PALM
SPRINGS
2020.
Dir. Max Barbakow.
Aunque se parte de una premisa ya muy explotada en
diversas ocasiones, tanto en películas como en algunas series de televisión (el
personaje atrapado en cierto día del año que vuelve a repetirse cada día), esta
cinta viene a demostrar que no es tan importante lo que digas (ya todo se ha
contado) sino la manera como lo hagas. De ahí se deriva la efectividad de una
narración que vuelve a deslumbrar y a atrapar a quien la recibe, aunque ya no
sea novedad. Desde aquella fantástica y sarcástica crítica de la vida rutinaria
Hechizo del tiempo (1993, Ramis) o la trágica realidad de Ocho
minutos antes de morir (2011, Jones) o la ciencia ficción de Al filo del
mañana (2014, Liman) o el juego macabro de Feliz día de tu muerte (2017,
Landon) o el pretexto para la corrección personal del novio indolente en Desnudo (2017, Tiddes) hasta llegar a esta comedia romántica.
Nyles (Andy Samberg, carismático) es el novio
desparpajado de Misty, a la cual acompaña ya que en ese día se casará su
hermana menor. Lo veremos en la piscina del hotel en el cual se hospedan y más
tarde, en la boda, donde Nyles rescata a la hermana mayor, Sarah (Cristin
Milioti) de dar un discurso que no traía preparado. Esto lleva a que más tarde
ambos se encuentren en el desierto donde Nyles será repentinamente atacado por
Roy (J.K. Simmons) quien le atraviesa con unas flechas. Sarah se asusta, ambos
hombres pelean y se meten a una caverna. Nyles le grita a Sarah que no entre en
ese lugar pero ella lo hace de todas maneras. A la mañana siguiente, Nyles
despierta para encontrarse en la misma situación del día previo. Sarah
despierta para darse cuenta que la boda aún no se ha realizado. Busca a Nyles
para que le explique lo que ha sucedido.
Así inicia una serie de repeticiones del mismo día
que hacen que ambos personajes inicien una relación que hará que cometan diversas
variaciones a las cuales no dan importancia ya que, de cualquier manera, el día
volverá a repetirse: borrón y cuenta nueva. Aunque Nyles insiste en que el
dolor no logra evitarse, ambos morirán de diversas formas (estrellándose en un
aeroplano, chocando contra un tráiler). Cada día cambiarán los hechos de la
boda, aunque en el caso de Sarah es para encontrar motivo o momento para volver
a su estado normal, algo que Nyles piensa imposible. No obstante, encontrarán
el amor.
Es obvio que una trama de esta naturaleza presenta
discrepancias lógicas porque se supone que cada persona fuera de este universo
repetitivo sigue adelante con su vida. Igualmente, el paso de vida a muerte
debería significar el final de algo que nunca se da. No obstante, el espectador
debe sumergirse en el aspecto fantástico y aceptar los absurdos o las
incongruencias del asunto. La misma solución resulta difícil de creer pero el
hecho de pensar en la libertad de mover las piezas de la realidad como a uno se
le antoje (cambiar de parejas, explorar la sexualidad, jugar con la muerte, aprovechar
la experiencia para explotar a los demás) es lo que vuelve atractiva a la
película: sobre todo si se le añade la gracia y falta de seriedad de sus
personajes que se logran gracias a un reparto atractivo.
El guionista Andy Siara
y el director Max Barbakow (d.)
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