viernes, 31 de julio de 2020

A TRAVÉS DEL DOLOR


RETABLO
2017. Dir. Álvaro Delgado-Aparicio.
         Segundo (Junior Béjar Roca) es el hijo adolescente de Noé (Amiel Cayo) quien es maestro retablista en un pueblo peruano. Está aprendiendo el oficio y convive mucho con su padre en ese verano, mientras está de vacaciones escolares. Noé tiene su espacio artesanal, cercano a su casa. Ambos deben transportarse, gracias al aventón que les brindan los que pasan por la carretera hasta la ciudad cercana para colocar sus retablos en los mercados y comprar materia prima. Noé, en ocasiones, deja solo a Segundo para ir a arreglar diversos asuntos. Ambos viven con Anatolia quien es la esposa y madre que cumple con sus labores del hogar. Todo marcha bien. A Segundo, su amigo Mardonio le insiste en que se marchen hacia los algodonales en otro pueblo para ganar dinero, pero el muchacho prefiere continuar con su padre. Sin embargo, cierto día, mientras se dirigen a la ciudad en una camioneta, Segundo, quien va en la caja trasera, atisba por un hueco en la ventanilla cubierta con cartones y se da cuenta de que Noé está masturbando al chofer del vehículo. El golpe es brutal y, por lo tanto, las cosas cambian.
Noé y Segundo
Un retablo en su caja
         Un inicio festivo donde una familia celebra un aniversario y se coloca para una foto grupal, sirve para que Noé verifique la retención en la memoria de Segundo. Le cubre los ojos y le pide que describa, en orden definido, a cada persona con sus características físicas, colores y tipos de ropa: alternan el quechúa con el idioma castellano. Este ejercicio (que sirve de prólogo a la película), desconcierta, pero luego tiene razón de ser al mostrarse cómo servirán los detalles para crear el retablo de la familia donde cada integrante será representado por una figura creada manualmente con masa de papa, solidificada y posteriormente pintada. Serán colocados en una vistosa caja de madera con puertas en el mismo orden de la foto que se ha visto previamente. Ese es el trabajo artesanal: la representación de las personas con figurines, aparte de imágenes religiosas para dejar constancia, como si fueran fotografías, pero dentro de una tradición legendaria. En algún momento, Noé explica que los retablos se venden mucho entre los turistas. Su significado es, entonces, simbólico.
El retablo familiar:
figurines e imágenes religiosas
Los diarios transportes
         La película muestra un contraste brutal entre la idílica tradición y la realidad que no puede negarse. Ante la estricta homofobia y los cánones que debe seguir la masculinidad, Noé tendrá que satisfacer sus deseos y Segundo aprenderá que el mundo se rige por otras leyes a las que se ha acostumbrado: escucha por la noche a su madre que le pide a Noé que la posea, algo que sucede sin mayor problema, y luego le toca descubrir otro aspecto de la sexualidad en su padre. La cinta muestra los efectos de este choque emocional y cómo Segundo deberá afrontar este proceso de crecimiento personal aunque sea a través del dolor. La cinta insiste en que los cambios tienen altos costos, sobre todo cuando son radicales, pero finalmente van moldeando la experiencia personal, como las figurillas endebles que van tomando forma gracias a las manos del artesano.
El realizador Álvaro Delgado
con sus actores

jueves, 30 de julio de 2020

CONMOVER SIN SER VULGAR

EXTRAORDINARIO
(Wonder)
2017. Dir. Stephen Chbosky.
        

         Auggie (Jacob Tremblay) ha nacido con deformidad facial por lo que luego de más de veinte operaciones puede ver, respirar, oír y vivir dentro de una familia amorosa que lo comprende, pero lo ha protegido instruyéndolo en casa, desarrollando su gran inteligencia y mucho conocimiento. No obstante ahora, a los 10 años, deberá asistir a la escuela. Su madre (Julia Roberts, increíblemente contenida y conmovedora: la edad ayuda) es una mujer de temple que sabe equilibrar su amor y temor, pensando en su bienestar. El padre (Owen Wilson, igualmente cálido. como en Marley y yo) teme el resultado anímico pero debe apoyar a su mujer. Auggie es guiado en una visita a la escuela previamente al inicio de clases por tres futuros compañeros. Entre ellos, uno se convertirá en su mejor amigo Jack Will (el bello Noah Jupe de Suburbicón y Un lugar en silencio). No obstante, Auggie sufrirá los usuales rechazos o abusos de los bravucones usuales que existen en todas las escuelas primarias o secundarias junto con otro tipo de satisfacciones.


         Una cinta que pudo irse por el sentimentalismo barato y evidente se salva por su perfecto punto de vista humanitario. La gran cualidad de la trama es que a partir del personaje central se ramifica en los caracteres que se presentan a su alrededor. Dividida en cuatro capítulos que inician con Auggie, naturalmente, se sigue con la historia de Via (Olivia), la hermana mayor que está en la secundaria y quien ha sido relegada en la atención de su madre, sobre todo, debido al problema físico de Auggie. Refugiada en el amor de su abuela, ahora fallecida, no obstante se preocupa por su hermanito al cual deseó desde que tenía cuatro años: las cosas se complican ante otra pérdida, la de su mejor amiga, pero se mejoran ante la posibilidad del amor adolescente; Jack Will, niño de buenos sentimientos que no mira a Auggie como persona limitada pero quien tiene que quedar bien con sus otros compañeros; Miranda, la mejor amiga de Via, quien luego de un verano, ha cambiado sus sentimientos hacia ella para juntarse con las chicas populares de su escuela.


         Todos estos personajes tienen sus secretos y sentimientos encontrados. Via reprocha la falta de atención de su madre ante la reflexión por la realidad de su hermano. Jack Will es un niño puro que se debate entre pertenecer a un grupo, aunque sea el conformista y violento, y el encuentro con un ser igualmente bondadoso, con el cual comparte intereses. Miranda, personaje secundario, ha logrado su popularidad al hacerse pasar como su mejor amiga por lo cual debe retirarse para no revelarlo. Luego están los padres: Nate e Isabel, amorosos pero firmes, colaboradores, tienen que soportar las amenazas que presenta la realidad de su hijo cediendo ante lo cotidiano: finalmente, no siempre estarán a su lado.


         El realizador Chbosky había ofrecido previamente Las ventajas de ser invisible (2012) donde mostraba otro tipo de deformidad: la interior en un jovencito debida a los hechos de la vida (el suicidio de un amigo, el primer romance, la amistad con unos hermanos disímbolos) por lo que es natural su interés hacia esta temática que habla sobre la búsqueda de un lugar en el mundo contra todo obstáculo. Por otro lado, el reparto infantil es magnífico: Tremblay expresa todo a través de los ojos ya que su rostro se encuentra detrás de una máscara de maquillaje pétreo. Jupe es un niño talentoso que confirma su calidad y versatilidad luego de su personaje amenazado en las cintas de Clooney y Krasinski. El resto del elenco es adecuadísimo. Con todo lo comentado, pueden darse cuenta de que los adjetivos “conmovedora”, “cálida”, “edificante”, “esperanzadora” le dan sentido a esta película que no cae en el puro melodrama para cautivar a su público: todo tiene sentido, motivo y razón.

martes, 28 de julio de 2020

UN PERSONAJE AMORAL


HATER
(Sala Samobójców – Hejter)
2020. Dir. Jan Komasa.
         El joven Tomasz (Maciej Musialowski) es un estudiante de derecho que ha sido expulsado de su facultad, acusado de plagio. Tomasz, de origen campirano, ha tenido el apoyo de la acomodada familia Krasucki, viejos conocidos de sus padres, a los cuales visita y se entera, por un medio muy astuto, de lo que verdaderamente piensan de él. Tomasz pretende cortejar a la hija de los Krasucki pero luego de un acercamiento, ella lo desprecia. Tomasz requiere subsistir y encuentra el empleo adecuado para dejar salir todo el odio y resentimiento que tiene hacia la sociedad: una compañía que se dedica a crear fake news o inventar escándalos a los rivales o competidores de sus clientes. El caso principal es el candidato a alcalde de Varsovia quien, además, es apoyado por sus hipócritas Krasucki. Tomasz iniciará una perversa acción en su contra.
Tomasz 
Los Krasucki
         El realizador Jan Komasa fue nominado al desprestigiado Óscar por la mejor cinta internacional del año pasado con Corpus Christi (que puede verse en alguna plataforma) donde narraba cómo un exconvicto, confundido en sus convicciones religiosas, se hacía pasar por el nuevo sacerdote de un pueblo: era la imagen de un impostor que, no obstante, alcanzaba cierta redención por su fe. Sin embargo, en 2011, había filmado otra cinta que en su distribución mundial llevó el título en inglés de Suicide Room o Sala Samobójców donde Dominik, un joven estudiante de preparatoria sufría el acoso de sus compañeros quien luego de aceptar el beso de otro muchacho en un juego de “verdad o reto”, tenía una eyaculación al luchar con el mismo joven en su clase de deportes. Al entrar en una terrible depresión, Dominik encontraba un sitio en internet donde se reunía, por medio de avatares, con una joven que también lo incitaba a la rebeldía y luego, al suicidio.
La perversa Beata
como contraparte perfecta
de Tomasz
         Esta cinta viene a ser una segunda parte de lo que el realizador Komasa debe considerar franquicia. Así como Dominik, Tomasz entra al internet para utilizar avatares y convencer a un joven radical a que se enfrente con el candidato político. La compañía a la cual ingresa Tomasz para darle rienda suelta a su odio está manejada por Beata, quien fuera la madre de Dominik en la cinta mencionada (sin ofrecer mayores explicaciones sobre esta evolución). El resentimiento de Dominik hacia la sociedad que lo ha despreciado se refleja en la gente que humilla y considera inferior a Tomasz. No obstante, ante la sumisión y derrota de Dominik, estamos ante el orgullo y dominio de Tomasz, personaje perverso como otros vistos en el cine: sin escrúpulos ni compasión: lo mejor es usar a los otros para que te sirvan de escalones en tu ascenso social.
El candidato y la seducción
Tomasz y la joven que lo desprecia
         Komasa es uno de los directores emergentes del cine contemporáneo polaco. Todas sus cuatro películas han sido éxitos taquilleros (éste, que apenas se estrena, ganó premio en el Festival de Tribeca y seguramente alcanzará mucha audiencia a través de Netflix). Se nota su interés por el tema político aunque sea indirectamente. En este Hater están claros los prejuicios y la lucha entre conservadores y liberales. Tomasz utiliza los elementos que puede para ir destruyendo al candidato a alcalde: lo engaña para someterlo a un escándalo homosexual que tiene consecuencias contrarias a lo esperado. La relación con Beata se torna en pleito entre alimañas. Retrato de un amoral como triste metáfora de la realidad impune, cínica, en la cual ha caído el mundo.
El realizador Jan Komasa 
con su actor Maciej Musialowski


NOTA: PARA QUIENES DESEEN VER "SUICIDE ROOM" LA ENCONTRARÁN EN;
https://www.facebook.com/watch/?v=1821916391400373

domingo, 26 de julio de 2020

LA REALIDAD PURA


KUBRICK POR KUBRICK
(Kubrick by Kubrick)
2020. Dir. Gregory Monro.
         El eminente crítico cinematográfico Michel Ciment, de la revista Positif  llamó la atención, gracias a un artículo sobre su cine, del usualmente reservado y poco comunicativo director Stanley Kubrick quien nunca dio entrevistas ni hizo  promoción de sus películas. Debido a esta ventaja, Ciment tuvo la oportunidad de llevar a cabo varias conversaciones con Kubrick y pudo grabarlas. Debido a ello, publicó un libro en 1980. Ahora, el realizador francés Monro ha utilizado los audios de esas cintas, reuniéndolos con entrevistas a diversos actores de las películas, fotografías o viejas filmaciones, y así, complementar lo que se está escuchando en voz del propio, ya mítico, realizador.
El maestro Michel Ciment, uno de los pocos
críticos confiables y eruditos que permanece entre nosotros
         El objetivo del documental es llegar a una conclusión sobre la temática general de Kubrick cuando su filmografía fue breve pero diversa. Del género de guerra, terror, ciencia ficción, entre otros, se derivó una perfección técnica que no muestra academicismo ni frialdad. Los testimonios de actores o técnicos son extremos: desde aquellos que se desesperaban al punto de querer llegar a los golpes o quienes aceptaban su cuidado y entrega al oficio. Los larguísimos tiempos de filmación también se debían al detalle tanto en lo técnico como en lo material. Ya es muy conocido el uso de lentes especiales para filmar Barry Lyndon (1975) sin iluminación artificial (Marisa Berenson en el documental comenta que había momentos en que no podían moverse ni una pulgada) o los esfuerzos físicos solicitados a los actores (Malcolm McDowell en dos ocasiones se quebró costillas durante el rodaje de Naranja mecánica, en 1971).
La iluminación con velas en "Barry Lyndon"
         Ciment comenta que dentro de la imagen social que se está presentando en pantalla siempre surge algo que se encuentra oculto, subterráneo, debido a la irracionalidad (muy notorio en la tragedia de Miedo y deseo o Patrulla infernal o Cara de guerra) o porque es importante mostrar algo que se aleja de la complacencia sin dejar de ser real (Espartaco o cualquiera de sus títulos). Otra gran cualidad que tuvo Kubrick fue la selección de repartos. Él mismo comenta que no era posible pensar en Nicholson o Pacino para el rol de Barry Lyndon ya que tenía que ser alguien atractivo, joven, que mostrará el paso de los años al final. Y si uno repasa cada uno de sus títulos se da cuenta de esa precisión y buen tino para tener a las estrellas adecuadas (bellas pero talentosas: hasta el mismo Tom Cruise quedó perfecto en Ojos bien cerrados). Kubrick rodó en Inglaterra, reconstruyó el hotel de El resplandor o recreó el ambiente desolador de Cara de guerra en una vieja planta industrial abandonada en las afueras de Londres. Todo lo editó en su casa: fue un recluso, individualista, que siempre alcanzó sus fines.
         Luego del paso del tiempo, cuando Kubrick se ha vuelto lugar común y todo mundo lo menciona (aunque quizás no se hayan visto todas sus películas, ni se hayan estudiado simpatías o diferencias entre ellas, para colocarlo en su justo medio), es interesante que se muestre otro aspecto (el propio, su voz conversacional) de su obra. Luego de libros de lujo, de onerosas e itinerantes exposiciones, de múltiples ediciones de sus películas, Kubrick sigue vivo gracias a sus películas que son las que al final de cuentas, más importan. El documental termina con imágenes de películas caseras donde el regordete niño Kubrick juega con su hermana menor sin imaginar que alcanzaría sus sueños de mostrarle al mundo su realidad a través de imágenes perfectas, terribles, e inolvidables.
El realizador Gregory Monro

jueves, 23 de julio de 2020

ENTERRADORES: NO VERDUGOS


MATAR A UN MUERTO
1978. Dir. Hugo Giménez.
         Dos hombres, en un paraje alejado que bordea con el Paraná, reciben mensajes desde la capital para enterarse que llegará un número variable de “paquetes” para que dispongan de ellos. Es junio de 1978, en Paraguay, y los “paquetes” se refieren a cadáveres que sacan del río para enterrarlos en tierra y encalarlos con el fin de alejar a animales que quieran escarbarlos. Así se borran las huellas de personas desaparecidas sin que nadie jamás sepa su destino. Los hombres son Pastor (Ever Enciso) y su ayudante Dionisio (Aníbal Ortiz) quienes hablan guaraní entre ellos y en español al comunicarse con la base por un radio de onda corta. Ellos son enterradores por lo que simplemente cumplen con su trabajo de dar sepultura a los muertos. No obstante, un día se encuentran con un moribundo y comienza un dilema: ellos sepultan, no son verdugos.
Pastor
         Al inicio de la cinta, Pastor narra la historia de un perro negro que siempre está al acecho en busca de la sangre humana para lamerla pero nunca se le ha podido atrapar: escucha ruidos y piensa que es el animalejo que podría atacar en cualquier momento. Su ayudante es corpulento, sencillo, y su gran obsesión, por el momento, es saber cómo van los resultados de la copa mundial de futbol que se está celebrando en Argentina y lo pregunta a la voz que les llama desde su base o intenta escuchar algún partido en su destartalado radio portátil que tiene poco alcance. No hay mayor complicación, solamente una rutina en lo que es un trabajo. Reciben algo que se ha tornado objeto para procesar. Dionisio, de pronto, se fija en el pecho turgente que queda al descubierto en el cadáver de una mujer a lo que Pastor le recuerda que no debe perder tiempo.
Dionisio
         El encuentro con el moribundo hace que Pastor decida que Dionisio será quien lo mate. Inician los intentos sin resultados. En uno de ellos, a la lastimera víctima le da un ataque de epilepsia que asusta al inocente ayudante. No queda más que convivir con él para ir creando un ambiente humano. Se llama Mario (Jorge Román) y es una migaja de civilización en medio del ambiente de barbarie en ese bosque pleno de vegetación y cementerio involuntario. Son los tiempos de la dictadura tanto en Paraguay como Argentina. Los enterradores viven a la sombra indirecta del terror en la urbe o en el campo: la interacción con un apestado del régimen ofrece otra visión de la realidad que siempre les toca en su última fase, disminuida.
Mario
         Ópera prima del realizador Hugo Giménez en coproducción múltiple donde destacan Argentina y Francia, entre muchos otros aportadores para una industria fílmica que tardó en desarrollarse y que actualmente produce entre tres y cinco cintas anuales, muchas con apoyos internacionales, y un trío de actores que impacta. En este caso, estamos ante una de las pocas revisiones históricas que empiezan a hablar, aunque sea metafóricamente, sobre la dictadura paraguaya (Stroessner permaneció 35 años en el poder). Al ser una ficción quiere reflexionar sobre las múltiples desapariciones que ocurrieron en esos tiempos. El acecho que deviene temor o la algarabía latinoamericana con el futbol como enmascaramiento del dolor porque, fuera de ello, se siente la debilidad, la impotencia, el sometimiento a la injusticia y a la rabia callada, con escasos destellos de solidaridad.
El director Hugo Giménez

martes, 21 de julio de 2020

PASARON 20 AÑOS


FIN DE SIGLO
2019. Dir. Lucio Castro.
         Es 2019 y Ocho (Juan Barberini) llega a Barcelona para pasar unos días. Ha alquilado un airbnb para alojarse. Desde el balcón observa y ve pasar a un hombre que le llama la atención. Sale y comienza a pasear. Llega a la playa para echarse un chapuzón y ahí coincide con el hombre que ha admirado previamente. No obstante, el posible acercamiento no se da. En otro momento, nuevamente desde el balcón mira que pasa el hombre y le llama por el nombre de “Kiss” ya que es el emblema de la camiseta que porta (y será un símbolo de permanencia a lo largo de la cinta). Le invita a subir y el otro acepta. Empiezan a platicar, beben una cerveza y luego pasan a la recámara donde tendrán relaciones sexuales una vez que Ocho deberá salir a comprar condones ante la petición de Javi (Ramón Pujol) que es como se llama el otro personaje. Luego de despedirse, vuelven a encontrarse. Pasan otro tiempo juntos hasta que Ocho le dice que siente que ya se han conocido. Javi le responde que, por supuesto, hace veinte años de ello...
Desde el balcón...
El encuentro en la playa...
         En corte directo, sin efectuar cambios ni trucos en el aspecto físico de los dos hombres, la acción se traslada a 1999 para que el espectador se entere de las circunstancias en las cuales ambos pudieron conocerse: Javi era el novio de una amiga de Ocho. Se da una relación que luego termina abruptamente. La cinta muestra las consecuencias de nuestra libertad de acción. Se basa en las decisiones que se toman y que producen cambios en las existencias. Siempre estará la duda de las alternativas de vida: ¿qué hubiera pasado si en vez de haber hecho esto, hubiera hecho lo otro? Y dentro de estas posibilidades se está alabando indirectamente a la facultad que tenemos para normar nuestra vida.
La sensación de que ya se conocían...
         El realizador Castro nos muestra a un hombre que llega a Barcelona como turista. Tiene una pareja que pronto verá, pero su relación es abierta, por lo que no duda en vivir una aventura. El hombre que selecciona le comenta que tiene marido, y una hija, en Berlín, donde vive, pero ahora ha venido a pasar unos días con su familia. También su relación es tolerante y libre. Ambos encuentran puntos de conexión que facilita los momentos que vivirán en estos días. No obstante, hay una sensación extraña para Ocho que le corrobora Javi al confirmarle que se conocieron años atrás. Entonces se pasa al recuerdo y la memoria trae de vuelta lo que sucedió entre ellos y permite contrastar los cambios en las ideas y los sueños, o las modificaciones en actitudes; el temor al compromiso o la radical deserción de esas ideas y esos sueños.
         Es en este momento cuando Ocho encuentra una biografía de David Wojnarowicz (un fotógrafo, cineasta, activista en pro de la cura del SIDA, muerto en 1992) donde lee lo que le explica a sí mismo, lo que le hace alejarse de quien hubiera podido ser una pareja más: El movimiento siempre es un alivio. La llegada a un lugar me significa la muerte. Si pudiera imaginar una manera de permanecer siempre moviéndome, podría vivir en un estado de libertad perpetua.  Cuando Ocho se aleja, luego de su relación sexual, e inicial, con Javi, le deja el libro abierto en esta página, con la frase subrayada. Ha sido su selección de vida, su destino.
Ocho (Juan Barberini)
Javi (Ramón Pujol)
         No obstante, el realizador Castro no se queda en esos dos momentos reales: uno presente que se está viviendo intensamente y otro pasado que se está reproduciendo visualmente (y que siempre tendrá parte de mentira cuando la memoria dulcifica los recuerdos). Hay todavía un tercer capítulo imaginado. Se es testigo del “hubiera”. Ocho, mientras ve alejarse a Javi, piensa en su vida juntos desde ese momento de fin de siglo cuando se separaron. Entre la realidad y la fantasía se ha compartido un discurso sobre el tiempo y sus efectos en las personas, sobre lo que podemos recordar como acto de la memoria que nos ayude a proyectar el futuro, aunque este sea una ilusión.
         La cinta recuerda, en su animosidad turística y veraniega, al mejor cine de Eric Rohmer; luego, en sus imágenes finales, al cine de Antonioni (La aventura, sobre todo El eclipse): las tomas fijas sobre paisaje, sobre espacios de la ciudad, sobre el mar, sobre las luces nocturnas, sobre las estructuras de los edificios, antes de que los personajes se separen de una vez y, ahora sí, para siempre.
El realizador Lucio Castro
ofrece su ópera prima


sábado, 18 de julio de 2020

SEGÚN TE VA EN LA FERIA...

SHOWBIZ KIDS

2020. Dir. Alex Winter.
         Un documental que viene a ser la continuidad de un tema que se ha tratado en muchas ocasiones anteriores: los niños que inician una carrera cinematográfica, los efectos con el paso de los años, sus reflexiones al respecto. Si se busca en YouTube o Google, se pueden encontrar muchos datos y nombres de otros casos de antaño. La diferencia con este producto es que incorpora una nómina reciente de niños que se hicieron famosos. Por ejemplo, Milla Jovovich, Evan Rachel Wood, Cameron Boyce, Wil Wheaton, Mara Wilson entre otros, sin dejar de mencionar los casos ya más comunes y ejemplares (Brooke Shields o Jodie Foster).
         Su aportación reside en que se torna documento testimonial. El contraste entre las formas de percibir las experiencias de haber trabajado, al mismo tiempo que se estudiaba, o haber sufrido algún abuso sexual o fraude económico por el desconocimiento. El documental está muy bien organizado ya que va alternando los testimonios de cada entrevistado de manera cronológica, lo que fue ocurriendo con el paso del tiempo, la alternancia del estudio con las filmaciones, antes de pasar a las realidades del crecimiento y las dificultades o alternativas para seguir en sus carreras.
Baby Peggy
         Durante los créditos iniciales se muestran imágenes de muchos pioneros: Jackie Coogan (El chico con Charles Chaplin), Shirley Temple, Judy Garland y Mickey Rooney, pero ellos no se discuten en el documental (como he comentado, ya se ha filmado mucho sobre sus carreras infantiles). La única estrella pionera que aparece es Diana Serra Cary, quien debutó en 1920, a los 2 años de edad, bajo el nombre de Baby Peggy (y moriría en 2020, a los 101).
         Como contrapunto, el realizador Winter incluye el caso de Marc Slater, un niño de Florida cuya madre alienta su deseo de ser estrella de cine. Lo vemos asistiendo a clases de actuación, a audiciones, y cuando no ha logrado nada en la temporada alta de posibilidades para encontrar algún trabajo, regresa a su ciudad donde se le muestra como un niño normal, que juega con sus compañeros y pasa el tiempo en la escuela y en una alberca. Es una manera amable de indicar que el apoyo y la comprensión de los padres resulta sustancial (en algún momento, Wil Wheaton comenta que el motivo de las degradaciones en que han incurrido varios ex niños actores se debe al sentimiento de desprotección que pierden cuando ya no son útiles y sus padres no hacen nada al respecto).
Marc Slater
         Y finalmente, se cierra el documental con algunas alusiones a la situación explotadora de Hollywood, al movimiento de #metoo, la denuncia de la pederastia, de los peligros a los cuales se enfrentan los niños actores, donde la responsabilidad es compartida acorde con los intereses de sus padres o tutores. Fuera de este cuidado en la organización del documento, todo queda disperso,  sumergido en la ligereza, la falta de un análisis más complejo. Buen ejemplo de esa frase de La celestina que expresa: “cada uno habla de la feria según le va en ella…”
El director Alex Winter quien junto
con Keanu Reeves interpretó
"Las aventuras de Bill y Ted"

viernes, 17 de julio de 2020

LA AUTOFICCIÓN


TOMMASO
2019. Dir. Abel Ferrara.
         Tommaso (Willem Dafoe) es director de cine. Vive en Roma con su esposa, más joven que él, Nikki (Cristina Chirac) y su hija de tres años Dee Dee. A lo largo de la película se mostrará su asistencia a las juntas de Alcohólicos Anónimos (ya tiene años de abstinencia, pero no deja de participar), sus lecciones de técnicas para actores noveles o las clases de italiano que él toma con una maestra particular. Las desavenencias con la esposa, las mínimas infidelidades, las pláticas con los taxistas que lo trasladan a su casa, sus problemas con el guion que está preparando, además de sus fantasías, sus miedos, sus anhelos.
         Con muchos elementos autobiográficos, el irregular Ferrara, surgido desde finales de los años setenta con cintas de extrema violencia que crearon su reputación, propiciaron su entrada a los grandes presupuestos (y mejores repartos) y al cine de culto (Corrupción judicial, 1992; Secuestradores de cuerpos, 1993; Sin escrúpulos, 1998, por mencionar algunos títulos), ahora nos comparte su cotidianeidad y sus procesos personales en cuanto a las relaciones afectivas o sociales. Dafoe, quien ha filmado 7 (siete) películas con Ferrara (incluyendo la que siguió a este título) se ha tornado en una especie de alter ego del realizador. Además, la inclusión de la esposa e hija en la vida real del director, permite una mayor afinidad con su realidad y el discurso que desea comunicar. Se siente que estamos ante un Tommaso-Ferrara.
         Ferrara nos muestra su amor por la ciudad (Roma, a donde se mudó luego del ataque a las Torres Gemelas), las desavenencias maritales debido a la hija pequeña que interrumpe el acto sexual o la independencia de la esposa o el temor a la tragedia (ensueña una infidelidad o imagina la muerte por atropello de su hija), el orgullo de haber dejado atrás las adicciones o la enseñanza a las nuevas generaciones. Tommaso entrega su corazón, literalmente, a inmigrantes sin hogar que se reúnen en la plaza. Y eso es en realidad la película, un ejemplo fílmico de lo que se ha denominado autoficción desde el momento en que los recuerdos modifican a los hechos vividos o simplemente se establece otra realidad que se pinta ante la verdadera como aquel “pentimento” que narraba Lillian Hellman en uno de sus libros autobiográficos (trucados en partes.
         Interesante como proceso de creación. Inteligente en cuanto al manejo de sus elementos. Reiterativa en algunos de sus temas (de hecho, es bastante larga a casi dos horas de duración que no resultan ligeras), pero no se puede negar la capacidad de Ferrara para alterar a sus espectadores y saber reintroducirlos en sus confesiones cuando éstas parecen haberse salido de su atención.
Abel Ferrara y su alter ego Dafoe