asesinado a su protector, uno de los pocos policías honestos dentro de la ley.
Areski (Nicolas Duvauchelle)
         Alban Lenoir ha sido doble de acción en infinidad de películas. Dicha experiencia (aunada a su buena presencia y a su efectividad como actor) permite esa ligereza y fluidez en las secuencias que requieren impulsos y respuestas rápidas. Nicolas Duvauchelle es el perfecto villano (aparente agente celoso de su labor, frío asesino en realidad) y ya ha tenido muchas experiencias en el género, aunque sus cintas no llegaban tanto a nuestras salas comerciales y lo hemos visto a través de “streaming” (inició entre los muchos legionarios de Beau travail y reapareció con Claire Denis, como directora en Una bella luz interior). La cinta deja un final abierto pensando en alguna secuela: ha tenido mucha aceptación popular, por lo que esperemos que así sea.
El director Guillaume Pierret


        



miércoles, 17 de junio de 2020

LA DIGNIDAD RACIAL


CINCO SANGRES
(Da Five Bloods)
2020. Dir. Spike Lee.
        

         Cuando compartí mi comentario de El infiltrado del KKKlan (Spike Lee, 2018) cité al director Lee donde afirmaba que una constante de su obra fílmica ha sido la eterna lucha entre el amor y el odio, por lo que muestra el conflicto racial que finalmente deriva en prejuicios y en el gratuito ataque entre seres humanos por diferencias debidas a la propia naturaleza. También por eso muestra referencias del pasado, de las luchas o personajes o situaciones que han sido claves en la búsqueda de la dignidad por la raza afroamericana. Esta cinta, una obra revisionista de la guerra de Vietnam, desde el punto de vista de los soldados negros, viene a reiterar el tema como otra aportación para reflexionar.
Melvin, Eddie, Otis, Paul y David
         La alternancia de imágenes que ofrecen un contexto de finales de los años sesenta hacia inicios de la siguiente década (la negativa de Muhammad Ali para ir a la guerra, las declaraciones de Angela Davis, los enfrentamientos estudiantiles con sus víctimas mortales, entre otras) sirve como prólogo al reencuentro en Ciudad Ho Chi Minh de cuatro excombatientes, miembros de un mismo pelotón, que han venido para recuperar los restos de un quinto compañero, Norman, el líder de su pelotón, que murió en acción y fue enterrado en la selva, para trasladarlo al cementerio de Arlington y honrar su memoria. Sin embargo, hay un motivo ulterior: en una de sus últimas misiones, los cuatro encontraron un cofre con barras de oro que el gobierno norteamericano enviaba como apoyo a Vietnam del Sur, ya que no aceptaba papel moneda. También lo enterraron al lado de su amigo.
El personaje sobre el cual gira la trama: Norman
         Los cuatro personajes son muy distintos entre sí: Paul (Delroy Lindo) quien ha venido cargando el recuerdo de Norman (Chadwick Boseman), lo que le ha producido cierto desequilibrio mental. Otis (Clarke Peters) quien ha vivido relativamente bien con el recuerdo de una mujer a la cual amo y dejó en Vietnam. Eddie (Norm Lewis) quien ha sido el triunfador y se ha enriquecido, además de Melvin (Isiah Whitlock Jr.), el más calmado de todos. Sorpresivamente, a ellos se les une David (Jonathan Majors), el hijo de Paul, cuyas relaciones han sido tirantes con su padre e intenta mejorarlas al acompañarle en esta aventura. Aparte de ellos, en la cinta aparece Desroche (Jean Reno) como el intermediario para sacar el dinero del país gracias a algunos paraísos fiscales. En el camino se encontrarán con Hedy (Melanie Thierry) quien ha dejado a su familia acomodada, enriquecida por haber explotado a Vietnam en las épocas coloniales, ahora queriendo expiar la culpa familiar con una empresa que se dedica a buscar minas explosivas y desactivarlas.
Hedy, la culpa del colonialismo, con David,
el recipiente de la tensión del pasado
         La trama es rica en situaciones. El director utiliza la pantalla ancha para hablar del presente y se va al formato convencional cuando narra el pasado. Además, tiene la excelente idea de mostrar a los cuatro amigos tal como se encuentran en el presente, cuando narra lo sucedido en el tiempo de la guerra, como una manera de subrayar los efectos que ese tiempo tuvo entre ellos y que los hace actuar ahora como son y están. Quien aparece joven, en la edad de su muerte, es el valiente Norman alrededor del cual girarán las vidas de sus cuatro sobrevivientes.
Paul demostrando el amor paternal
a David en un momento extremo.
         Lee no deja de lado las recriminaciones y los odios. En el presente, un mercader que insiste en que le compren su producto, desata su odio al ser rechazado, acusando a los cuatro norteamericanos de haber asesinado a sus abuelos. Eddie afirma que el oro debe ser donado a la causa de su raza, tal como les predicaba Norman, al cual no le importaba el dinero. No todos reaccionan de esa manera porque también hay intereses personales. Lee ofrece referencias visuales y acústicas a Apocalipsis (Coppola, 1979) como una obra honesta en cuanto a su denuncia sobre los horrores de la guerra (en los créditos finales agradece tanto a Marlon Brando como Coppola).
Paul reclamando a Otis su falta
de lealtad hacia el pasado, o sea, Norman
         Lo más importante es que la película se estrena en un momento crucial de denuncias y protestas ante el racismo en los Estados Unidos. Sin habérselo propuesto, el canto de “black lives matter” se escucha en algún momento de la película y toda ella vuelve a poner en tela de juicio las actitudes inhumanas e históricas, propias de otras épocas que fueron desarrollándose con el paso del tiempo. Los primeros en ir a la guerra eran los soldados de otras razas y en algún momento se expresa que pelearon por un país que en tierra propia no les respetaba. La cinta termina con un fragmento de un discurso de Martin Luther King ofrecido un año antes de su muerte donde se refería a un poema de Langston Hughes (Let America Be America Again), afroamericano, que habla de un país que nunca fue suyo pero que, sin embargo, deberá serlo.
Spike Lee


martes, 16 de junio de 2020

EL PROCESO CREATIVO


SHIRLEY
2018. Dir. Josephine Decker.
         Shirley Jackson (Elisabeth Moss, extraordinaria) vive con su marido, el crítico literario Stanley Hyman (Michael Stuhlbarg), en la comunidad alrededor del campus de Bennington College en el estado de Vermont. Es 1948 y el matrimonio recibe a una pareja de recién casados, Fred Nemser (Logan Lerman) quien aspira a ser contratado como maestro universitario y su esposa Rose (Odessa Young, impactante), embarazada. Aunque Rose piensa continuar con sus estudios, debe suspenderlos cuando Stanley les ofrece casa y alimento sin costo, siempre y cuando ella se encargue de la limpieza y comida, además de atender a Shirley quien se encuentra en un estado cercano a la depresión, aparte de lidiar con las infidelidades de su esposo. Se va conformando su amistad aunque inicialmente Shirley se muestra agresiva. Cuando esta inicia la redacción de una novela, solicita a Rose que la apoye en conseguir datos sobre Paula, una alumna de Bennington que cierto día salió de paseo a los bosques y nunca regresó. Shirley intuye que fue amante de Stanley y la modela alrededor de las características de Rose.
Elisabeth Moss
Shirley Jackson
         Basándose en una novela de Susan Scarf Merrell quien utilizó datos y hechos de la vida de Shirley Jackson para imaginar un proceso de creación de la escritora, especialista en temas psicológicos basados en el posible horror de lo cotidiano, tenemos a dos personajes de la vida real enfrentados con una pareja ficticia que servirá para que ella exorcise sus demonios personales y logre darle forma a su narración. “Hangsaman” (publicada en 1951) cuenta la percepción personal de los posibles motivos para que Paula desapareciese. Rose viene a ocupar el rol de Paula en su imaginación y hasta es posible que aquella ni siquiera haya existido. A lo largo de la cinta, Shirley irá pasando del rechazo hasta el afecto hacia Rose, mientras que Stanley hará lo contrario al considerar a Fred inferior para ocupar un lugar dentro del staff universitario. Mientras Shirley va resolviendo su narrativa, Rose tenderá a ir mezclándose con su personaje y desapareciendo de su percepción.
La pareja de Fred y Rose con Stanley
         Shirley Jackson (1916 – 1965) logró atrapar al público intelectual de la segunda mitad de los años cuarenta gracias a su estilo y temática. En 1948, la aparición de su cuento “La lotería”, en la revista The New Yorker, donde un sorpresivo final daba a conocer las perversiones ocultas de un pequeño pueblo, le permitió disfrutar de una popularidad arrolladora. No obstante, su carácter era reservado, padecía de ansiedad y agorafobia. Con todo, tuvo cuatro hijos, vivió las infidelidades de su erudito marido y falleció joven debido a consecuencias de su obesidad y el exceso del insumo de anfetaminas que utilizaba como medio para adelgazar. Su novela más popular fue “La maldición de Hill House”, cuya versión fílmica en 1963 por Robert Wise (La mansión de los espectros) fue superior tanto a su siguiente relectura en 1999 por Jan de Bont (La maldición) y otro caso distinto, de calidad, es la adaptación de serie de televisión por Mike Flanagan (creador), para Netflix (2018-2020).
El matrimonio disfuncional
La escritora con su musa
         La cinta no considera a sus hijos. Simplemente establece un contexto y ofrece las coordenadas alrededor de lo que será la representación de una mente poderosamente creativa. Si Rose y Fred no existieron, en esta cinta sirven para proyectar el carácter antisocial y enfermizo de una mujer que se entregaba a sus obsesiones y, por medio de la literatura, transformaba su realidad. En esta cinta, el fantasma de Paula (porque ya estaba muerta y esa era su inquietud), protagonista de su novela, posible amante de su marido, adquiere cuerpo a partir de que Rose empieza a convivir con ella. Fred, por su lado, vendrá a convertirse en víctima de la crueldad y soberbia de su marido.  Esa es la brillantez de esta película donde los elementos ficticios permiten reflexionar acerca, precisamente, del proceso de creación.
La realizadora Josephine Decker
Nota: el cuento "La lotería" puede leerse en este link. 
No dejen de impactarse con esta ya inmortal pieza de la literatura norteamericana.


sábado, 13 de junio de 2020

FORMAS DE NARRAR


LO VASTO DE LA NOCHE
(The Vast of Night)
2019. Dir. Andrew Patterson.
         En esta deliciosa e inteligente cinta de ciencia ficción tenemos las referencias del programa de televisión Dimensión desconocida, de películas como Invasores de Marte (1953, Menzies) o Encuentros cercanos del tercer tipo (1977, Spielberg) como una revisión y resumen de cierta trama que siempre se encuentra alrededor del género: los ovnis y las leyendas de lo acaecido en Roswell, Nuevo México, además de recrear una época donde la paranoia sobre el espionaje soviético, el temor a la bomba atómica y la pertinencia de los pueblos pequeños con menos de 500 habitantes daban lugar a narrativas insólitas, basadas en rumores y noticias falsas.
La grabadora y la plática
sobre ciencia futura
La primitiva estación de radio
         La película inicia en la pantalla de un viejo televisor, de los que tenían el cinescopio desnudo sobre una base de madera. Se anuncia el inicio de un programa con temas de misterio y ciencia ficción que se llama Paradox Theatre cuya introducción recuerda a Rod Serling en su mítica serie. Así comienza la narración de lo que pasa en el ficticio pueblo de Cayuga, Nuevo México, en 1959. Es la noche del juego de basquetbol en la secundaria que reúne a la mayoría de los locales ya que se jugará contra otro pueblo rival. La adolescente Fay (Sierra McCormick) es la encargada de la central telefónica en turno nocturno y se encuentra feliz porque ha recibido su grabadora portátil de carrete. Se encuentra con su amigo, el joven DJ Everett (Jake Horowitz), quien tiene un programa de 7 a 11 de la noche donde transmite música de moda, así como pláticas con los radioescuchas, y ahora la introduce en la importancia de las grabadoras como medio para entrevistar. Ella, a su vez, le contará sobre las novedades científicas en la revista Modern Mechanics (alusión ineludible a Popular Mechanics) que habla de que para el año 2000 cada persona traerá su teléfono con una pantalla para ver al interlocutor. Cada uno, en sus cabinas respectivas, empezará a notar una anomalía acústica que interferirá tanto en las líneas telefónicas como en las transmisiones radiofónicas. De pronto habrá otras situaciones: una mujer que pide ayuda porque hay algo redondo en el cielo, un ex militar que reconoce la anomalía y platica sus experiencias cuando era soldado, o una anciana que solicita a los jóvenes que la visiten para contarles su experiencia de años atrás. 
El sonido que interfiere
La llamada del ex militar
         La película, de apenas 90 minutos, filmada con un presupuesto bajísimo en Whitney, Texas, será narrada con muchas sugerencias y, sobre todo, de una manera magistral que mezcla fundidos en oscuro donde solamente se escuchan voces, traspaso de pantalla de televisión en blanco y negro difuminado a la película en color, sonidos extraños, para que el espectador se acerque a una trama muchas veces vista, pero que en este caso, viene a demostrar lo que significa la búsqueda de formas diferentes, novedosas (si no originales), realizadas con inventiva e ingenio. La producción utilizó un “go-kart” para filmar sus “travellings” (hay una secuencia impactante que conecta a los personajes recorriendo calles, entrando por edificios y saliendo a su destino final, que deja con la boca abierta al espectador). 
El inicio de un magistral
"travelling"
La anciana que narra
su experiencia
         Y el discurso es rico en alusiones para ilustrar una época. Aparte de lo mencionado al inicio de este escrito, se hace notar que el soldado que habla por teléfono no había tenido credibilidad porque era negro. Una de las pruebas de grabación que Everett le hace a Fay es que diga al micrófono: “juro que no soy y nunca he sido comunista”, como se obligaba a los testigos de la era macarthy, a contestar durante la cacería de brujas. Otra referencia es que los hechos extraños ocurrieron desde antes del lanzamiento del sputnik soviético, pero antes de que se pueda comprobar nada, Everett explica a Fay que deben ser espías comunistas ya que es más fácil entrar al país por el sur (es la frontera con México). El relato de la anciana recurre a las desapariciones asumidas por secuestros extraterrestres y cuando habla de su infancia, nos devuelve a que la realidad fílmica sucede a finales de los años cincuenta, ya que habla de apaches en su pueblo.
Las inquietudes generales
         Impecable y sencilla, absorbente e interesante, la película nos seduce por la multitud de referencias y de datos que van surgiendo a cada momento, además de las composiciones y soluciones visuales que la resaltan. Ejemplar para los jóvenes cineastas por lo que propone como vías simples e innovadoras para “hacer cine”.
Andrew Patterson, ópera prima

sábado, 6 de junio de 2020

SE BUSCA JUSTICIA


LA VIDA Y MUERTE DE MARSHA P, JOHNSON
(The Death and Life of Marsha P. Johnson)
2017. Dir. David France.
         A partir de la figura de Marsha P. Johnson, mujer transgénero, quien fuera importante para el movimiento de liberación gay en Nueva York ya que fue la pionera, en su identidad, para alzar la voz y empezar a militar políticamente a partir del incidente de Stonewall, ocurrido en junio de 1969 (que marca una etapa en esa ciudad para que las personas con diferentes orientaciones sexuales comenzaran a manifestarse), este documental abre un panorama acerca de la injusticia, el odio y la discriminación, en particular, hacia los seres trans, y revisa lo que ha sucedido con el paso de los años. A través de la activista, Victoria Cruz, quien trabajaba en una asociación contra la violencia, se da a conocer el caso de Marsha, se revisan los datos, se platica con personas que la conocieron, con la intención de reabrirlo y solicitar una aclaración.
Marsha y Sylvia
en la marcha del orgullo
         Es un punto de partida. Las declaraciones y los fragmentos de vídeos de época, van estableciendo un contexto del entonces, para contrastarlo con el ahora. Aunque se muestra poco de Marsha, su pasado personal, el eje es su muerte nunca aclarada: fue encontrada flotando en el río Hudson. La policía dictaminó suicidio y su cuerpo fue incinerado. No obstante, siempre quedó la duda al aire, ya que Marsha era una persona optimista y generosa, incapaz de quitarse una vida que disfrutaba y de la cual estaba orgullosa. La cinta ofrece varias teorías: pudo haber sido la mafia que regenteaba los bares gay como una forma de presión hacia el compañero de Marsha, o un accidente que la hizo caer al agua y ahogarse, o un asesinato previo que terminó con su cuerpo en el agua. El personaje de Cruz habla con muchos testigos, revisa documentos, ve imágenes.
Sylvia Rivera (1951 - 2002)
         Al hablar con estos testigos, cada uno de ellos platica de sus propias experiencias para dar a conocer el ambiente en el cual se movían. Uno de ellos es Sylvia Rivera, amiga y compañera de Marsha durante Stonewall y muchas marchas posteriores, además de haber abierto, dentro de sus posibilidades y solamente por un par de años, una casa para proteger a otras mujeres trans. Rivera vino a ser el recuerdo vivo de Marsha por su militancia, sufrió agravios y desagravios, vivió en la miseria hasta que su misma comunidad la protegió en los años que le quedaron de su existencia. Paralelamente se habla de un caso reciente sobre otra víctima de un hombre que se encuentra en juicio por el asesinato de una mujer trans: se exige que se le condene como a cualquier criminal pero finalmente se le dan diez años de prisión. Estas son las evidencias y las bases de la protesta que la cinta deja como testimonio en el documental.
Victoria Cruz
         Uno siente que el título de la cinta es correcto al hablar de “la muerte” pero se queda corto en “la vida”, ya que nunca se habla del pasado ni de la carrera de Marsha: se le muestra como activista en las marchas del orgullo gay, pero finalmente este desequilibrio lleva a la reflexión del propósito general: aunque se ha avanzado mucho en los derechos de las personas trans, bien se sabe que continua el desprecio y el rechazo, así como el asesinato. La cinta se inscribe dentro del ámbito de los Estados Unidos, aunque son notorios los retrasos y prejuicios que existen en otros países. La exigencia de tolerancia y aceptación, así como que la justicia sea para todos sin importar raza u orientación sexual es el propósito fundamental.

CUANDO LAS COSAS FALLAN...


LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL CRIMEN
(The Last Days of American Crime)
2020. Dir. Olivier Megaton.
         Los últimos días del crimen es un desastre. Y duele porque el director es el francés Megaton a quien debemos esos grandes ejemplos de neo-thriller como Colombiana (2011) o las dos secuelas de Búsqueda implacable (2012 y 2014). O la malograda serie de televisión francesa Taxi Brooklyn (2014) que fue cancelada en su primera temporada sin darle mayores oportunidades. En este caso no existe un ritmo sostenido ni manejo del suspenso. Se mantiene la crudeza de imágenes extremas, torturas, violencia, pero la manera en que se presentan llega a la caricatura y de ahí, solamente el ridículo. Será que está basada en una novela gráfica y se quiso ser muy fiel a la trama por lo que la duración se alarga a los 150 minutos y una pista exacta para corroborar su insolvencia narrativa es que la acción base, el objetivo para que todo tenga un sentido, se desarrolla en la última hora de metraje. A pesar de que hay secuencias de acción y atroz violencia, cunde el tedio. Tal parece que los hechos están desconectados entre sí.
Michael Pitt
         La trama sucede en un futuro distópico en Estados Unidos. El gobierno ha logrado desarrollar una señal que se transmitirá por todo el país y que afecta neurológicamente a los criminales o a quienes decidan acceder a un latrocinio. Falta una semana para que se implemente y antes de que suceda Bricke (Edgar Ramírez) une fuerzas con Kevin (Michael Pitt), quien es, en realidad, el hijo del mafioso más poderoso del país, para realizar el robo de un billón de dólares y escapar hacia Canadá. Para ello, se involucrará Shelby (Anna Brewster) la novia de Kevin (aunque además se involucra sexualmente con Bricke). Este es un resumen elemental de una trama que explica, además, muchas cosas (el antecedente de un hermano de Bricke, el hecho de que Kevin fue su compañero en prisión, la relación terrible de Kevin con su padre y hermana, el personaje de un policía que no tiene importancia al final de cuentas). La cinta se regodea en la sangre y poco en los personajes: uno se entera que Shelby es una hacker muy competente hasta las últimas secuencias y nunca se establece la relación entre Ross (Tamer Burjacq) quien es el amigo fiel de Bricke y éste. Y así surgen muchos defectos.
Anna Brewster y Edgar Ramírez
         De todas maneras, no deja de ser una película de Megaton y hay secuencias brillantes en las persecuciones. Hay momentos de intimidad que resultan sugerentes y cálidos. En otros, la crudeza y la crueldad son evidentes. De todas maneras, no son suficientes. Falta la empatía con los personajes (a pesar del magnetismo de Ramírez, aquí no resulta fácil para conectar) y la mayoría son despreciables. La cinta sale en un momento difícil para Estados Unidos en cuanto al racismo y la falta de respeto a los derechos humanos. La trama involucra un autoritarismo terrible desde el momento en que se violarán los derechos corporales de los individuos gracias a una señal que afecta a la moral personal. Aunado al tedio, la longitud y los personajes antipáticos, el resultado es triste y caótico.
Un fallido Olivier Megaton