domingo, 15 de mayo de 2022

TERCERA EDAD

SUK SUK
2019. Dir. Ray Yeung.

         Pak (Tai Bo) es un taxista de 70 años que no ha decidido retirarse todavía. Cierto día va a un baño público con la idea de ligar a alguien, sin conseguirlo. En un parque encuentra a Hoi (Ben Yuen), un hombre de 65 años, retirado, al cual se le lanza abiertamiente, aunque el hombre le expresa que primero sean amigos. Pak se aleja, pero días después, regresa al lugar, no encuentra a nadie en los baños y al salir, se da cuenta de que Hoy está en la misma banca del parque, por lo que se le acerca, comienza a platicar, y más tarde van a un sauna gay donde tienen relaciones por primera vez. Ambos son padres de familia, orgullosos de haber levantado una familia, pero siempre con la duda de lo que hubieran sido sus vidas si las condiciones, los prejuicios sociales, los temores, no les habrían detenido para manifestar abiertamente sus preferencias sexuales. El tercer largometraje del director cantonés Yeung, cuya obra previa también ha tratado problemáticas homosexuales, ahora gira la mirada hacia la tercera edad.

Tai Bo y Ben Yuen, dos extraordinarios actores

         El estereotipo usual del cine con temática gay presenta a jóvenes, siempre bellos y en la plenitud física, sin considerar la realidad de que el tiempo sigue su marcha y todo el mundo envejece. El otro estereotipo de la promiscuidad también conlleva cuestiones de cambios físicos. El tercer asunto, bastante común entre muchas personas de las generaciones anteriores, recientes, está en la bisexualidad: los hombres que, sabiendo de sus inclinaciones, tuvieron que casarse, formar una familia y tomar dos caminos: vivir con frustración o llevar una doble vida. Es lo que viene sucediendo con estos personajes: ahora en los momentos de edad avanzada, aunque todavía enérgicos y con aspecto fuerte, deciden entregarse entre ellos para amainar la soledad y recuperar, en los momentos en que se encuentran juntos, las alternativas soñadas en el pasado (Pak habla de una aventura juvenil donde escapó por mar con un amigo que murió; Hoi guarda en una caja postales y fotos de quien, se supone, fue algún amor importante en su juventud). Sin embargo, ninguno se atreve a abrirse de capa con su familia: la tradición, el compromiso, el miedo a la burla, escarnio o rechazo.

         Pak y Hoi viven momentos íntimos que valoran mucho: su cercanía, el enamoramiento, la necesidad de la compañía entre ellos, va creciendo con el tiempo. Al inicio, Pak evita que Hoi lo bese: solamente las caricias, los cuerpos que se unen, el abrazo. Luego, las cosas cambiarán. La cinta tiene el gran valor de hablar de la homosexualidad cuando se ha ido la belleza física e irán llegando los achaques. Hoi pertenece a un grupo que lucha por la creación de un asilo para ancianos gay, donde puedan llegar a un final digno, libre, sin limitaciones ni murmuraciones. Estas consideraciones se enfatizan en una secuencia donde varias parejas gay platican mientras están en el comedor del sauna: surge el tema de las relaciones hablando de quienes han sido fieles, los que se encuentran solitarios, los jóvenes junto a viejos. Un comentario expresa que se nota que Pak y Hoi llevan mucho tiempo juntos, simplemente por la forma en que se tratan, se miran, se cuidan.

         Hay un momento, cuando Pak decide retirarse que su hijo le anima a vivir su vida y hacer lo que siempre ha deseado. Esta invitación hará que llegue la reflexión. Lo más interesante de esta cinta es que todo sucede sin histerismos, ni melodrama. Cada uno de los personajes se obliga a pensar en sus existencias. La experiencia del encuentro de un amor inesperado en una etapa prácticamente terminal de la vida hace que se pongan en tela de juicio las decisiones tomadas, además de las consecuencias posibles. La cinta es tan rigurosa que no ofrece salidas fáciles, ni cae presa de los imperativos comerciales. Hay una canción tema que se escucha durante una secuencia muy significativa para los personajes donde se habla de la brisa que se lleva a la lluvia y cómo se desea que, en una pareja, uno sea brisa, otro, lluvia. El gran respeto por el deseo, aún en la tercera edad, es lo que da contundencia y valor a la cinta.

El director Ray Yeung