martes, 28 de septiembre de 2021

CULPA Y REDENCIÓN

CULPABLE
(The Guilty)
2021. Dir. Antoine Fuqua.

         Joe Baylor (Jake Gyllenhaal, soberbio) es un policía asignado a responder las llamadas de emergencia del 911. Está en la víspera de un juicio, del cual no se ofrecen datos. Su actitud es altanera y hasta llega a burlarse de quienes llaman: a un drogadicto asustado porque no puede respirar, le dice que reconozca que es su culpa; a un hombre que pide auxilio porque le acaba de robar una prostituta, lo pone en espera y le hace más difícil el trámite. Todo cambia cuando una mujer le pide auxilio: aparentemente ha sido secuestrada por su marido y finge que habla con su pequeña hija. Joe, quien también tiene una hija de la cual se ha alejado por el problema del juicio mencionado, toma mayor interés. Así inicia toda una serie de acciones para tratar de salvar a esta mujer y se va involucrando más en su rescate. Cinta de cámara que sucede en las oficinas del popular, y aparentemente eficaz, servicio de emergencia de los Estados Unidos (porque en México no lo ha logrado), y que es la versión de Hollywood de una cinta danesa de 2018 (Den skyldig, Dir. Gustav Möller).

         Surge la pregunta: ¿para qué volver a filmar algo que ya estaba muy bien hecho? En este caso, puede ser el rechazo usual de los norteamericanos para leer subtítulos, además de que una cinta extranjera no atrae tanto público. Por otro lado, es una trama perfecta para el lucimiento de un buen actor, algo que sucede con la brillante interpretación de Gyllenhaal, dirigido por un experimentado y cuidadoso realizador (ya habían trabajado juntos en la extraordinaria Revancha [Southpaw, 2015], otro de los papeles que han demostrado la versatilidad y entrega del actor). Su paso por Netflix seguramente será exitoso, además de que la cinta será vista por millones de personas.

         Muy fiel a la trama (y al guion) original, la cinta va construyendo una toma de conciencia. Joe Baylor es culpable de algo que realizó como policía de calle. Su actitud inicialmente cínica, además de bastante explosiva, aparte de su situación personal, en una ciudad de Los Ángeles que se encuentra devastada por los incendios forestales que la rodean, irá cambiando según desea ayudar a quien es madre de dos pequeños: tal parece que el marido ha cometido un hecho sangriento y ahora la tiene cautiva en su propia camioneta: ella ha utilizado su celular para comunicarse. Baylor ha estado atando cabos solicitando el apoyo de otras unidades de protección, aunque la situación urbana produce algunos impedimentos.

         Lo más importante de esta cinta que va ofreciendo un suspenso creciente incide en la facilidad con la cual se juzga a los demás. Sin tener información de todo lo que sucede alrededor de una persona, la consecuencia principal estará en la desaprobación o el rechazo. Los comentarios que Joe hace al drogadicto o al tipo víctima de una prostituta, son indebidos, producto de una rebeldía y un cansancio existencial, pero que juzgan indebidamente, sin conocerse las circunstancias de quien debe acudir hacia la droga o satisfacerse de alguna forma. Al tener el caso de una madre de familia, de una niña con la misma edad que la suya, el interés se transforma. No obstante, Joe no tiene toda la información a la mano y juzga. Decide seguir adelante con su rescate y tal vez sea impropio o resulte sorpresivo.

         Jake Gyllenhaal se ha convertido en actor excelso. Su trabajo en los últimos años le ha permitido la transformación completa. En ocasiones se involucra en proyectos que serán impopulares (Demolición, Enemigos idénticos) o que requieran de un cambio físico (la delgadez en Primicia mortal o un cuerpo esculpido en Revancha) o de aceptación masiva (Spider Man: lejos de casa). Ahora fue también productor de esta cinta que le permite mostrar su categoría actoral. Joe Baylor es un personaje que pasará de la indolencia y la corrupción hacia la caída y redención total. No es tarea fácil más que para los actores talentosos y maduros. Mucho ayuda la mano maestra del realizador Fuqua, del cual sus personajes finalmente caen en la justicia moral y física luego de un proceso de descubrimiento personal. Esta trama encajaba precisamente en sus intereses de expresión. Igualmente, la participación de las voces de actores diversos son eficaces y apoyan al dramatismo (Riley Keough como la secuestrada, Peter Sarsgaard como el marido, Ethan Hawke como un oficial, entre otros).

         La versión norteamericana excede en 6 minutos a la original. Como podría esperarse, la cinta enfatiza la angustia personal del personaje (y no en balde, se utiliza a un Los Ángeles circundado por humo y llamas). El cine norteamericano “explica” en vez de dejarle tarea al espectador. En la versión original, Asger (Jakob Cedergren) se involucraba con la frialdad nórdica. Sus reacciones eran menos apasionadas ya que es cuestión de idiosincrasia nacional. No obstante, fuera de este excedente natural para Hollywood, se agradece que haya fidelidad y que se respete la propuesta inicial. El espectador podrá ser testigo de una efervescente película que mantendrá su interés y le sorprenderá. Ojalá que luego de disfrutarla, busque y compare la cinta danesa: será un interesante ejercicio cinéfilo.

El extraordinario Jake Gyllenhaal


Antoine Fuqua con su actor



jueves, 16 de septiembre de 2021

EL PADRE EJEMPLAR

 

EL OLVIDO QUE SEREMOS
2020. Dir. Fernando Trueba.

         Sobre la novela sin ficción de Héctor Abad Faciolince y con guion de su hermano David Trueba, el realizador Fernando Trueba nos ofrece la que es su última cinta hasta el momento y que participó en el Festival de Cannes, se ganó el Goya como mejor película iberoamericana (ya que es producción colombiana) y está nominada para el próximo Ariel en la misma categoría. El libro del aclamado Abad Faciolince es un retrato de su padre, Héctor Abad Gómez, médico preocupado por la salud pública, defensor de los derechos humanos, activista político, pero, sobre todo, y es lo que más nos enfatiza esta cálida película, un amoroso padre y esposo. Además de definir y describir a una personalidad única y responsable, esta vida refleja la historia y el desarrollo de la Colombia en las décadas de los setenta y ochenta.

         En la novela, el niño Héctor Joaquín, llamado Quiquín, expresaba que si su padre muriera, él se tiraría al río. Le encantaba su olor, su manera de ser, el hecho de que no lo regañara sino que le hiciera comprender cuando había cometido un error para que razonara y corrigiera sus acciones. Una familia con tío arzobispo que lograba que una monja josefina fuera tutora de sus sobrinos más pequeños, pero cuyo padre no era creyente, y la madre simplemente cumplía con los preceptos mínimos de la religión. Familia con cinco hijas y un pequeño que iba creciendo con el gran ejemplo paterno. La cinta podría confundirse con una muestra dulcificada por la memoria, pero todo se aclara cuando nos damos cuenta de la excelente construcción de un personaje que fue real y al cual siempre le importó el prójimo.

         Hombre con defectos: al enrabiarse prefería encerrarse y escuchar música para calmar su temperamento. Al ser homenajeado en la universidad porque se jubilaba, ofreció un discurso quemante donde declaraba que cuando apenas estaba comprendiendo su labor, era retirado para irse a cultivar rosas en su jardín. Hombre sensible: se le muestra llorando, encerrado, cuando se entera de un cáncer que se ha desarrollado en el cuerpo de una de sus hijas. O emocionado en el cine mientras disfruta de La muerte en Venecia (Visconti, 1971), porque valora a la belleza. Maestro nato: al darse cuenta de que Quiquín muestra sus primeros deseos eróticos, le cuenta una anécdota donde un amigo estaba preocupado porque su hijo se masturbaba con frecuencia en la preadolescencia, por lo que habló en privado con el muchacho para decirle que no había problema y que lo hiciera con discreción. En otro momento, hace que Quiquín se disculpe con una familia judía porque le había roto un vidrio como protesta porque le habían dicho que fueron los culpables de la muerte de Cristo: el padre le habla de los campos de concentración y de los odios gratuitos. Lecciones indirectas para razonar y actuar.

         La película se centra en dos tiempos: el pasado, 1971 y siguientes, es en color, porque refleja la infancia, la adolescencia, la época inocente, agridulce, donde todo parece ser fácil y hay salud, risas, vacaciones. El presente, 1983 hasta 1987, es en blanco y negro: el país ha entrado en graves conflictos por la milicia y los terroristas, la violencia y la droga. Héctor hijo, ya no es el pequeño Quiquín: ha estudiado letras en Turín, luego conoce a una chica, retorna a Medellín para el homenaje de su padre e inicia su carrera como escritor. Luego de la universidad, el médico Abad tiene sus programas de radio, sus declaraciones explosivas, la inclusión de su nombre en listas de “condenados a muerte”, que le llevarán a su fatal destino.

         Fernando Trueba (Belle Epoque, La niña de tus ojos) es un realizador sensible, surgido en los ochenta, cuya obra usualmente habla del pasado, deseando darle un significado histórico, tanto en hechos como consecuencias. El elenco es extraordinario: Javier Cámara interpreta al médico Gómez con todo equilibrio, dulzura y firmeza. El pequeño debutante Nicolás Reyes Cano muestra toda la ternura e inocencia que se mezcla con la travesura y el descubrimiento de la vida. Juan Pablo Urrego interpreta al hijo ya mayor, el que vive la terrible experiencia de ver a su padre acribillado, sangriento, y descubrir en el bolsillo de su saco, el poema atribuido a Borges que expresa: Ya somos en la tumba las dos fechas del principio y del término… Y en otra frase: Pienso con esperanza en aquel hombre que no sabrá quien fui sobre la tierra…

         La cinta nos habla de nuestro paso por la tierra y de cómo debemos entregar lo mejor de nosotros mismos al prójimo. Nunca se había sentido lo efímero de las cosas y las personas como en estos tiempos. Lo que hoy es noticia en los medios, mañana se torna polvo, y así se van acumulando muchos otros datos y notas y personas que hoy se recuerdan y mañana se olvidan brutalmente. Lo que hizo el narrador de este retrato es recordar a su padre y destacar el bien que sembró…Ya somos el olvido que seremos, el polvo elemental que nos ignora…

El director Fernando Trueba con el genial Javier Cámara



lunes, 13 de septiembre de 2021

LOS EFÍMEROS OBJETOS DEL DESEO

JONATHAN AGASSI SALVÓ MI VIDA
(Jonathan Agassi Saved My Life)
2018. Dir. Tomer Heymann.

         Jonathan Agassi fue un popularísimo ídolo internacional dentro del mundo de la pornografía gay. Gracias a una película de Michael Lucas (importante compañía norteamericana, productora de este tipo de cine) rodada en Israel, donde se utilizaba a jóvenes del país, su nombre comenzó a conocerse y en poco tiempo ya estaba consolidado. Este documental le dio seguimiento por ocho años, tiempo en el cual tuvo su gran ascenso y posterior decadencia, para mostrar este mundo considerado sórdido y perjudicial, desde el punto de vista de uno de sus principales protagonistas. El resultado vino a ser inesperado ya que, según pasó el tiempo, las circunstancias de Agassi fueron cambiando. Lo que tenemos es un retrato íntimo, conmovedor, impúdico, de un ser humano que, en la mayoría de los casos, quizás por pose, es despreciado, cuando en realidad es quien procura fantasías, desahogos, otros mundos que llevan a paraísos del deseo por unos cuantos minutos.

El principio... Los hombres de Israel

         Jonathan Langer, nacido en Alemania, pero de padres israelíes, sufrió los eternos problemas de cualquier niño o jovencito que mostraba delicadezas en su forma de actuar: desprecio de sus compañeros de escuela, pero también, de su propio padre quien le abandonó junto con su madre y otro hermano. Volverían a encontrarse en distintas edades: una de ellas, donde quiso “enderezarlo” ofreciendo a su propia pareja para que tuviera relaciones sexuales, algo que no ocurrió. Alguna vez deseó haber sido mujer, pero luego se dio cuenta de que es natural la feminidad cuando hay pasividad, sin dejar de lado el género. A los 24 años, luego de diversas experiencias, entró al mundo de la pornografía gay. Esto lo hizo abiertamente, sin mentir a su madre, cambiando el apellido a Agassi.

         Es a partir de este momento que Agassi triunfa, gana premios, aparece en espectáculos de sexo en vivo, viaja por el mundo para filmar sus películas. Un aspecto que muestra el documental, contrario a lo que usualmente se piensa, es la relación entre la estrella del porno y su madre quien se preocupa, pero lo acepta con tal de que su hijo se encuentre feliz y realizado. Agassi la lleva consigo días antes de las filmaciones a Ibiza o Grecia. Hasta coquetea con hombres en la playa donde ambos toman el sol. Se muestra travestido con pantaletas cortas, medias, botas, para que la mujer le brinde su opinión. Hace que vea las introducciones de sus películas para que lo mire en pantalla, pero todo termina antes de que comience el sexo duro.

Buscando la aprobación de su madre

         Según se va desarrollando el documental, con el paso del tiempo, se empieza a mostrar la decadencia. Luego del porno, está la prostitución por internet, aunque Agassi no la considera de esta manera, ya que sus clientes le buscan porque desean estar con un dios, y hasta pueden abrazarlo o mostrar una relación cálida aunque ficticia. Llega la droga que le encaminará hacia la falta del deseo sexual, el cansancio por el estilo de vida… La cualidad de este documental reside en que no explota la morbosidad (aunque hay escenas donde se muestran los espectáculos en vivo, genitales erectos, los actos sexuales sin ser gráficos). Su intención es conectar con el público, compartir el caso de un hombre que buscó su felicidad y que luego cayó en desgracia, pero supo levantarse más tarde. Una secuencia previa al inicio de uno de los espectáculos muestra a Agassi platicando con quien será su pareja sexual en unos momentos más: ambos se cuentan problemas personales, de familia, que sirven para humanizar a quienes se convierten en pedazos de carne frente al público.

         La humanización de quienes se convierten en efímeros objetos del deseo (las verdaderas estrellas permanecen más tiempo), ya que la industria pornográfica ofrece cada día caras nuevas al por mayor debido a la alta demanda de consumo, es lo que busca este documental. Imposible generalizar: así como se acusa a la pornografía de tornar a los seres humanos en objetos, también existen quienes desean ser considerados como objetos. Usualmente, la respuesta a la pregunta de los motivos que hicieron a las personas entrar a la explotación sexual es por cuestiones económicas. Otros comentan, con toda asertividad, que se trata simplemente de “un trabajo”. Hay quienes expresan la ventaja de tener sexo con personas atractivas, y que les paguen por ello. Agassi recorrió toda esa gama y curiosamente, este estilo de vida le permitió seguir vivo, encontrar otros caminos y, tal vez, lograr la felicidad.

Objeto del deseo

El director Tomer Heymann





 

            

martes, 7 de septiembre de 2021

ALEGORÍA DE LA PANDEMIA

TENEMOS QUE HACER ALGO
(We Need to Do Something)
2021. Dir. Sean King O’Grady.

         Para protegerse de una fuerte tormenta que se avecina, la familia conformada por Robert (Pat Healy) y Diane (Vinessa Shaw), además de la adolescente Melissa (Sierra McCormick) y el niño Bobby (John James Cronin) se encierra en lo que debe ser el baño principal de su casa: amplio, lujoso, con bañera. Una luminosidad intensa, aparte de sonidos extraños, sugieren lo que está sucediendo afuera. De pronto, un golpe, para que se den cuenta de que un árbol ha caído sobre la casa, obstruyendo la salida del baño. Con los celulares inservibles, y nadie en el exterior, la familia no puede abandonar el cuarto. Se convertirá en una pequeña arena donde saldrán a relucir secretos o pensamientos reprimidos, y los horrores internos irán materializándose con otros que vienen de fuera…

         Claustrofóbica en cuanto a que la acción principal ocurre dentro de este cuarto de baño, con ciertos retrocesos en el tiempo para que Melissa recuerde algunos hechos que vivió junto con su amiga y amante Amy (Lisette Alexis), sin embargo, el suspenso mantiene al público en acecho, sin que le afecten esas paredes que parecerán irse cerrando más sobre los personajes, aparte de que el movimiento es constante, lo mismo que las tomas de cámara, con ciertos momentos en que se permite descansar al espectador. Es una cinta ambigua, en cuanto a que suceden cosas que no se explican, sino que se dejan para que el espectador las complemente. Es un microcosmos donde no se sabe qué esté pasando afuera de su círculo. El paso del tiempo se irá sintiendo acorde con los cambios de actitud y reacción de los personajes.

         Sin que fuera el objetivo principal, la cinta se torna en una alegoría de la pandemia: la familia reunida, sin poder salir, sin saber cómo se está comportando la sociedad externa a sus límites, dejando que surjan sus afectos o sus defectos. Nadie sabe en qué devendrá el planeta: una renovación o el final del mundo. Una manera inteligente y cáustica para mostrar el infierno familiar. No puede dejarse de pensar, con toda la distancia necesaria, en Buñuel y su crítica de “ángel exterminador” hacia la sociedad burguesa con toda la suciedad interna saliendo a flote: si en ese caso eran sus propios vicios y defectos emanados de su propia clase los que les mantenían prisioneros, ahora son los demonios internos que se desatan por causa de la familia disfuncional. Brujería y el diablo que anda suelto. No hay marcha atrás. Los propios miedos nos consumen.

El director Sean King O'Grady



domingo, 5 de septiembre de 2021

EL HORROR SUGERIDO

AZOR
2021. Dir. Andreas Fontana.

         Argentina, a finales de 1980. Yvan de Wiel (Fabrizio Rongione), banquero suizo, llega a Buenos Aires, junto con su esposa Inés (Stéphanie Cléau) para consolidar ciertos acuerdos que han quedado sin resolver, luego de la repentina desaparición de Keys, uno de sus socios. Así, se irá introduciendo dentro de la sociedad argentina para descubrir los procesos internos que se están llevando a cabo dentro de un plan de “regeneración” de la junta militar que gobierna luego del golpe de estado de 1976. Yvan tendrá varios encuentros con clientes posibles o potenciales, entre los que habrá personajes completamente opuestos.

         Ópera prima de su realizador, nieto de banquero suizo, que se inscribe dentro del cine de intriga, partiendo de la desaparición de una persona y las formas que debían usarse socialmente porque el país se encuentra en un estado tenebroso (“este país se ha vuelto un coto privado de caza para quienes tienen poder”, le dice uno de los clientes a Yvan). Y la cinta no es gráficamente violenta: a lo más que se llega es que se muestre a un par de jóvenes que están siendo revisados por unos soldados, pero los horrores son mencionados o se sugieren (la hija de un cliente está desaparecida porque pertenecía a un grupo político: no se distinguía a los representantes de la alta sociedad).

         Yvan irá a visitar el departamento que ocupaba Keys, para encontrar un enlistado de clientes posibles: solamente hay uno llamado “Lázaro” que desconoce el banquero, por lo que se pondrá a buscarlo o entender su significado. Aparte, tendrá citas con un millonario que es dueño de una cuadra de caballos, con una viuda que sufre de desencanto, y hasta llegará a visitar el Círculo de Armas, una vieja sociedad masculina que en su larga existencia ha tenido a presidentes de la república, así como a los representantes importantes de empresa y del clero. Ahí conocerá a un alto dignatario de la iglesia que le solicita a Yvan que haga una inversión en el mercado cambiario. A través de todos ellos se va mostrando de manera indirecta la terrible realidad que sufría el país.

         El título se refiere a una palabra secreta que se usa entre banqueros para indicar “cállate, permanece en silencio”. Otras expresiones son manifestadas por Inés a la viuda, donde de la comenta las claves para despreciar a una persona o hacerte el indiferente. E Yvan aplica el principio de “Azor”: no expresar sus opiniones y ofrecer alternativas dentro de su especialidad. Es mejor escuchar para ir atando cabos de cómo poder triunfar dentro de una sociedad caótica y peligrosa. Keys queda como una presencia emblemática: podía estar prisionero en un sótano o tal vez viajando por Europa. Las referencias hacia el personaje son diversas: “encantador”, “eficiente”, “más feo que un sapo”, pero también que tal vez incurrió en alguna falta.

         Yvan viene a ser una persona que trabaja para sí mismo y su banco ya estabilizado por décadas. Su interés radica en lograr sus transacciones, convenciendo a sus potenciales inversionistas en la seguridad para sus fortunas. La banca privada, ante todo su subsistencia, sin que importen el origen de las mismas, ni los métodos con los cuáles se obtuvieron. La cinta, dividida en cinco capítulos, termina con un viaje por el río para llegar a una parte militarizada llamada “Lázaro”. No solamente la clase privilegiada, con riquezas amasadas en el tiempo serán sus clientes. Las personas en el poder pueden enriquecerse por métodos no tradicionales ni legales. Una sonrisa ambigua de Yvan nos deja un amargo sabor de boca: por lo que ha logrado como banquero sin escrúpulos morales, y por lo que fue una etapa criminal y terrible para Argentina. Todo ese horror se siente, sin que haya una sola gota de sangre en la pantalla.

El director Andreas Fontana



viernes, 3 de septiembre de 2021

ACEPTAR LA SOLEDAD

TINTA BRUTA
2018. Dirs. Filipe Matzembacher y Marcio Reolon.

         Pedro (Shico Menegat) es un joven socialmente retraído que muestra otra faceta de su personalidad cuando aparece en su sitio de internet donde realiza actos sexuales ante espectadores que pagan, mientras embarra su cuerpo con pinturas fosforescentes y luz negra. Cierto día se entera que tiene un competidor que le imita. Pedro lo contacta y le propone que se asocien para ganar más dinero. Así, inicia una relación con Leo (Bruno Fernandes), quien será el que permita que muestre su afectividad, hasta que otras circunstancias provoquen su separación… De una manera muy breve, se está definiendo lo que sería una escaleta de la película. Su propósito va más allá de los hechos, al profundizar en una personalidad sin rumbo, que se va resquebrajando debido a lacras sociales que le han impulsado a la violencia.  Un hecho inesperado hace que un ser pierda toda ilusión y esperanza: otra ruta del destino.

         Dividida en tres partes que van mostrando cómo el universo del protagonista se va quedando vacío, primero se presenta a Luiza (Guega Peixoto), la hermana que apoya, conoce el trabajo de Pedro, pero que le va a dejar, al encontrar trabajo en el otro extremo del país. Luego llega Leo, quien se tornará en un ancla de afecto y cierta seguridad, aunque su propósito sea una beca para estudiar en el extranjero. Finalmente, está el propio Pedro cuya única familia restante es su abuela, mujer que no puede permanecer a su lado, por lo que el abandono y la despedida son totales. El eje de la cinta sucede alrededor de un acto criminal, una agresión que Pedro realizó contra un compañero universitario que le acosaba constantemente. Ahora se encuentra dentro de un proceso judicial que se definirá en poco tiempo: cárcel o suspensión como alternativas.

         La cinta muestra a un Pedro que no sale mucho de casa, tiene poca relación con otras personas, y sus principales interacciones son a través del internet y de su trabajo erótico: se comunica con sus seguidores y se entrega sexualmente a sus miradas, siempre y cuando paguen. A lo largo de la narración, el espectador va llenando lo que no se dice: el deseo, la homofobia, la soledad, la intromisión, el acoso. Situaciones tan simples como la descompostura del grifo de agua o la lluvia sobre una laptop, el intento de relación con alguien que resulta ser un prostituto, pero más que nada el futuro incierto, el miedo al suicidio como salida final, la nada a su alrededor, hasta que no queda más que integrarse a un baile tan solitario como su vida misma.

         La cinta fue escrita y dirigida por dos jóvenes realizadores brasileños: para el personaje de Leo, encontraron a Fernandes, actor de teatro además de maestro. En el papel de Pedro está Shico Menegat, un joven que conocieron en una discoteca, y que llamó su atención por su personalidad andrógina, su cuerpo delgado y su actitud. La cinta ganó premios importantes en Brasil, pero más que nada, en el Festival de Berlín ganó el premio Teddy a la mejor cinta con temática LGBT+, para tener otro amplio recorrido mundial. Ante la amenaza del advenimiento de una política más conservadora y represora en Brasil, esta bella y triste cinta, como otras semejantes, buscan y luchan por crear conciencia en el espectador de que todos los seres humanos somos iguales en derechos, pero muy diferentes en otros aspectos.

Los realizadores Filipe Matzembacher y Marcio Reolon.



miércoles, 1 de septiembre de 2021

BELLEZA ES DESTINO

EL CHICO MÁS BELLO DEL MUNDO
(The Most Beautiful Boy in the World)
2021. Dirs. Kristina Lindström y Kristian Petri.

         En 1970, Luchino Visconti viajó por varias ciudades europeas buscando al jovencito que pudiera interpretar a Tadzio en su tanto tiempo anhelada producción de Muerte en Venecia sobre la novela de Thomas Mann, acerca de la belleza que obsesiona y destruye por su esplendor y lejanía. En Suecia, Björn Andrésen fue el quinto muchacho que entrevistó. Se nota tímido y cohibido en esas pruebas, sobre todo cuando le piden que se quite la ropa, para tomarle fotos, pero dejando muy satisfecho al realizador y, de esta manera, comenzar en el mundo del espectáculo. En este documental, Bjorn Andrésen aparece más allá de la sesentena, con cabellos largos, un cuerpo demasiado delgado, arrugas y barba, y a pesar de todo, su belleza sigue destacando: no tanto el anciano más bello del mundo, pero un viejo con hermosura muy particular.

         La cinta empieza con estas pruebas fílmicas para pasar al presente con Andrésen viviendo en un departamento sucio y descuidado, repleto de basura, ropa por todas partes, una cocina plena de cacharros. Su novia, Jessica Vennberg, le ayuda a limpiar porque hay una amenaza  para desalojarlo por queja de sus vecinos. Estando todo en orden, el pasado empieza a aparecer por relato del propio Bjorn, de fotografías, películas caseras, además de los viajes que realiza hacia ciertos lugares que le fueron significativos. De esta manera, el espectador acude a una confesión personal de lo que, en algún momento del documental, alguien menciona como “destino”, al referirse a la suerte de algunos actores.

         Está el eje familiar: una madre que les abandonó para luego aparecer muerta en el bosque. Una abuela demasiado egocéntrica y ansiosa de fama que lo alentó a asistir a las pruebas fílmicas de Visconti (la mujer aparecería como extra en la película). Aparte hay una hermana con la cual compartió su niñez y adolescencia, al ser hijos de diversos padres, sin que estos permanecieran con ellos. Luego, surge una hija, Robine, que permite adentrarse en su rol paterno, aunque con tintes y resultados trágicos y de alejamiento. Y hay otros ángulos dentro de su historia familiar.

         Está el eje profesional: Björn firmó un contrato con Visconti que lo ató por un tiempo, pero el estreno de la película, sobre todo en el Festival de Cannes, le dio popularidad y presencia mundial. En Japón filmó comerciales y hasta le produjeron un disco en el que cantaba fonéticamente el japonés. Fue la inspiración de los bushonen animes donde el personaje principal era andrógino (una mujer vestida de hombre para sus aventuras, que tenía romance con otro hombre). Andrésen, con todo, no dejó de tener ofertas fílmicas y ha tenido una carrera constante, aunque el documental no profundiza al respecto. Se muestra la secuencia de la cinta Midsommar  (Ari Aster, 2019) donde aparece episódicamente como el hombre que se lanza al vacío como autosacrificio.

         Y sobre todo, está su retrato personal: un hombre que cae en depresión, que desea no haber tenido una abuela ambiciosa, que siente que su vida ha sido desperdiciada en algunos aspectos, aunque está muy consciente de las pérdidas que ha sufrido. Al espectador se le dejan varias cuestiones a la imaginación: no se habla de abuso, sí se habla de alcoholismo, no se explaya en el tiempo que vivió en París donde un hombre le mantenía en departamento, con una mensualidad de 500 francos. Y no queda más que pensar que fue un jovencito que, de pronto, por su belleza, se encontró dentro de la fama y la pudo compartir bajo ciertos costos.

A lo largo del documental se muestra a Andrésen en diversas edades: del jovencito de 15 años, a los 18 en Japón, y como joven padre de treinta años, además de una entrevista cuando había llegado a la cincuentena. En todas las épocas, es impactante que su belleza permaneciera acorde con ellas: esos rasgos perfectos que enamoraron a Visconti. Una vida trágica en ciertos aspectos, adecuada a su momento en otros, para demostrar que la belleza es cruel y hasta destruye, pero que este mundo no podría subsistir sin ella y sus manifestaciones, como ocurrió con el chico más bello del mundo.

Visconti durante el rodaje de "Muerte en Venecia"